Vicente Wong Naranjo, vicepresidente ejecutivo de la firma bananera Reybanpac. Foto: cortesía

Vicente Wong Naranjo, vicepresidente ejecutivo de la firma bananera Reybanpac. Foto: cortesía

Vicente Wong Naranjo: ‘El 2021, un año de grandes desafíos’

22 de octubre de 2020 12:23

El vicepresidente ejecutivo de la firma bananera Reybanpac, Vicente Wong Naranjo, explica los retos a los que se enfrentará el sector el próximo año y resalta su aporte a la economía. Reitera la necesidad de lograr acuerdos para empujar las exportaciones.

El último trimestre del año siempre es decisivo para el sector bananero, por la definición de contratos y fijación del precio de la caja de la fruta. ¿Cómo se están moviendo antes del cierre de año?

Estamos analizando cada situación por la que ha transitado el sector, como la caída de precios y la sobreoferta de fruta. Por ejemplo, este año no ha habido una temporada alta, producto de la pandemia. El mercado ‘spot’ o de venta emergente ha estado muy por debajo del precio mínimo de sustentación (PMS), que es de USD 6,40. En los últimos 16 años este escenario solo se ha presentado tres veces. La cantidad de oferta que existe en el mercado mundial también marca un escenario complejo. No solo Ecuador tiene picos de producción sino también Costa Rica, Guatemala y Colombia. Toda esa fruta la han tenido que procesar los mercados del Mediterráneo y de Oriente Medio y eso se ve reflejado en los precios.

¿Los cuellos de botella que hubo en los picos de la emergencia se han superado?
Se han ido solucionando. Los gremios y las autoridades hicieron un buen trabajo al habilitar corredores logísticos para evitar paras en sectores prioritarios. Además, el hecho de haber pasado una paralización previa en octubre del 2019, por el paro nacional, nos sentó bases para saber cómo coordinar y atender de forma más ágil los inconvenientes que se pudieran presentar. El ausentismo fue disminuyendo a medida que fue bajando el pánico. Los departamentos de salud de las fincas fueron puntos claves para dar seguridad a los trabajadores.

En medio de la sobreoferta de fruta, ¿qué factores se considerarán para la fijación del precio de la caja para el 2021?
Más que factores, la industria debe ajustarse a las nuevas realidades si queremos seguir compitiendo en otros mercados. Para lograrlo se necesita un precio que permita tener ventaja frente a otros países, porque ese valor es el que se transa en el exterior.

¿El sector exportador tiene propuestas para ese precio?
Lo razonable sería que no se eleve el precio, pero lastimosamente casi nunca hay consenso entre productores y exportadores. La fijación del precio es un tema político, porque lo decide el ministro del ramo, en este caso Agricultura. Lo que hemos reiterado es que hay una nueva realidad y a eso debe ajustarse todo el sector.

Pero siempre ha existido una disyuntiva entre exportadores y productores, por el precio de la caja, ¿por qué?
Porque siempre los exportadores tratamos de explicar que los precios deben ajustarse a lo que el mercado da.

Los productores rechazan la postura de grandes exportadoras, porque dicen no entender al pequeño bananero.
Se deben analizar todas las aristas. Lo que se ha vivido este año no tiene comparación con el 2019. Se debe medir la realidad del mercado y la de todos los jugadores. Por ejemplo, cuáles ofrecieron más seguridades, cuáles cumplieron contratos y cuáles pagaron el precio mínimo de sustentación.

Entonces, el escenario es diferente al del año pasado...
Totalmente diferente y eso es lo que se debe analizar de forma transversal en el sector porque somos una cadena.

¿Cuáles son los nuevos desafíos con los que tendrá que lidiar el sector en el 2021?
El Pacto Verde o ‘Green Deal’ que se impulsa desde la Unión Europea es un reto enorme que impactará al país porque limitará el número de fincas que realmente podrán hacer envíos a ese mercado. Desde el 2019 se ha venido trabajando en los Límites Máximos de Residuos (LMR) como parte de ese pacto. La industria ha cambiado y Europa es muestra de ello. Es algo que vino para quedarse.

¿El país está listo para atender esas nuevas exigencias?
Lo estamos, pero significa un gran cambio que debe estar dispuesto a hacer el sector. Sobre todo, para quienes tienen a la UE entre sus principales mercados. En la pandemia, los que tenían ubicada su fruta en este destino se mantuvieron estables. Ese es un gran punto para considerar. Sin embargo, Ecuador tiene una tendencia un poco facilista y cuando las cosas se ponen complicadas en un mercado se migra a otro.

¿La normativa verde es del todo clara para el sector?
Parte y parte. Hay desconocimiento y utopía porque si se quiere tener fruta que se produzca en ambientes ecológicos debería revisarse una serie de especificaciones que ellos exigen. Por ejemplo, para enviar una fruta limpia y verde, tal y como solicitan, se utilizan ciertos agroquímicos o productos en poscosecha que ahora están siendo normados con los LMR. Hay una contradicción entre lo que buscan como objetivo y lo que realmente ocurre en la producción. No debe existir una desconexión en ese sentido. Es un programa que se enfoca en garantizar lo que se pone en la mesa, pero se han olvidado de la finca.

¿Cuál será el impacto?
En costos, sobre todo, por las certificaciones para poder ingresar a la UE que estarían en el orden de USD 1,68. Estos valores difícilmente el mercado los podrá reconocer con el panorama actual. Es una situación complicada porque si no se hacen adaptaciones puede significar pérdidas de divisas, empleos, problemas innumerables en cuanto a costos y restricciones.

¿La sobreoferta también es un reto para el próximo año?
Por supuesto. No solo Ecuador ha crecido a pasos agigantados sino varios países de la región que, con un hectareaje menor, tienen más productividad. Hay nuevos jugadores en el mercado que no se los tenía antes. México y Guatemala son ejemplos. Además, un punto que le quita ventaja a Ecuador frente a sus competidores es que varios de ellos tienen TLC.

Han sido reiterativos como sector en la apertura con países asiáticos, ¿por qué?
Porque es la única posibilidad de reducir los aranceles que se imponen y ganar más presencia en esos mercados. Estas economías son las que más rápido se van a reactivar en la pospandemia y es necesario tener las herramientas para crecer. Con China, Japón y Corea, por citar, tenemos aranceles que están entre el 10 y 20%.

El acuerdo con EFTA está a punto de entrar en vigor. ¿Qué oportunidades representa?
Es una buena oportunidad. Es necesario tener como país la mayor cantidad de destinos; más aún ahora, que existe una sobreoferta.

¿Cómo cerrarán el 2020?
Somos optimistas y se espera un crecimiento, a pesar de la situación económica mundial. Pero la pandemia aún no ha terminado y puede haber un rebrote.

Su hoja de vida
Formación.   Economista por la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil.

Experiencia.   Vicepresidente Ejecutivo de la empresa Reybanpac, fundada en 1977.

Participación gremial. Ocupó el cargo de presidente del Directorio de la Corporación de Promoción de Exportaciones e Inversiones (Corpei) y fue presidente del Directorio de la Cámara de Comercio Ecuatoriano–Rusa. Actualmente es miembro del Directorio de la Asociación de Exportadores de Banano del Ecuador y vicepresidente de la Cámara de Comercio Ecuatoriano – China.