Esta empresaria, esposa y madre habla sobre el apoyo que recibió de sus colegas hombres y mujeres para crecer como profesional.

Caterina Costa, empresaria, esposa y madre habla sobre el apoyo que recibió de sus colegas hombres y mujeres para crecer como profesional. Foto: Joffre Flores / Líderes

Caterina Costa: 'Hoy tenemos a mujeres en espacios que antes ni soñábamos'

3 de enero de 2019 08:52

Sobre una de las tres mesas de trabajo que hay en la oficina de Caterina Costa se encuentran las tres ruedas enlazadas que simbolizan la industria, el sector en el que lleva involucrada como empresaria y, desde hace dos años, como presidenta de la Cámara de Industria de Guayaquil.

Su elección al frente del gremio marcó un hito: fue la primera mujer en llegar a ese cargo.
Costa dio sus primeros pasos como empresaria a los 28 años, cuando empezó a representar a la empresa familiar Poligrup SA. Por eso sabe que las mujeres ganan más espacio en el mundo de los negocios. Hoy, a sus 51 años desea seguir aportando.

El valor de ser diferente

“Las mujeres muchas veces nos enfrentamos al techo de cristal y a veces sentimos que es un límite, pero no lo es. En mi caso, afortunadamente, tengo el apoyo de mi esposo. Él siempre me ha apoyado para sacar en mí a la mujer emprendedora, la mujer profesional, la mujer empresaria.

Muchas veces nos toca ayudarnos entre mujeres para incursionar en ciertos espacios profesionales, porque a veces sentimos que hay ese límite.

En mi caso, muchas veces fueron los hombres los que me ayudaron: mi padre, mi marido, mis pares en los gremios que me dijeron: “¡Tú sí puedes!”. Yo muchas veces les dije: “Es que yo soy diferente, no soy como ustedes”. Me contestaron que “no, eso es lo que queremos, alguien diferente”.

Las mujeres pueden crecer en todos los campos. En la Cámara tenemos socios que están incorporando mujeres en espacios que antes jamás soñamos. En la industria cementera está la primera mujer en una mezcladora, por ejemplo”.

El rol en la Cámara

“Tradicionalmente en la Cámara los presidentes han sido personas con una personalidad muy fuerte, duros. Personas a quienes los problemas no sobrepasaban. En cambio, a las mujeres los problemas nos llegan al corazón.

En la Cámara de Industrias yo encontré caballeros que me ayudaron, me apoyaron y me dieron la mano; algo que no sucede en todos los espacios.

Aquí existe un sinnúmero de servicios y lo que buscamos ahora es que los productos en el país tengan mayor valor agregado. Es decir, que no exportemos solo cacao, sino que podamos exportar con un proceso adicional que te permita llegar a un semielaborado o a un chocolate”.

Cinco facetas por balancear

“El tema gremial llegó a mí por una casualidad no grata. Cuando mi hermano mayor falleció, yo trabajaba en la empresa familiar y mi papá me dijo: Tú ahora vas a representar a la familia en los gremios. Entonces yo le pregunté cómo lo haría. Allí surgió entonces el asunto del techo de cristal y mi papá me repitió: Dale, tú sí puedes, tú vas a ir.

Somos cuatro hermanos. Mi hermana vive afuera del país y mi hermano nunca tuvo mucho interés. Podría decir que sin querer se fue armando mi proyecto de vida y ahora lo veo de una forma más teórica porque aprendí que uno tiene cinco facetas: lo personal, lo familiar, lo profesional, lo social y lo trascendente. Entonces uno tiene que hacer un balance e irlo delineando.

En mi caso tengo un pie en lo profesional y un pie en lo trascendente porque aquí en los gremios buscamos dejar una huella para un país mejor. En cambio a mis amigas les digo que tengo poco tiempo para reunirme. Ellas lo saben y me esperan.

La parte social no la tengo muy balanceada porque cuando tengo tiempo lo enfoco hacia mi familia, que es lo que más me llena”.

Buscar mentores y modelos

“Yo creo que las mujeres a veces no nos damos cuenta de lo que tenemos alrededor. Por eso recomiendo buscar a otras mujeres que puedan ser ejemplo. Uno puede utilizar ese modelo para cumplir su sueño.

Yo tengo varios ejemplos, como mi abuela materna. Ella enviudó y se quedó a cargo de cuatro hijos. Fue a trabajar al mercado vendiendo baúles. Allí conoció a mi abuelo y se volvió a casar y tuvo cuatro hijos más. Mi abuela trabajó hasta los 102 años.

Buscar mentores también es aconsejable. Yo considero mentores a Antonio Baduy y Francisco Alarcón. Este último me dijo: “Ven y sé mi vicepresidenta (en la Asociación Ecuatoriana de Plásticos), después me dijo: “Tú también puedes ser presidenta”. Yo pensé que no lo podría lograr por mis hijos y mis estudios de maestría.

Tener mentores que te guíen ayuda mucho porque te dan ideas, consejos, incluso cuando uno no está dispuesto a escucharlos”.