Foto: Mario Egas / LÍDERES
Santiago Ayala Sarmiento. Redacción Quito / LÍDERES
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Francisco Punina, su mayor riqueza: construir sonrisas

Todos lo conocen como 'Pancho'. Él es feliz con ese trato. No solo que es más rápido de pronunciar que Francisco, sino que les abre a las personas una vía más directa para acercársele y compartir toda su quietud y, a la vez, su contagiante alegría y capacidad de trabajo.

El ingeniero Francisco Punina está lejos de representar esa imagen adusta, característica de un ejecutivo que se ha batido contra todo durante su carrera profesional. Al contrario, sus ojos brillan y bailan cada vez que recuerda los miles de rostros de niños, y sus familias, a quienes ayudó a devolver la sonrisa.

Cuando decidió, hace 18 años, colgar los planos, las herramientas, las maquinarias... para comandar la fundación Operación Sonrisa, el escenario de la ayuda social a través de la empresa privada dio un giro. Lo que hasta ese momento era una fórmula abordada desde una perspectiva de caridad empezó a verse como una responsabilidad social.

Golpear las puertas de las empresas no era tarea fácil; mucho menos lograr que aportaran con dinero, no para él, sino para las operaciones de muchos de los uno de cada 400 niños que nacen fisurados (gracias a él, dejó de llamarse labio leporino a la malformación) en el país. Pero su sangre de 'Boy Scout' no le iba a hacer retroceder. Con cada exitosa operación realizada, el impulso crecía. ¿Hasta dónde? El cielo es el límite, ya que pese a todo el trabajo aún faltan manos y conciencia en la sociedad ecuatoriana.

Hoy maneja un conglomerado social de 120 voluntarios, muchos de ellos prestigiosos médicos, y un paraguas de empresas aportantes de la talla de Citi, Coca-Cola, Nestlé, ATU, etc. Cuatro grandes operativos al año, de cinco días cada uno, han permitido devolver la tranquilidad a más de 18 000 familias. Y no se puede más, porque ni las manos alcanzan ni los recursos. Aunque, como en toda actividad manejada con el corazón y con honestidad, la multiplicación de los panes se da mágicamente.

Jaime Pavón, fotógrafo, voluntario, conoce a 'Pancho' desde hace varios años. "Es una persona trabajadora a más no poder, siempre está pensando en ideas nuevas y sabe cómo motivar a la gente para que sea creativa y más productiva con su trabajo. Es un motivador nato. Además, es una persona muy amable, siempre resuelve cualquier problema conversando y buscando soluciones viables y en cualquier momento tiene un chiste que contar. Algo que personalmente valoro mucho es que siempre, de cualquier manera, está preocupado del bienestar de todas las personas cercanas a él".

Hoy no tiene casa propia. Y su automóvil es modesto. Eso no le importa, porque la riqueza, para él, no se mide en dinero, sino en derramar una lágrima de felicidad cada vez que la malformación de un pequeño se vuelve, casi casi, invisible.

Su prestigio y los resultados obtenidos en tender los puentes entre la sociedad y la empresa también hicieron que le propusieran ocupar un alto cargo político. Se negó. No quiere en su entorno nada que pueda perturbar el acercamiento con las familias que lo necesitan, ni tampoco interrumpir el ritual de almorzar con su esposa todos los días y de mimar a sus nietos. Eso, pese a que sus dos hijas ocupan cargos públicos. María Belén es concejala alterna de Patricio Ubidia. Y María José, con su esposo, están de embajadores en Rusia.

De su mente no se borra el día que en uno de los operativos sonrisa llegó junto con su equipo a Santo Domingo de los Tsáchilas. La gente se había aglomerado porque una niña pequeña se iba a lanzar al río. En su escuela le hacían 'bullying' por tener fisura y ella quería suicidarse.

Punina le dijo que tenía algo que contarle en la casa y que la esperaba allá. Pero que si gustaba, podría llevarla en su carro. Ella accedió y, con llanto incontenible, le contó lo que sucedía en su escuela. Aunque la pequeña había sido operada, la tenue cicatriz en su labio la seguía marcando. Y por ello, más difícil que conseguir recursos ha sido culturizar a la población para evitar los ataques a personas que tienen sus capacidades intactas y que por solo llevar esa huella en su rostro son marginadas y violentadas.

"El problema es cultural. Vivimos en una nube, donde nos creemos generosos, dadivosos. Cuando toco una puerta y les digo 'ayuda a un niño, la cirugía cuesta solo USD 1 000', muchos me responden 'es que estamos mal'. Pero antes yo había revisado sus declaraciones de impuestos, cuánto exportan, cuánto importan, y es mucho dinero. Lamentablemente aún seguimos bajo esa burbuja de insensibilidad", señala un dolido 'Pancho'.

Eso no es motivo suficiente para que pierda el buen humor y el sueño de que más personas y empresas se unan a la cruzada. En su sencillo despacho, toda persona es bienvenida con agua, gaseosa y galletas. Esa calidez humana fusionada con su habilidad para moverse en el mundo ejecutivo es resaltada por Wilson Merino Rivadeneira. "Tiene una gran visión sobre el sector terciario, él esta muy cerca de los niños fisurados y de sus familias, de los profesionales de la salud y de los voluntarios, sin duda alguna tiene la capacidad para trazar el camino".

Aunque no es médico, 'Pancho' ha pasado incontables horas en los quirófanos. La paga ha sido cada lágrima de felicidad derramada por un niño sin fisura.

Su perfil

Estudios. Ingeniero industrial por la Universidad de Guayaquil. Ingeniero civil por la Universidad Vicente Rocafuerte.

Experiencia. Desarrollador de fábricas industriales. Consultor. Es actualmente Consejero Nacional de los Boy Scouts.

Pasatiempos. Armar y desarmar cosas. Dedicado a la familia. Gusta de la comida y la música nacional.