El cedazo sirve para diseñar y confeccionar artículos y accesorios. Foto: LÍDERES

El cedazo sirve para diseñar y confeccionar artículos y accesorios. Foto: LÍDERES

El uso del cedazo aumenta con los artesanos de Guangopolo

14 de abril de 2016 11:51

Lo que empezó como una tradición de toda una población hoy vive una evolución. El cedazo, aquel tejido elaborado con pelo de caballo, se utiliza ya no solo para las tradicionales cernideras; ahora es la materia prima que sirve para diseñar y confeccionar artículos y accesorios como cinturones, cepillos de ropa, aretes, plumeros, limpiabotellas, lienzos para pinturas, entre otros.

Esta diversificación en el uso del cedazo se dio por una necesidad de los artesanos que trabajan con este material. Así lo explica Marco Cumanicho, presidente de la Junta Parroquial de Guangopolo, población que tiene hoy en día cerca de 3 500 habitantes.

El dirigente detalla que el cedazo servía desde la Colonia para elaborar cernideras que tenían distintos usos. “Pero hace 30 años con las nuevas tecnologías estas cernideras dejaron de ser utilizadas y la tradición del pueblo estuvo en riesgo de desaparecer”.

Antes, agrega Cumanicho, casi toda la población de esta parroquia ubicada al oriente de Quito se dedicaba a la confección de las cernideras de cedazo. Actualmente, no son más de 60 personas las que trabajan en esta actividad artesanal que requiere de paciencia y habilidad en las manos.

Por eso la Junta Parroquial armó una campaña de promoción del cedazo que incluyó la construcción de un centro del cedacero. Esta suerte de museo y taller sirve para explicar a los visitantes la historia del cedazo. Se levantó en el 2011 con una inversión aproximada de USD 200 000.

Allí, un grupo de 12 artesanos (11 mujeres y un hombre) mantienen viva la tradición de Guangopolo. Ellos elaboran una variedad de artículos que los exhiben a los turistas nacionales y extranjeros, que llegan al edificio ubicado a dos cuadras del parque central.
Una de las artesanas que elaboran accesorios es Leonor Sofía Cuje, quien aprendió la técnica de tejido de su madre. Ella va todos los miércoles, de 09:30 a 13:30.

Leonor Sofía Cuje es una de las artesanas que trabajan con el cedazo en Guangopolo. Ella aprendió esta técnica de tejido de su madre. Foto: Foto: Pedro Maldonado / LÍDERES

Leonor Sofía Cuje es una de las artesanas que trabajan con el cedazo en Guangopolo. Ella aprendió esta técnica de tejido de su madre. Foto: Foto: Pedro Maldonado / LÍDERES

En esas cuatro horas selecciona el pelaje del caballo que va a utilizar y que por lo general compra en haciendas de Píntag, Pifo o Machachi o a proveedores; luego la lava con jabón de ropa, la hace secar y empieza a trabajar.

Para elaborar una cernidera grande esta artesana se demora tres horas. Pero ella reconoce que estos objetos tienen menos demanda hoy en día y por eso optó por elaborar pulseras, cinturones y otros artículos pensando en hombres y mujeres de todas las edades. “Mis hijas no quieren aprender la técnica. Dicen que prefieren estudiar una profesión distinta”, cuenta Cuje.

Pero esta mujer no se desanima y detalla con gusto los procesos que sigue en la elaboración de los accesorios. “Es un trabajo laborioso que es parte de la identidad de Guangopolo” .

El titular de la Junta Parroquial agrega que la idea que tienen los artesanos y las autoridades es vender a la población como la capital del cedazo. “Queremos que se lo declare Patrimonio Cultural Intangible del Ecuador, tal como se hizo con la paja toquilla hace unos años”, dice Cumanicho, mientras indica con orgullo las instalaciones del centro que también es un mirador de la parroquia.