Catalina Sosa (directora de Sinchi Sacha) y Manuel Toaquiza (artesano) muestran las tradicionales máscaras elaboradas en Tigua (Cotopaxi). Foto: Julio Estrella / LÍDERES

Catalina Sosa (directora de Sinchi Sacha) y Manuel Toaquiza (artesano) muestran las tradicionales máscaras elaboradas en Tigua (Cotopaxi). Foto: Julio Estrella / LÍDERES

El comercio justo destaca en su tienda

10 de abril de 2017 15:23

Caminar en las instalaciones de la Fundación Sinchi Sacha es una aventura. Cada espacio está decorado con un producto diferente, lleno de identidad, cultura, historias y vidas.

Ubicado en el barrio de La Mariscal, en el centro-norte de Quito, la casa abrió sus puertas con el objetivo de rescatar las artesanías ecuatorianas y las manos que labran cada uno de los objetos que se exhibe en vitrinas y paredes.

Los chales elaborados en telares, los sombreros de paja toquilla, los sacos y las camisas andinas, las máscaras de Tigua, las joyas, las pinturas son algunas de las artesanías que se adquieren en el interior de esta casa, que también tiene piezas de exhibición (Museo Etnohistórico Mindalae).

La directora ejecutiva de la Fundación, Catalina Sosa, recuerda cuando abrieron por primera vez las puertas de la casa esquinera, en 1991. Los primeros productores que dejaron sus artesanías fueron de localidades de la Amazonía; tiempo después la oferta se amplió con productos de artesanos de la Sierra y la Costa del país.

Hoy suman 180 productores que confían en Sinchi Sacha para la comercialización de sus productos. “Nosotros apostamos al comercio justo y apoyamos al pequeño productor a que desarrolle mercados para sus productos”, dice Sosa.

Los artesanos llegan generalmente los jueves para ofrecer sus productos o abastecer al local. Manuel Toaquiza, oriundo de Tigua (Cotopaxi), es un artesano que trabaja máscaras de madera, pinturas de su localidad y más artesanías. Las primeras son su especialidad, ya que realiza animales como lobos, tigres y el tradicional Diablo Huma.

Este artesano de 45 años, quien trabaja junto con sus hijos, apostó por dejar su producto en el ‘showroom de artesanías’ de la Fundación porque es una ventana para que los turistas nacionales y extranjeros conozcan y compren “lo nuestro”, señala.

La Fundación tiene dos tiendas para ofrecer el producto de los 180 artesanos: el ‘showroom de artesanías’ y Tianguez, una tienda ubicado en los bajos de la plaza de San Francisco, en el Centro Histórico.

Los productos más comercializados en esta galería son las cobijas, los chales o las mochilas elaborados en telares; estos vienen desde Otavalo (Imbabura). Incluso se ofrecen réplicas de artesanías, sillas chamánicas y otras. Los precios van desde USD 1,50 hasta los 300.

“Cualquier producto es de calidad por lo que los ecuatorianos debemos apreciarlos”, afirma Sosa, quien aseguró que el ingreso de personas llega a unas 60 personas al día.
La promoción de este tipo de espacios es fundamental para la Fundación para que hayan más personas que ingresen al museo y al ‘showroom de artesanías’. Ante esto emprendieron un proyecto con instituciones educativas para que los niños y adolescentes conozcan lo que es Ecuador y las historias tras estos productos.

Con este anhelo, además, harán una nueva inauguración de productos comestibles y cosméticos. La miel, el café o el chocolate son algunas de las delicias que se colocaron en este espacio que maneja el concepto de comercio justo.

En el tercer piso hay un estand de productores de Manabí, que traen conservas. También hay un sitio destinado al aromático café de Íntag (Imbabura). “El objetivo además es que los productores exporten sus productos a nuevos mercados como el europeo”.
Los recorridos por esta casa de comercio justo se realizan de lunes a sábado (de 09:30 a 18:30).