Mireia Peris exhibe algunas de  sus líneas  de joyas en el local ubicado al norte de la capital. Foto:  LÍDERES

Mireia Peris exhibe algunas de sus líneas de joyas en el local ubicado al norte de la capital. Foto: LÍDERES

Ella elabora joyas con cuarzo, amatista y más

23 de julio de 2018 08:15

La fascinación por las piedras de mar y el amor por la naturaleza se convirtieron en una línea de joyería elaborada a base de mineralización y de las temperaturas propias de la tierra.

Paisajes, texturas y naturaleza plasma la española Mireia Peris en las joyas de su marca Ona, que en catalán que significa ola de mar.

El emprendimiento comenzó en 2017, cuando la joven, graduada en psicología en Barcelona, decidió radicarse en Galápagos para encontrar un sustento de vida junto con su esposo. Poco tiempo después desarrolló el gusto por las piedras naturales que ofrecían las islas, a través de sus playas.

“Todas las joyas que elaboro están inspiradas en la naturaleza. Mi idea es poder plasmar con las piedras los paisajes y texturas del mundo natural”.

Tras varios años radicada en las islas encantadas, Peris decidió mudarse a Quito para posicionar su marca en locales y distribuidoras a escala nacional.

Sus productos se ofertan hoy en día en negocios de Samborondón, Quito, Cumbayá y dos talleres ubicados en Galápagos. Sin embargo, la mayor parte de ventas se realiza a través de Facebook e Instagram.

Asimismo se exhiben en ferias como El Grand Bazaar, La Carishina, El Galpón, Las Destrabadas, entre otras. La emprendedora participa con frecuencia en eventos como los mencionados que permiten a la marca tener mayor promoción y aumentar las ventas.

El año pasado, la microempresa ganó un premio a mejor emprendimiento emergente, lo que le permitió tener mayor aceptación por parte del público.

Cada piedra con la que se elabora la joyería tiene un significado y un proceso especial. Peris prefiere trabajar con amatistas y cuarzos, ya que son piezas armonizadoras. Las labradoritas y las agatas son otras de sus preferidas ya que generan buenas vibras y buena suerte en las personas.

La joven emprendedora investiga las propiedades de las piezas antes de elaborar sus joyas. Evita fabricar bisutería con piedras de color negro puesto que, según sus conocimientos adquiridos dentro de la Psicología, se puede afectar al sistema nervioso.

Los precios que Ona oferta en el mercado, oscilan desde los USD 35 hasta los USD 120, de acuerdo al diseño y mano de obra del producto y la joya.

Mireia trabaja con un baño de oro. “El oro es mejor transmisor de energía que la plata”. El oro con el que fabrica sus productos es de 16 a 24 kilates.

Las piedras son importadas de países extranjeros como la India, México ó Brasil, debido a que Ecuador no ofrece suficiente variedad de piedras preciosas para la elaboración de sus joyas.

La marca tiene como proyecto, a largo plazo, trabajar con gemólogos con el objetivo de dar mejor calidad al producto.

El emprendimiento es totalmente independiente. Sin embargo la española desea, en un futuro, mantener convenios con organizaciones enfocadas en el cuidado del medio ambiente.

Las ventas de la microempresa se han expandido a escala nacional e internacional. Ha recibido pedidos en México y España. Mientras que en Ecuador ha realizado envíos a todo el país.

De esta manera, las ingresos regulares del emprendimiento promedian los USD 400 al mes. En temporadas altas llegan hasta los USD 700 y en fechas festivas sus ingresos son valorados entre los USD 1 200 hasta los USD 1 500.

La oferta mensual es de 30 productos, entre locales y las redes sociales.

El producto estrella de este emprendimiento son los collares, que tienen alta demanda sobretodo en Quito. Sin embargo, cuando residía en Galápagos, el producto estrella eran las pulseras.

Ona no mantiene un grupo objetivo de clientes, ya que ha recibido pedidos por parte de hombres y mujeres con edades entre los 20 y 50 años.

Betzabé Carrillo adquirió un par de aretes, junto con un collar de la marca. La joven manifiesta que son diseños únicos y de calidad.

Clara Paredes compró para su madre la línea de productos. “Quedé encantada con la marca”, cuenta esta mujer.


Datos

Los productos  están elaborados a base de productos naturales. No utiliza vidrio ni plástico.
El lema de ONA  es: “La simplicidad hecha belleza”.

Las cadenas y el  ensamblaje de las joyas los realiza Mireia en Quito, con la ayuda de proveedores locales.

La inversión inicial  entre material, mano de obra y fabricación requirió de USD 3 000 a USD 4 000, aproximadamente.

La emprendedora  piensa crear convenios con organizaciones enfocadas en el cuidado del medio ambiente y el reciclaje.