Se trata de trabajadores que de la noche a la mañana dejan de asistir a su empleo y no vuelven ni para cobrar la liquidación. Esta práctica es común entre jóvenes.

Se trata de trabajadores que de la noche a la mañana dejan de asistir a su empleo y no vuelven ni para cobrar la liquidación. Esta práctica es común entre jóvenes.

Redacción Quito
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Los empleados fantasmas sí existen

12 de marzo de 2020 16:47

Todo empieza bien. Se contrata a una persona, comienza sus actividades de la empresa y de pronto, de la nada, desaparece sin dejar rastro. No le interesa, siquiera, cobrar su liquidación.

Se trata de los empleados fantasmas o personas que practican el ‘fantasmeo laboral’. La psicóloga industrial y grafóloga laboral María Elena Troya explica que esto se produce porque la persona no logra establecer compromisos en el ámbito laboral.

Algunos empleados que aplican esta práctica presentan su renuncia, pero no regresan a la empresa para una desvinculación formal: entrega de bienes a su nombre, cobro de dinero, etc. Incluso, dejan de responder su teléfono, correo o redes sociales pues no quieren que se les localice.

Oswaldo Paredes, gerente de HR & SS Consulting, explica que el fantasmeo suele suceder durante los tres meses de la etapa de prueba, pero con más frecuencia en los primeros días de labor.

Los empleados mileniales y centeniales son los que más aplican esta práctica. “Hay un cambio en el sentido de la relación laboral. Las personas de estas generaciones buscan una mejor oportunidad de trabajo y si se presenta la toman. El fantasmeo no es reciente, ahora es más evidente”.

La práctica se produce por temas culturales y de ansiedad. El experto asegura que los jóvenes buscan encontrar un lugar para trabajar donde se sientan útiles y marquen huella, con o sin experiencia. “Al encontrarse en lugares en los que el ambiente laboral, las presiones o el espacio físico no son atractivos deciden abandonarlos. Más que una retribución económica prefieren otras cosas. Es cuando toman una decisión drástica y desaparecen de la obligación laboral que tienen”.

Esto fue lo que le pasó a Andrea hace algunos años. “Me ofrecieron un trabajo para difundir las actividades de diferentes clientes. Pero la primera semana me pusieron a realizar servicios de mensajería y pago de cuentas de servicios básicos de los dueños de la empresa. Tenía 23 años y sabía que no quería impulsar mi carrera de esa forma. Luego de cinco días no regresé más. No era lo mío”.

Priscila Khon, gerente de Consultoría de Contractus, explica que el fantasmeo también se produce durante el proceso de selección. Asegura que hay ocasiones en las que se llama a la persona y esta no asiste a la entrevista y no da explicación alguna.

Diego, quien laboraba en el área de la construcción, explica que vivió esto al intentar contratar a personal operativo. “Buscábamos trabajadores para un proyecto que se desarrollaba en el noroccidente de Pichincha. Cuadrábamos el día de la entrevista y salíamos en camioneta a esperar a los aspirantes en la carretera. Simplemente nos dejaban esperando en el carro y no aparecían. Era muy raro”.

Otros trabajadores avanzan en las entrevistas, pero no llegan a la etapa final porque en pleno proceso se dan cuenta que no quieren.

Esto se produce, según Paredes, no solo por la inestabilidad del postulante sino porque hay ocasiones en que se hace un mal proceso de selección. Asimismo, hay inducciones equivocadas.

En estos últimos casos la persona que ingresa a un trabajo se lleva una imagen terrible de la empresa y decide que no es para él. Prefiere irse antes de que inicie efectivamente la relación laboral.

Khon asegura que esta práctica genera un grave problema a las empresas ya que pierden tiempo y recursos. Tienen que empezar contrataciones una y otra vez hasta dar con una persona que realmente se comprometa.

Asimismo, la firma debe asumir la responsabilidad de darse cuenta de la forma como está presentando sus objetivos y retos. Durante las entrevistas e incluso en el primer contacto con el postulante es necesario presentar exactamente lo que está buscando de ellos.

En países desarrollados el fantasmeo se produce porque hay alta oferta laboral y la persona puede darse el lujo de dejar un trabajo por otro mejor, sin explicaciones. En otras naciones como Ecuador, dicen los expertos, prácticas de este tipo se generan por falta de responsabilidad o inexperiencia.

Lo que no se dan cuenta estas personas es que al ‘fantasmear’ impactan negativamente en su hoja de vida. Los expertos en recursos humanos no ven con buenos ojos a alguien que ha trabajado en lugares por pocas semanas.

Incluso, si alguien desea ocultar estas acciones debe tener en cuenta que puede ser descubierta si la contratante exige el mecanizado del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Sociales (IESS), en el que constan todos los lugares que aportaron para el trabajador.

Troya recomienda que tras la contratación se haga un seguimiento profundo de la persona para conocer si realmente está motivada para cumplir con el cargo asignado. “No solo es cuestión de generaciones, sino de valores. Se debe analizar orden, estabilidad, puntualidad...”.