Redacción Guayaquil
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De este horno salen nuevos emprendedores

Con el objetivo de formar microempresarios en el área de la pastelería nació Casita Bombón en Guayaquil, en el 2005. La idea la tuvo Alexa Saa, quien en ese año había regresado al país, luego de instruirse como chef en el instituto Le Cordon Bleu, de Perú.

El emprendimiento se inició en su domicilio, ubicado en el sur de Guayaquil. De ahí surgió el nombre. La inversión necesaria fue de USD 10 000. El valor lo financió con un préstamo de sus padres y lo invirtió en la compra de utensilios, batidoras, mesas de trabajo y refrigeradoras. También importó un horno de Brasil.

Debido a la demanda de los alumnos, dos años después, se mudó a un local en el norte de Guayaquil. Luego, en el 2010, se trasladó al local actual, en la ciudadela Kennedy Nueva, en el mismo sector.

Casita Bombón ofrece clases de pastelería, panadería, decoración y administración. “La idea es que los alumnos salgan listos para emprender un negocio”, dice Saa. Los cursos tienen una duración de seis meses y las clases se imparten dos veces a la semana, en sesiones de dos horas.

En la empresa trabajan tres personas: una en limpieza, otra en el área administrativa y un ayudante de cocina. Además, siete instructores certificados, incluyendo la propietaria, dictan las distintas clases.

Uno de ellos es Alberto Martillo, medio hermano de Saa, quien se involucró en el negocio desde hace dos años. Él dicta la materia de pastelería. Martillo afirma que en Casita Bombón los alumnos se divierten aprendiendo. “Las clases son interactivas y prácticas. Esto permite que los alumnos se involucren realmente en todo el proceso de preparación”, comenta.

Los cursos tienen un valor mensual de USD 80 y se paga USD 10 por la matrícula. El valor incluye los ingredientes que se utilizan en la preparación de dulces. Elaboran cupcakes, galletas, tortas, bocaditos de dulces, panes y más golosinas.

Saa comenta que estudian unos 25 alumnos en cada semestre. Por esto, Casita Bombón factura cerca de USD 2 000 mensuales. Los alumnos son en su mayoría hombres y mujeres jóvenes, entre 18 y 30 años. También asisten amas de casa.

Al finalizar el curso, los estudiantes reciben un certificado. El mismo es avalado por la Asociación de Chefs del Ecuador, la Academia Culinaria de las Américas y el Foro Panamericano de Asociaciones Gastronómicas Profesionales.

Cristhian Barrera es estudiante de Casita Bombón. Él inició en mayo y espera poder iniciar una microempresa al terminar el curso. “En un mes he aprendido diversas técnicas. Lo más importante son los conocimientos adquiridos sobre el manejo del negocio”, asegura Barrera.

Otra alumna es María Sojos. Ella vive en Naranjal, a una hora de Guayaquil y se traslada a la ciudad dos veces por semana para recibir los cursos. “Valen la pena por el precio y el buen contenido”, dice. “Además, los instructores tienen dominio de los temas que imparten”. Sojos espera empezar un negocio a finales de este año.