Ligia Bastidas es la propietaria de Coco Stetic. Ella realiza una mascarilla facial a la cliente Paola Bastidas. Foto: Juan Carlos Pérez

Ligia Bastidas es la propietaria de Coco Stetic. Ella realiza una mascarilla facial a la cliente Paola Bastidas. Foto: Juan Carlos Pérez

Ella montó su centro estético con dedicación

28 de diciembre de 2016 12:22

El emprendimiento nació hace tres años en una de las habitaciones de la casa de Ligia Bastidas, en Santo Domingo de los Tsáchilas.

Ella cursaba el último módulo de cosmetología en el Centro de Formación Artesanal Nuevo Israel, de Santo Domingo. La joven adecuó una camilla junto a sus productos de belleza. Primero le hacía mascarillas faciales a su familia. En menos de dos meses, también las realizaba para sus amigas y vecinas del barrio.

Después ellas recomendaron el trabajo de Bastidas con otras amigas y la clientela aumentó de 10 a 30 pacientes en seis meses.

Eso hizo que poco a poco la habitación se hiciera más pequeña para el negocio. “Apenas me gradué empecé a soñar con tener un local para atender a mis clientes”.

Entonces, Bastidas reunió USD 3 000 y alquiló un local que se convirtió en el centro estético Coco Stetic. El estilo de la decoración se relacionó con las palmeras de coco y el color verde. “Las palmas son resistentes hasta a los desastres naturales. Así me proyecté. Tienen la fortaleza para soportar cualquier obstáculo”.

Bastidas señala que los primeros meses en el nuevo local fueron difíciles por los gastos como el arriendo y los servicios. Por eso decidió implementar estrategias de publicidad. Una de esas fue probar con las redes sociales.

Bastidas creó una cuenta en Instagram y otra en Facebook. En esos canales empezó a subir fotografías con consejos para cuidar la piel. También, promocionaba los servicios del centro estético, que se especializa en depilación facial y corporal y en mascarillas humectantes, para las arrugas o manchas, entre otras.

Andrea Narváez conoció de Coco Stetic por medio de las redes sociales. Ella recuerda que hace dos años tenía problemas de resequedad. “Buscaba en Facebook páginas de consejos y encontré la cuenta. Enseguida me enganché porque tenía consejos y también publicaciones cómicas”.

La plataforma virtual le ha permitido expandir su clientela de unos 60 a 200 clientes fijos.
Por eso, debió cambiarse nuevamente de local. Ahora se ubicó en el centro de Santo Domingo. “Es un lugar más accesible para las clientas”. En el nuevo local se invirtieron USD 5 000. Eso debido a que se implementaron servicios como el aire acondicionado, se adecuó una sala de espera y se dividió otros espacios para camillas y tratamientos faciales.

Otra de las estrategias fue crear las Cococards, que son tarjetas que premian la fidelidad de las clientes. Luego de cinco sesiones consecutivas, la sexta es gratuita para quien tenga la tarjeta. Además, Bastidas regala muestras de productos para la piel. “Me interesa que las personas se sigan cuidando la piel en casa. Para que los tratamientos den resultado”.
Paola Bastidas es clienta desde hace tres años porque confía en los conocimientos de la emprendedora. “Si tenemos un problema en la piel y ella no lo puede tratar es honesta y nos dice la verdad”.

Bastidas señala que hay procedimientos que deben realizarse bajo la supervisión de un médico. “Yo soy auxiliar en enfermería, pero eso no me certifica para hacer tratamientos invasivos, que causen daños irreversibles a la piel”, dice esta mujer.