Juan Carlos Calderón es consultor financiero y actualmente impulsa un proyecto de bancarización de pequeños comercios, a través de la tecnología. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Juan Carlos Calderón es consultor financiero y actualmente impulsa un proyecto de bancarización de pequeños comercios, a través de la tecnología. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Patricia González
Descrición
¿Te sirvió esta noticia?:
Si 8
No 2

Él conjuga finanzas y tecnología en sus proyectos

9 de enero de 2019 11:48

Con 26 años, Juan Carlos Calderón estaba en el piso 42 del antiguo World Trade Center (un año antes del ataque terrorista a las Torres Gemelas) presentando a un banco de inversión su primer emprendimiento.

Se trataba de una página web para alquilar películas, con entregas a domicilio, en México. Juan Carlos se sumó a este proyecto como gerente financiero, motivado por su primo Ricardo Calderón, quien tuvo la idea y consiguió un capital inicial de USD 1 millón con un banco de inversión en EE.UU.

Juntos presentaron el emprendimiento a distintos bancos de inversión en EE.UU., Brasil, México y Colombia, en búsqueda de más capital, hasta que consiguieron un millón adicional. La experiencia duró dos años. Internet aún era un mundo desconocido para muchos y el generar tráfico a la página fue la piedra que frenó la idea.

Durante ese período, Juan Carlos vivió en México, junto a su ex esposa y su hija Paula. Lo recuerda como una experiencia difícil, pero al mismo tiempo invaluable.

Este quiteño, de 45 años, fue criado por sus abuelos paternos, por lo que a pesar de tener hermanos por parte de padre y madre, creció como hijo único. En su adolescencia, practicó karate, deporte del que se retiró a los 18 años, con cinturón marrón.

En unas vacaciones de colegio tuvo su primer trabajo, como ‘scrap’ en IBM, cuya función era destruir las computadoras viejas.

No tenía claro qué carrera estudiar, pero el interés por los negocios estaba latente. Se decidió por Administración de Empresas, en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), de donde egresó como ingeniero comercial.

En la época universitaria regresó a IBM como administrador de inventario, por año y medio, tiempo en el que descubrió que el mundo corporativo no era para él. No se lleva bien con los horarios de oficina, ni con la autoridad.

Luego entró a trabajar como asesor comercial, en el desaparecido Banco La Previsora. A la par desarrollaba su tesis en la PUCE y comenzó a cursar una maestría en Administración de Empresas, en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, que acababa de abrir un campus en Quito.

Era el más joven de la clase. Con 23 años, estudiaba junto a ejecutivos de alto nivel de importantes empresas del país. Uno de sus compañeros de clase le contrató como gerente financiero para la firma Hidroplastro, filial de Israriego, para la que laboró por cuatro años y en la que puso en práctica lo aprendido en la maestría.

Se retiró para sumarse con su primo a la aventura de Horaexpress, el portal de entrega de películas a domicilio. Al retornar a Ecuador, Israriego lo contrató, ahora para control financiero, por otros cuatro años.

Andy Estrella, su amigo desde hace más de 25 años y actualmente socio, lo describe como una persona creativa, siempre en la búsqueda de soluciones innovadoras y diferenciadoras.
Al salir de Israriego, Juan Carlos decidió independizarse y, en 2006, cofundó una consultora financiera y de control interno, que con el tiempo llegó a tener unos 60 clientes nacionales e internacionales, de distintos sectores.

La firma operó casi nueve años, pero los últimos dos fueron complicados, porque perdieron al que venía siendo desde hace varios años su cliente más importante: el Estado, lo que hizo insostenible continuar.

Para salir a flote con la consultora, Juan Carlos se mudó a Miami por dos años para trabajar de cerca con los clientes de México. En esa época conoció al CEO de una firma española especializada en tecnología, con quien luego se asoció para su próximo proyecto: Singularity Technologies, una empresa que brinda soluciones tecnológicas a pequeños comercios, con el fin de bancarizarlos.

El proyecto, denominado ahora Osom Technologies, llevó tres años de desarrollo y desde hace unos seis meses cuenta con el apoyo de la aceleradora de negocios digitales Kruger Labs y, recientemente, del Banco Guayaquil, como auspiciante. También se sumó una firma distribuidora de productos farmacéuticos, lo que les permitirá arrancar con unas 1000 pequeñas farmacias del país.

Ernesto Kruger, CEO de la Corporación Kruger, lo considera un estratega, con orientación a resultados. Para David Castellanos, con quien ha trabajado en consultorías, es una persona responsable, confiable y carismática.

“Ecuador es un país agresivo hacia el emprendedor, el tener que sobrepasar tantas barreras es desgastante emocionalmente”, comenta Juan Carlos, para quien su gran motivación en el camino ha sido Paula, su hija de 19 años. “No le puedo fallar”, dice.