Marlene Espinosa (izq.) empezó con esta actividad cuando tenía 12 años, para apoyar a su madre. Ahora, su hijo Diego Revelo (izq.) está al frente de este local. Foto: Galo Paguay / LÍDERES

Marlene Espinosa (izq.) empezó con esta actividad cuando tenía 12 años, para apoyar a su madre. Ahora, su hijo Diego Revelo (izq.) está al frente de este local. Foto: Galo Paguay / LÍDERES

Distribuidora Marlene, 8 000 productos en sus perchas

11 de diciembre de 2017 14:51

Un negocio con más de medio siglo de historia funciona en una de las empinadas calles del Centro Histórico de Quito. Se trata de la Distribuidora Marlene Espinosa, que está en la intersección de la Chile y Chimborazo, cerca del sector de la Ipiales.

En este lugar, los clientes encuentran una variedad de productos de consumo. En los estantes se exhiben artículos para la higiene personal y del hogar, objetos decorativos, material de papelería y ciertos alimentos y bebidas.

En promedio, el negocio cuenta con un ‘stock’ de 8 000 ítems, aproximadamente. Inicialmente la situación era distinta.

Cuando Marlene Espinosa, gerenta general de la Distribuidora, se involucró en este negocio en 1959, ella y su madre, Sarita de Espinosa, debían reunir los productos para los pedidos de a poco.

La primera buscaba confitería, manteles de mesa, paraguas, sábanas y otros objetos importados de alta calidad en un comisariato de acceso restringido. No contaban con un puesto fijo.

Para ofrecer estos productos a los posibles clientes, durante la década de los 60, las dos mujeres recorrían los almacenes del Centro con las muestras. Luego, por sugerencia de una amiga de la madre, lograron instalar un quiosco en uno de los pasajes más comerciales de aquella época, la Sanguña, conocida también como Ipiales, en el Centro Histórico.

Con el transcurso del tiempo arrendaron una propiedad para abrir su primer almacén, en el mismo sector. Los pedidos aumentaron y el negocio creció. Para 1970 vendieron el quiosco.
Más adelante, en 1985, Espinosa compró una casa para adecuar en este sitio su almacén. El local de la Sanguña se cerró en 1989.

Otros se abrieron. En total, en toda la trayectoria de este negocio se estrenaron siete distribuidoras de la marca Marlene Espinosa.

En estos locales comerciales se incluyeron más productos. Además, se aplicaron algunas estrategias para atraer a la clientela.

Sin ser especialistas en marketing, Marlene Espinosa y su madre compraban, directamente, la mercadería a mayoristas, importadores y fabricantes. De esta manera, hasta la fecha se logra que los productos tengan precios competitivos. “El beneficio le trasladamos a los clientes”, refiere.

Estas dos claves: variedad de artículos y precios bajos han hecho que las personas prefieran esta distribuidora al momento de hacer las compras para el hogar, incluso, para los negocios.
Lorgio Enríquez, cliente desde hace 20 años, comenta que cada mes lleva mercadería al mayor para luego venderla en otras tiendas. En promedio, hace consumos que bordean los USD 2 000.

Para Enríquez los productos son de calidad y, sobre todo, la atención es buena. Por esta razón, siempre vuelve con un listado de compras a esta Distribuidora

Actualmente, funciona solo el local que está en las calles Chile y Chimborazo. Este tiene 32 años de historia y desde hace seis años el negocio está a cargo de uno de los hijos de Espinosa: Diego Revelo.

Este ingeniero en Industrias Hoteleras es ahora el gerente comercial. Revelo se encarga de tomar y facturar los pedidos de los clientes que entran de manera permanente al local. Si bien se trata de un negocio exigente, él se quiere mantener en esta actividad, porque es producto del sacrificio de su madre y abuela Sarita.

Además, Revelo se siente a gusto porque trata con personas que conoce de varios años, está a cargo de un almacén con una trayectoria importante y tiene colaboradores de confianza.
Una de ellos es Nuris Cedeño, asistente contable del negocio. Ella tiene ya 20 años de experiencia y disfruta de esta labor. A la vez se siente agradecida porque su trabajo le ha permitido obtener un título universitario y le ayuda a llevar el sustento para sus dos hijos. “Este es mi segundo hogar”.

La Distribuidora Marlene Espinosa trabaja de manera directa con los importadores y los proveedores de los productos.

Los pedidos se hacen en volúmenes grandes. Las cajas con champús, jabones, pañales, detergentes y otros se almacenan en los diferentes espacios de la propiedad en la calle Chile.
Entre los proveedores está Carlos Naranjo, gerente de Dismacompany. La relación de esta empresa con la Distribuidora Marlene Espinosa empezó hace más de 20 años. Entonces, Naranjo era un vendedor y luego se convirtió en un socio directo.

A este almacén entrega toallas sanitarias, productos para bebés y otros artículos. Los pedidos se hacen frecuentemente y suman unos USD 30 000 al mes.