Marco Castillo y Javier Moreira son dos amigos que levantaron la empresa Puritek, que se encarga de la instalación de filtros de agua. Además cuentan con paneles solares desde el 2015. Fotos: Cortesía Puritek

Marco Castillo y Javier Moreira son dos amigos que levantaron la empresa Puritek, que se encarga de la instalación de filtros de agua. Además cuentan con paneles solares desde el 2015. Fotos: Cortesía Puritek

Valeria Heredia (I) 
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Con filtros de agua y paneles solares aportan a Manabí

26 de julio de 2016 09:49

‘Un emprendedor no tiene ninguna limitación”. Esta es una de las frases que rescató Marco Antonio Castillo, un quiteño que levantó Puritek de la mano de su amigo y socio Javier Moreira.

Puritek es una empresa de instalación de sistemas de purificación de agua radicada en Portoviejo, Manabí, en la costa ecuatoriana. Funciona hace siete años con la idea de ofrecer una opción para beber agua de calidad.

La historia de la empresa comienza después de varios negocios fallidos de estos amigos, que se conocieron en una convención de personas que vendían filtros de agua. Desde ahí su amistad creció, al igual que su negocio.

Lo primero que hicieron fue desarrollar la idea de tener una empresa que ayude a filtrar el agua. Se suma que la empresa debía aglutinar a varias personas; es decir, querían dar la oportunidad para que otras personas trabajen. Y lo lograron, porque cuentan con 34 colaboradores entre asesores comerciales, técnicos, secretarias y más personal.

El negocio se instaló en Manabí porque el agua en varias localidades no siempre es de calidad. “Hay sectores en los que no hay agua potable y tienen que cavar pozos o vertientes”. En estos sectores, las personas beben agua de un bidón o embotellada.

Su negocio se centra hoy en día en Manabí y en Santo Domingo, pero también se ha extendido a otras provincias. Al momento, tienen cerca de 5 000 clientes, entre casas, edificios, negocios como restaurantes, etc. Su línea de asesores recorre el país para ofrecer la garantía y brindar un servicio diferenciado. “Tenemos una atención personalizada y un producto de calidad”, dice Castillo.

La inversión se pensaría que fue lo más difícil pero con creatividad todo se puede. Trabajó unos meses en una empresa que comercializaba estos equipos. Luego hizo los contactos para traer los aparatos y pidió un crédito. Vendía el producto, luego cancelaba el crédito y se quedaba con las ganancias. Lo hizo porque no contaba con el dinero suficiente para traer más equipos.

“Empezamos desde cero y solo con tres equipos. El dinero invertido daba la vuelta”, señala Moreira, oriundo de Portoviejo.

Para el hombre, una de las bases del crecimiento de su negocio es que se capacitaron constantemente y le apostaron por un producto que cubra las necesidades de la población.
La instalación de los equipos dura una hora aproximadamente. La capacidad de almacenamiento de un aparato es de 80 litros diarios. Y el mantenimiento se lo hace periódicamente. El precio de los equipos depende de la calidad del agua. Va desde los USD 700.

Luego del terremoto del 16 de abril tuvieron más trabajo. Tenían que revisar todas las instalaciones de sus clientes que afortunadamente resultaron ilesas. Además, nuevas personas buscaron estas alternativas porque desconfiaban del abastecimiento de agua.

En su interés de cuidar el ambiente apostaron por los paneles solares y trabajan en este tema desde el año anterior. Lo hicieron con mayor fuerza tras el movimiento telúrico de abril.
La venta de estos equipos viene creciendo paultainamente. Ahora venden sus productos a empresas atuneras, industrias, escuelas del milenio y más. La meta de estos dos emprendedores es ensamblar paneles solares en el país. Así lograrán bajar los costos para los clientes y continuar con la expansión de su empresa.