En el 2020, después de seis años de permanecer bajo análisis en la Función Legislativa, al fin se aprobó la Ley de Emprendimiento e Innovación. Transcurrido un año desde que se aprobó la ley, aún hay temas pendientes para sacar el máximo provecho a esta normativa.

De 17 instrumentos que se plantean para impulsar la creación de negocios en el país, están operativos cinco; es decir, un 30%. Uno de los mecanismos que se crearon con la ley es el Registro Nacional de Emprendimiento (RNE); sin embargo, en más de un semestre de vigencia apenas se han registrado 157 iniciativas.

La Ley también definió la creación de nuevos tipos de crédito, pero la Junta Financiera aún no ha resuelto el tema. Además, la norma fijó procesos simplificados para la creación de firmas mediante las Sociedades de Acciones Simplificadas (SAS). Este mecanismo fue uno de los que más rápido se operativizó. Según la Superintendencia de Compañías, esta modalidad permitió a pequeños negocios formalizarse. De mayo del 2020 a enero pasado se registraron 4 764 firmas de este tipo en el país.

Por todo ello, es vital difundir más los alcances de la norma.