Las grandes empresas alemanas del sector están acusadas de haber mantenido desde los noventa reuniones secretas para acordar aspectos técnicos de sus vehículos. Foto: EFE

Las grandes empresas alemanas del sector están acusadas de haber mantenido desde los noventa reuniones secretas para acordar aspectos técnicos de sus vehículos. Foto: EFE

El ‘dieselgate’ genera reacción en la industria automotriz

29 de julio de 2017 11:47

La industria alemana está en medio de una polémica que se la conoce como ‘dieselgate’. El sector automotor está bajo sospecha de haber formado un cartel durante décadas y podría encontrarse frente a un nuevo escándalo extremadamente costoso para sus finanzas y su imagen.

Según una investigación del diario alemán Der Spiegel, los grandes constructores del país (Volkswagen, Audi, Porsche, BMW y Daimler) habrían mantenido desde los años 1990 reuniones secretas para acordar aspectos técnicos de sus vehículos, en perjuicio de los consumidores.

Esta última firma sufrió una amarga experiencia en el verano (boreal) pasado, cuando la Comisión Europea le multó con 1 000 millones de euros (USD 1 174 millones) por acordar los precios de sus camiones junto con otros tres fabricantes europeos. La multa de Bruselas o de la Oficina anticartel alemana puede llegar a 10% de la facturación de cada empresa. En este caso pudiera rondar los 50 000 millones de euros, (USD 58 700 millones) según los ingresos del sector en el 2016.

El Gobierno alemán, que lidera la canciller Ángela Merkel, señaló que dejará en manos de las autoridades europeas de la competencia el esclarecimiento del presunto cartel empresarial formado por las principales automotrices germanas. Desde el Ministerio de Economía, por su parte, indicaron que la Comisión Europea será el organismo encargado de arrojar luz sobre el presunto entramado formado por Volkswagen, Daimler, Audi, Porsche y también BMW.
Las firmas involucradas en el tema reaccionaron de distintas maneras. BMW negó que hubiera creado un cartel con empresas rivales sobre las emisiones contaminantes de los motores diésel e indicó que sus modelos no fueron “manipulados” ni violaron las regulaciones industriales.

El constructor con sede en Múnich tomó distancia ante lo que califica como el proceso de “escandalización de los motores diésel”. “Los automóviles del grupo BMW no están manipulados y son fabricados de acuerdo con los importantes requerimientos legales”, añadió la empresa en un comunicado.

El grupo automovilístico Daimler, propietario de Mercedes, evitó pronunciarse. La empresa guarda silencio mientras se esmera en destacar los buenos resultados logrados entre abril y junio, en los que ha conseguido incrementar su facturación en un 7% hasta los 41 200 millones de euros (USD 48 000 millones) en comparación con el mismo período del 2016.

Por su parte, Volkswagen convocó un consejo de vigilancia extraordinario tras las revelaciones sobre un supuesto cartel con sus competidores.

El grupo informó que coopera lleno de confianza con las autoridades, pero no comentó las acusaciones. A través de un comunicado, Volkswagen dijo que “la junta directiva ha informado al consejo de supervisión sobre la situación actual sobre posibles cuestiones sobre el régimen de cárteles”.

El grupo aseguró que en todo el mundo es habitual que los fabricantes automovilísticos intercambien informaciones sobre cuestiones técnicas para incrementar la velocidad y la calidad de innovación.

“Al final los clientes se benefician de ello porque las soluciones innovadoras están disponibles más rápidamente y más baratas”, indica la compañía mediante un comunicado.

El combustible que ahora es el villano

Los coches de diésel se están convirtiendo en los villanos por excelencia en Europa, donde los escándalos en serie por la manipulación de las medidas de contaminación hicieron caer sus ventas y muchas ciudades están estudiando prohibir su circulación.

Los escándalos llegan uno tras de otro. El 21 de julio el constructor de coches de lujo Audi anunció la revisión de hasta 850 000 vehículos de diésel para limitar sus emisiones contaminantes. Hace pocos días su competidor Daimler, del que se sospecha que manipuló un millón de coches, anunció medidas similares.

Audi instalará un nuevo programa informático en los motores para mejorar “el comportamiento de sus emisiones en condiciones reales de conducción”.

El semanario Der Spiegel reveló la existencia de un cartel de los principales constructores alemanes, formado en los años 1990. El objetivo era acordar, entre otros temas, sobre reducción de emisiones contaminantes, algo que si se confirma sería una infracción al derecho a la competencia.

Según el semanario, se formaron 60 grupos de trabajo que reunieron a más de 200 empleados para tratar cuestiones como los motores de diésel y gasolina, los frenos, los embragues, los sistemas de transmisión pero también el sistema de subcontratas y precios.

Volkswagen, que originó el escándalo de los motores trucados en 2015, sigue haciendo frente a múltiples juicios en el mundo que le obligaron a reservar 20 000 millones de euros en sus cuentas. En 2015 salió a la luz el ‘dieselgate’, la revelación de que la firma manipuló once millones de vehículos para que parecieran menos contaminantes de lo que en realidad eran. Desde entonces se sospecha que otros constructores de automóviles hicieron lo mismo. Frente a las sospechas y a la lentitud de las autoridades alemanas, Bruselas está perdiendo la paciencia.

La comisaria europea de Industria, Elzbieta Bienkowska, acaba de pedir en una carta a los miembros de la Unión Europea que retiren a fin de año de la circulación todos los vehículos de diésel que no cumplan la normativa. Este clima de desconfianza está teniendo consecuencias y en el primer trimestre del año la cuota de mercado de los vehículos de diésel en Europa cayó 2,5 puntos, según datos de la federación europea del automóvil (ACEA).

No a la circulación

Varias ciudades de Europa, como Stuttgart y Múnich en Alemania, ya han prohibido o lo harán en breve la circulación de vehículos que usan este carburante. Sin embargo, las medidas son difíciles de aplicar porque todavía quedan muchísimos vehículos de diésel en circulación en Europa.

Esta cuestión estará sobre la mesa de una reunión el 2 de agosto en Berlín entre representantes de los gobiernos regionales y de la industria del automóvil.

Matthias Müller, presidente de Volkswagen, denunció una intensa campaña contra los motores diésel que afecta al sector. “Se está siendo injusto con el diésel”, dijo en una entrevista publicada por el periódico suizo Neue Zürcher Zeitung, y asegura que “las nuevas generaciones de diésel son muy buenas, sobre todo en cuanto al gas carbónico”.

El Gobierno británico anunció la semana pasada el fin de la venta de automóviles con motores de diésel o de gasolina de aquí al 2040.

A la UE tampoco la gusta esta ofensiva contra el diésel. “Las restricciones en zonas urbanas a los vehículos deben basarse en emisiones y no solo en el tipo de carburante”, dijo un portavoz.
Bruselas teme en particular las consecuencias que tendría la rápida caída del mercado del diésel si se sigue prohibiendo su circulación. “Eso tendría como efecto dejar a la industria sin los fondos necesarios para invertir en vehículos que tengan emisiones cero”, destaca Elzbieta Bienkowska en su carta.

El 16,8% de automotores utiliza el diésel

Hasta junio de este año se contabilizaban 2 043 982 vehículos en el parque automotor ecuatoriano. Así lo señalan datos de la Cámara de la Industria Automotriz Ecuatoriana (Cinae).
De esa cifra 1 687 901 (82%) son automotores de gasolina y 344 673 (16,8%), de diésel. El porcentaje restante (cerca del 1%) se reparte entre autos híbridos y eléctricos, según la Cinae.

En cuanto al origen de los vehículos de diésel cerca de la cuarta parte (84 420) son ensamblados en el Ecuador. 89 920 llegaron de Japón, 38 279 son de origen surcoreano y los demás (132 054) provienen de Colombia, Estados Unidos, Brasil, China y otros países.

En Ecuador, la producción de vehículos de diésel se concentra en la ensambladora General Motos Ómnibus BB, en donde se ensamblan principalmente las camionetas del modelo D-Max, en diferentes versiones. Entre el 2013 y el año pasado, en esta planta se armaron 33 522 unidades que operan con diésel.

Otro actor del sector de vehículos de diésel es el Grupo Mavesa, que representa en el país a la marca japonesa Hino Motors; el año pasado vendió 2 078 unidades para quedarse con el 3,3% el mercado de autos.

Para Manuel Murtinho, gerente de la Asociación Ecuatoriana Automotriz, el cambio de vehículos con motores de gasolina y diésel hacia los eléctricos en el mercado ecuatoriano se cumplirá poco a poco. “La calidad del diésel ha mejorado bastante en los últimos años, pero de todas maneras existen problemas de combustión en ciertos vehículos que funcionan con motores de diésel”.

Murtinho explica que esto ocurre por la calidad del combustible que no siempre es compatible con las nuevas tecnologías que implementan las empresas automotrices. Este vocero del sector automotor comparte otro dato: la edad promedio de los vehículos que ruedan por el país es de 16,2 años. Esa cifra, añade, es importante al analizar el impacto de los combustibles.