Los autos importados son algunos de los productos que pueden sufrir impactos arancelarios en la guerra. Foto: Wang Zhao / AFP

Los autos importados son algunos de los productos que pueden sufrir impactos arancelarios en la guerra. Foto: Wang Zhao / AFP

EE.UU. y China buscan una salida a su guerra comercial

28 de agosto de 2018 08:41

Washington y Pekín reabrieron el miércoles negociaciones sobre su pelea comercial a solo horas de una nueva salva de aranceles estadounidenses contra productos chinos y tras una advertencia de la Reserva Federal (FED) sobre los riesgos económicos de esa confrontación.


Las conversaciones en EE.UU. son las primeras, desde junio, para resolver la reciente guerra comercial entre las dos mayores economías del planeta.

Entretanto, funcionarios de EE.UU. y México esperan cerrar semanas de negociaciones sobre la modernización del tratado norteamericano de libre comercio /(TLCAN), lo cual abriría el camino para que se sume a las conversaciones y se cierre el acuerdo.

El presidente Donald Trump aplica una agresiva política proteccionista para reducir el déficit comercial estadounidense, al cual le atribuye la destrucción de empleos en su país. Sin embargo, los socios comerciales de Washington aplicaron diversas medidas de represalia que dañan a productores agrícolas, fabricantes y consumidores estadounidenses.

Un documento de la FED mostró que la entidad cree que las disputas comerciales implican riesgos para la economía.

Un pelea comercial generalizada y prolongada perjudicaría la confianza de las empresas, las inversiones y el empleo e impactaría en los precios, lo cual puede reducir el poder de compra de los hogares estadounidenses.

Si bien las conversaciones quedaron abiertas la semana pasada, otros productos chinos importados por USD 16000 millones serán alcanzados por aranceles.

Eso completa el primer grupo de productos con ajuste arancelario aplicado por Washington para castigar a Pekín por prácticas comerciales que cree son desleales, incluyendo el robo de tecnología.

China indicó que responderá, inmediatamente, contra productos estadounidenses. Entre los cientos de artículos en su mira están las motos Harley Davidson, el bourbon y el jugo de naranja.

Además, EE.UU. tiene en la manga la imposición de aranceles a otros bienes chinos por unos USD 200 000 millones y también aplicar una tasa de 25% a los autos importados para proteger la producción doméstica. Ese paso está siendo discutido esta semana en Washington en audiencias públicas con representantes de empresas estadounidenses concernidas.

El secretario de Comercio estadounidense dijo que China no será capaz de continuar con las represalias al mismo ritmo que EE.UU. “Naturalmente, ellos responderán un poco. Pero nosotros tenemos más balas que ellos. Lo saben”, dijo Wilbur Ross. “Tenemos una economía mucho más fuerte que ellos. También saben”.

Trump manifestó a comienzos de la semana pasada que no espera nada de las conversaciones que están en desarrollo. “Somos un país que ha sido explotado por cualquiera y no vamos a serlo más”, dijo en un acto público.

La vocera de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, indicó que el objetivo es alcanzar mejores acuerdos comerciales para EE.UU. “El presidente quiere un comercio libre, justo y más recíproco con otros países; especialmente con China”.

Miles de grandes y pequeñas empresas estadounidenses demandaron a Trump que reconsidere su política comercial porque consideran que les perjudica.