Redacción Quito
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Su creatividad se traslada a la pastelería

Los héroes de las series de televisión o los personajes infantiles son algunas de las imágenes que la firma Panificadora Superior muestra en sus creaciones pasteleras, desde hace 17 años.

Este negocio, ubicado en el Centro Histórico y constituido en agosto de 1996, comenzó como una pequeña panadería en San Rafael (suroriente de Quito). Su propietaria, Elena Galárraga, cuenta que en la actualidad el negocio ha crecido y hoy brinda servicios de cafetería, pastelería, panadería y ‘catering’.

Entre las instituciones a las que brinda sus productos y servicios están el Ministerio de Salud, el Municipio de Quito, la Fundación VIHDA, entre otras. “Trabajamos con un público exigente y por esa razón nuestro personal está en constante capacitación”, dice Galárraga.

El servicio más popular que ofrece es el de pastelería decorativa. Desde tasas comestibles hasta camas con almohadas y sábanas de dulce, cualquier diseño no es un reto para la empresa.

Fernando Fuentes, cliente de Panificadora Superior, cuenta que solicitaron un pastel de Alicia en el País de la Maravillas para la fiesta de 15 años de su hermana. “Ellos se encargaron de la movilización y realizaron desde el árbol de dulce hasta las tarjetas comestibles que iban integradas en el pastel. Incluso los personajes eran de dulce. Fue un éxito”.

El proceso de elaboración de un pastel decorativo dura entre 10 y 15 días. Para iniciar el diseño se debe determinar el tono, la masa, el modelo y el número de personas. Algunos de los pasteles deben llevar aditamentos estructurales adicionales. “Por ejemplo, para pasteles a desnivel, se arma desde la base para que el diseño quede perfecto y se elabora una estructura interna para que sostenga al pastel”, explica Galárraga.

El costo de estos pasteles varía entre USD 300 y 500, para unas 200 personas. Esto dependerá de la complejidad del diseño y si se integran diseños mecánicos. “En algunos pasteles incluso integramos cascadas mecánicas y escaleras para mejorar el diseño”. El precio promedio de los pasteles convencionales es de USD 1,50 el pedazo. “Nuestra meta es atender a todos los mercados”.

El servicio de cafetería es otro valor agregado que ofrece la Panificadora. En el local del Centro Histórico, los dueños y sus 10 empleados tienen conocimientos básicos de idiomas como el francés, inglés, italiano, holandés y alemán, como un recurso para brindar un mejor servicio a los extranjeros. “Nuestros clientes en el Centro Histórico salen tan a gusto que incluso se llevan nuestros productos al extranjero”, dice Galárraga.