Redacción Quito
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Las cenas románticas se preparan en el hogar

Una cena romántica, cocinada por un chef profesional, servida al detalle por un mesero, pero en su propia casa es parte de los servicios que ofrece Löffel (cuchara en alemán).

La idea de hacer un negocio de catering y eventos nació, hace un año, de Diego Albuja y Alejandro Tabango. Ellos se conocieron en las aulas de la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE), en el 2008.

Con USD 10 000 de inversión familiar y ahorros arrancaron su primer catering. “Estábamos muy nerviosos, porque es distinto cuando hay que mandar y dirigir”, recuerda Albuja. El trabajo se hizo para la recepción de un bautizo, con 120 invitados.

Luego vinieron bodas, baby showers, primeras comuniones, eventos corporativos, pero son las cenas personalizadas lo que les distingue en el mercado.

Albuja y Tabango trasladan la comodidad y elegancia de un restaurante a los hogares. Se encargan de la comida, decoración, el servicio (a través de un mesero), la música y, al terminar, dejan la cocina y la mesa completamente limpias.

Para Bruno Yanuzzelly, este “es muy buen servicio, agradable como en un restaurante de gama alta en casa, y esto da una mayor privacidad”. Él contactó a Löffel a través de Facebook y ha utilizado sus servicios en dos ocasiones.

Una opinión similar tiene Byron Durán. Comenta que la cena personalizada es “genial”, pues incluye una muy buena comida, presentación y servicio. “Fue una sorpresa para mi esposa por su cumpleaños. No se esperó que un chef, con todo su equipo y sus instrumentos, vaya a casa y preparen comida gourmet”. Además, Durán ocupó el catering para un evento empresarial, con unas 250 personas, que lo realizaron con igual “profesionalismo y calidad”.

La participación de estos socios está presente en cada detalle. Ellos se encargan desde el traslado del mobiliario, vajilla, cristalería, la puesta en escena, la decoración, la comida, el servicio...

Su centro de trabajo está ubicado en la vivienda de Albuja. Allí se equipó un lugar con los instrumentos necesarios de una cocina profesional y una bodega, hasta poder adquirir un sitio propio.

Para los eventos, Löffel también cuenta con el apoyo de estudiantes de la UTE, quienes realizan pasantías en esta microempresa, en donde además de experiencia reciben un pago, dice Tabango.

Löffel factura entre USD 3 000 y 5 000 al mes, dependiendo de la cantidad de eventos. En promedio atienden unos ocho al mes. “Nosotros vendemos elegancia en el servicio, que sea personalizado y la calidad de la comida”, dice Albuja. Y Tabango añade que “lo más difícil es el reconocimiento en una industria competitiva como la del catering”.