Daniel Lederman  obtuvo el BA en Ciencias Políticas de la Universidad de Yale, además de su MA y Ph.D de la School of Advanced International Studies (Escuela de Estudios Internacionales Avanzados) de la Universidad Johns Hopkins. Se integró al Banco Mundi

Daniel Lederman obtuvo el BA en Ciencias Políticas de la Universidad de Yale, además de su MA y Ph.D de la School of Advanced International Studies (Escuela de Estudios Internacionales Avanzados) de la Universidad Johns Hopkins. Se integró al Banco Mundial en 1995. Foto: Cortesía

Daniel Lederman: ‘La región está en un proceso de ajuste’

6 de abril de 2016 15:51

En un primer vistazo, ¿cuál ha sido el desempeño de la economía mundial en este primer trimestre del 2016?

Es un panorama mixto que presenta ciertos riesgos. Es mixto, porque por un lado, vemos que la economía de EE.UU. sigue generando empleo, ingresos, generando consumo, está creciendo entre 2 y 3% al año. Por otro lado está China, que sigue un proceso de desaceleración gradual, ha bajado de un promedio anual de crecimiento de 9, 10% al año a un ritmo entre 6 y 7%, y esa desaceleración provoca repercusiones en la economía global. Además, Japón y las economías que forman la UE, siguen más o menos estancadas. Europa está creciendo entre 1 y 2% al año y Japón, en 1%. Tenemos dos motores de la economía global, pero China en un proceso de reestructuración, con un crecimiento más bajo al que estábamos acostumbrados.

Con base en este diagnóstico mundial, ¿cómo se perfilan las perspectivas del Banco Mundial para este año?
Oficialmente aún no hemos hecho nuestros análisis de proyección macroeconómica. Lo que sí hemos estado haciendo es viendo las expectativas de mercado, de la gente de los bancos de inversión, que nos están diciendo sobre sus expectativas de crecimiento mundial, que son más o menos las que mencionamos para las grandes economías. Para el caso de América Latina, hay una gran heterogeneidad de expectativas de los participantes de los mercados.

¿Qué se puede esperar de China en este proceso de reestructuración interna?
China está en un proceso de transformación estructural que en algún momento va a ser una economía distinta en el sentido de que el peso de la inversión total como porcentaje del PIB está cayendo, el porcentaje de las exportaciones también va a caer asociado con el tema de la inversión. Lo que ha pasado es que la tasa de inversión ha caído gradualmente y las tasas de consumo se han mantenido en los mismos niveles, relativamente bajos, en proporción al PIB chino. Por eso el PIB, como un todo, ha ido desacelerándose.

Varias de nuestras economías han establecido más relaciones con China, a través de créditos o inversiones. ¿Cómo afecta este escenario chino para América Latina?
Estamos bastante seguros que lo que está pasando a China está afectando a Latinoamérica de forma contundente, pero de maneras heterogéneas. Muchas de las economías de Sudamérica tienen alta dependencia de los precios de las materias primas, tanto para sus exportaciones y para la cuenta corriente, para el sector público. En contraste, los países de Centroamérica y el Caribe y en menor grado México (por su dependencia fiscal del petróleo, aunque su canasta es bastante diversificada), no se ven afectados por la caída de las materias primas, porque son importadores netos de esos productos y se están beneficiando del hecho de que los precios de los hidrocarburos han bajado.

A propósito de hidrocarburos, ¿qué expectativa tiene el Banco del precio del petróleo y la preocupación que genera en los países cuyos ingresos dependen del petróleo? Hay países que esperan que suba.
A grandes rasgos, se espera que en los próximos dos, tres o cuatro años, el precio del petróleo pueda llegar a un nivel promedio de entre 40 y quizás, si hay suerte, hasta 60 dólares por barril, según la calidad. Pero más que proyecciones, lo que nos tiene convencidos es que los precios del petróleo no van a subir a los niveles que observamos hace cinco años, por factores estructurales en el mercado mundial de energéticos.

¿Por qué?
En primer lugar está el hecho de la desaceleración de China que implica que consuma menos materias primas y eso empuja a la baja los precios. Por el lado de la demanda, además Japón y Europa están estancados. No se ve en el horizonte de dos o tres años, un gran auge de la demanda. Por el lado de la oferta, tenemos un cambio tecnológico que muchos los reconocen como el ‘fracking’, que ha ayudado a reducir los costos y a aumentar la oferta, sobre todo de Norteamérica, Canadá y EE.UU.

¿Cómo está América Latina en este primer trimestre y cuál es el impacto que produce Brasil en la región?
Brasil es el prototipo de las economías de Sudamérica que está en una situación complicada. Durante el auge de los comodities, creció a tasas medianamente buenas, pero el sector público y el privado no ahorraron en términos reales, y cuando caen los precios de los comodities, enfrenta dos retos: se abren brechas en la cuenta externa y brechas en las cuentas fiscales. Además, la inflación está por encima de las metas y el Banco Central, en el primer trimestre, ha comenzado a subir las tasas de interés y la tasa de cambio se deprecia. Es una situación difícil.

¿Y el resto de la región?
Sudamérica está en un proceso de ajuste, por su dependencia de los comodities y en algunas economías, por su dependencia de la demanda brasilera. Esto implica que varias cosas vayan pasando en el tiempo, a distintos ritmos. Hay países como Chile, que han logrado achicar los déficits en cuenta corriente; también con malas noticias, porque ha habido un derrumbe en la inversión privada, que ha bajado las importaciones y ha hecho que la brecha externa se achique en una manera bastante súbita. Brasil está en aprietos. Argentina está en una situación especial por el cambio de Gobierno, con un programa nuevo de políticas económicas, en lo financiero y comercial. Si logra reintegrarse en los mercados de capitales va a poder respirar por un tiempo, pero en general se espera en Argentina un crecimiento negativo o crecimiento cero.

¿Cuál es el escenario para países como Colombia, Perú?
Son economías que relativamente se encuentran mejor. Pero igual, en el caso colombiano, tiene una gran dependencia de los precios de los hidrocarburos y está en un proceso de ajuste fiscal. En el caso de Perú, los agentes esperan que crezca entre un 3 y un 4% real; ha mantenido esos niveles de crecimiento, porque ha ahorrado mucho durante el ‘boom’ y está logrando mantener ciertos ritmos de inversión pública y privada.

¿Qué lectura tiene sobre Ecuador, que también ha ajustado su Presupuesto y a través de nuevos impuestos busca salidas financieras?
Ecuador, como muchas de las economías de Sudamérica, está entrando en un proceso de ajuste que es inevitable, por eso el Gobierno ha estado reaccionando. El sector público sí ahorró durante el ‘boom’ y mantuvo un ritmo bastante acelerado de inversión pública. Sin embargo, este momento tiene que hacer ajustes, porque cuando se tumban los precios de los hidrocarburos le crea huecos en los presupuestos y esa inversión que se hizo durante el ‘boom’, no es líquida. No se pueden vender las carreteras para conseguir liquidez, para poder seguir financiando las cuentas fiscales. Entonces, el Gobierno está entrando en un proceso que es inevitable de ajuste, que implica un menor crecimiento por dos razones, porque el país es menos rico que cuando el precio del petróleo estaba en 100 dólares por barril y porque tiene que hacer ajustes fiscales y eso implica una contracción en el sector público. Estos ajustes son necesarios, porque el mundo cambió y no va a volver a lo que era hace cuatro años.

Una síntesis de su CV

La formación
Daniel Lederman (Chile) obtuvo el BA en Ciencias Políticas de la Universidad de Yale, además de su MA y Ph.D de la School of Advanced International Studies (Escuela de Estudios Internacionales Avanzados) de la Universidad Johns Hopkins. Se integró al Banco Mundial en 1995.