Redacción Quito
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La elaboración de pijamas despertó su emprendimiento

Armar y desarmar prendas fue la mejor escuela para aprender a confeccionar ropa para niños y pijamas para hombres y mujeres de todas las edades. Desde hace dos años, Lorena Almeida, ingeniera en Turismo y Medioambiente, decidió dejar la naturaleza y lo hizo por los hilos y las máquinas de coser.

Con una inversión de USD 20 000, (préstamo bancario), puso a funcionar su negocio. Adquirió máquinas de coser, un pulpo para serigrafía, una mesa de corte, mesa de planchado, materia prima, etc. “No sabía nada de confección. Algo hice de pequeña, pero no para poner un negocio”, confiesa Almeida. Sin embargo, adquirió revistas especializadas y aprendió.

Enero del 2010 fue el punto de partida del negocio. Seis meses después, la marca Neo apareció en el mercado. Bajo ese nombre comercial se confeccionaba ropa infantil. “Vendíamos a los conocidos, aún no se tenía una producción fuerte (más de 10 prendas por semana)”. El garage de su hogar, en el norte de Quito, fue su centro de operaciones.

En ese mismo año (2010), Álex Páez, esposo de Andrade, se encargó del área de ventas y comenzó con el trámite correspondiente, para que la marca Neo esté registrada legalmente en el IEPI.

Encontrar comercializadores fue difícil. “En las tiendas de ropa, la mayoría de mercadería es adquirida a préstamo”, explica Páez. Pero una de las filosofías del matrimonio Páez-Andrade era no entrar en ese círculo. “Piden 1 000 prendas, por ejemplo, pero luego de 45 días nos querían pagar y alguien que recién empieza no puede darse ese lujo”.

En el 2011, el nacimiento de un sobrino de Páez le dio un giro en el negocio. El bebé nació prematuro y necesitaba pijamas, pero la familia no encontró para esa edad y se les ocurrió confeccionarlas. Así, en el 2011, la ropa de niño fue relegada y las pijamas se convirtieron en el nuevo eje del emprendimiento.

El negocio también aplicó un cambio en su nombre y se llamó Grupo Textil Casely. Con una identificación, faltaba un local. Entonces, los emprendedores aprovecharon un espacio de su casa y montaron el establecimiento. Además, contrataron a tres personas más. Hoy trabajan cinco, incluídos Páez y Andrade.

Susana Mena es cliente de Casely desde enero de este año. Para ella, la calidad y los modelos de las pijamas son buenos: asegura que compra unas 15 cada mes.

La marca Neo no desapareció. Se mantiene en los pijamas de niños y niñas de hasta 8 años. Navidad y Día de la Madre son las fechas que más impulsan en el negocio. Por ejemplo, en mayo pasado la firma facturó unos USD 3 000.

“Todos duermen, las pijamas de Casely están posicionadas entre mis clientes”, explicó Nelly de Báez, una de los compradoras del emprendimiento.

El negocio

Clientes. El 95% de los clientes son mujeres . La materia prima se trae de Colombia y Perú y cada seis meses se actualiza el stock. Al mes se elaboran unas 1 200 pijamas.
Promoción. El negocio no ha invertido en publicidad; sin embargo, desde enero del 2012 lanzó su página web: www.pijamascasely.com. Allí constan todos los modelos.