El sector camaronero es un buen ejemplo de investigación y desarrollo. En la foto se observa la planta empacadora de Cofimar; la firma invirtió USD 10 millones en los últimos dos años. Foto: Archivo / LÍDERES

El sector camaronero es un buen ejemplo de investigación y desarrollo. En la foto se observa la planta empacadora de Cofimar; la firma invirtió USD 10 millones en los últimos dos años. Foto: Archivo / LÍDERES

Un índice global mide el valor agregado de las exportaciones

15 de mayo de 2018 10:12

Todo producto que un país exporta tiene un valor agregado, un grado de intensidad de investigación y conocimiento. Así, por ejemplo, un detergente elaborado en Estados Unidos, o un alimento procesado hecho en Suiza, por citar dos ejemplos, pueden tener detrás de sí una serie de procesos que los convierten en productos con un alto valor agregado o con una intensidad de conocimiento superior a la de productos de otros países.

Esta calidad de la oferta exportable se mide en el Índice de Complejidad Económica (ICE) y en el Índice de Complejidad de Producto (ICP). Estas herramientas, que se basan en una fórmula matemática, dieron paso al ‘Atlas de la complejidad económica’, desarrollado por la Universidad de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés).

El ICE se calcula por medio de dos variables: diversidad (que mide la variedad de productos que un país produce) y ubicuidad (que cuantifica el grado de especialización que requiere la producción de cada producto). Este indicador es considerado un método de predecir el crecimiento económico futuro, así como para explicar variaciones internacionales en temas de ingresos generados por exportaciones.

El ranking del ICE del 2017, que se elabora con información del 2011 al 2016, es liderado por Suiza, Japón y Singapur. En América Latina destacan Panamá (24), México (25), Brasil (44), Colombia (45) y Costa Rica (47). Ecuador aparece en el puesto 82, en el listado que agrupa a un total de 124 países.

El ICE indica que en el 2016 Ecuador exportó 76 productos con ventaja comparativa. Esta medición intenta determinar si la participación en las exportaciones mundiales es mayor a lo que se esperaría de acuerdo al tamaño de su economía de exportación y del tamaño del mercado global de los productos comparados.

Colombia, por su parte, tuvo 126 productos con ventaja comparativa, mientras que Suiza, el líder del ICE, registró 188 productos con las mismas características. Los números muestran las distancias entre Ecuador y esos dos países.

Para Nelson Baldeón, vocero del MIT en Ecuador, en una economía global altamente competitiva y basada en la tecnología, hay que evaluar el valor agregado de las exportaciones. “En el país, en general, seguimos haciendo los mismos productos y para “innovar” hacemos una presentación diferente. Eso no es suficiente”.

Para explicar la brecha de innovación que Ecuador tiene con los países líderes, Baldeón menciona un ejemplo: en Suiza se desarrollan estómagos artificiales que permiten probar nuevos alimentos que se venden a escala global. “Con eso se ofertan productos alimenticios de alto valor agregado, para un ‘target’ específico”.

El vocero del MIT asegura que la clave es la investigación y desarrollo. “Estos dos factores permiten tener productos de exportación muy competitivos”.

¿Existe algún ejemplo en Ecuador? Baldeón considera que la empresa Terrafertil, con sus frutas deshidratadas constituye un caso exitoso.

El sector camaronero realiza investigación y desarrollo con fuerza. Eso permite que el camarón ecuatoriano llegue hoy en día a 50 países. Inversión en laboratorios y en plantas empacadoras, así como en procesos cada vez más tecnificados son parte de esta industria que el año pasado vendió más de 900 millones de libras y USD 2 860,3 millones, lo que significó un crecimiento del 17% en relación con el 2016.

Si bien el camarón es tratado como un bien primario, los exportadores destacan el alto valor agregado que existe en la producción. Allí están los laboratorios donde se crían las larvas, hay seguimiento científico y se da un mejoramiento genético.También se cuenta la tecnificación en las camaroneras. El resultado es un camarón más resistente y robusto, que gana mercado.

Para Daniel Legarda, presidente de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor), el sector camaronero es un buen ejemplo de la complejidad económica. “Tiene procesos, desarrollo e investigación muy grandes. Hay plantas de balanceados, laboratorios y mucho trabajo”.

Al analizar los resultados de Ecuador en el ICE, Legarda anota que en el pasado se dieron intentos por modificar la estructura productiva “con un Estado central planificador y actor fundamental, que elegía sectores productivos”.

Eso -añade- hizo perder tiempo porque se intentó dar saltos muy grandes y riesgosos para una economía como la ecuatoriana. Legarda cree que para lograr mayor valor agregado en las exportaciones se requiere un cambio de estrategia productiva en el país.

El país suma ejemplos de desarrollo e innovación

Las instalaciones  de la empresa ecuatoriana Terrafertil están en Tabacundo, al norte de Pichincha. Foto: Archivo / LÍDERES

Las instalaciones de la empresa ecuatoriana Terrafertil están en Tabacundo, al norte de Pichincha. Foto: Archivo / LÍDERES

Alcanzar mayores niveles de producción con valor agregado es un reto para Ecuador y para la mayoría de países de la región. En el ranking del Índice de Complejidad Económica (ICE) 2017, ningún país de los 13 de América Latina que incluye la lista, aparece en los primeros 10 puestos.

Panamá y México recién se hacen un lugar en el puesto 24 y 25 respectivamente. Entre los países de la región, Ecuador, con el puesto 82, solo está por encima de Venezuela y Guatemala.

Andrés Robalino, director ejecutivo de la Cámara de Industrias de Cuenca, explica que uno de los limitantes es la naturaleza del tejido empresarial del país. Según datos de la Superintendencia de Compañías, en Ecuador el 81% de las empresas son micro y pequeñas empresas.

De ahí que, por sus presupuestos, dice Robalino, la mayoría de empresas no cuentan con recursos suficientes para invertir en investigación, innovación y capacitación, que son los requerimientos básicos para ofrecer un producto con valor agregado.

“Las multinacionales, las empresas más grandes son las que tienen mayor capacidad para invertir en investigación y tener sus propios departamentos de innovación. Los gerentes de las empresas pequeñas generalmente son todólogos”, señala.

Aún así, en Ecuador, en los últimos años, varias empresas han hecho esfuerzos importantes para destacar en esta área. En el ránking ICE anterior, que evalúa el periodo 2006-2010, Ecuador estaba en el puesto 90.

Terrafertil es un caso excepcional. Fundada en el 2005, inició operaciones como una exportadora de fruta seca. Para el 2009 continuó con su crecimiento y presentó la marca Nature’s Heart.

Su valor agregado está en su cadena productiva, que incluye la siembra, cosecha, secado, selección de los frutos deshidratados, el empacado y la distribución. El empacado es uno de los puntos más altos: éste permite que sus productos lleguen a los consumidores, dentro y fuera del país, listos para consumirse.

Esto despertó el interés de la suiza Nestlé, que en febrero adquirió una participación mayoritaria en Terrafertil.

En un mercado en el que la moda está altamente industrializada y la tendencia “fast fashion” (moda desechable) Metier se enfoca en ofrecer un producto que preserve la tradición de los tejedores de paja toquilla, pero que esté a la altura de los requerimientos de los locales de moda más exclusivos de Italia y Estados Unidos.

Uno de los sombreros de paja toquilla que ofrece esta marca toma 11 meses en elaborarse, por la complejidad del tejido.

“Es el sombrero más fijo, tiene 56 nudos de paja por cada pulgada lineal y requiere un nivel de elaboración que no cualquier tejedor puede alcanzar”, cuenta Alessandro Benincasa, cofundador de esta marca lanzada en el 2009.

Benincasa destaca que ofrecer un producto tradicional, como el sombrero de paja toquilla, con estilos vanguardistas implicó inversión en investigaciones de mercado en Barcelona, Italia y Londres.

Otro caso es chocolates Pacari. Esta marca suma unos 200 premios internacionales a la calidad, además, seis tipos de certificaciones -entre orgánicas, biodinámicas y de comercio justo- que demandaron hasta tres años de trabajo,cuenta Santiago Peralta, propietario.

Él añade que el valor agregado de su marca radica en productos orgánicos, libres de transgénicos, elaborados con una formulación que les permite ser consumidos por personas intolerantes al gluten y a la lactosa.

“Desarrollamos productos en los que cuidamos cada paso de la cadena de producción. No solo compramos materia prima, sino que también la desarrollamos y la mejoramos”, señala.

Cifra
82 es el puesto que ocupa Ecuador en este ránking que evalúa a 124 países.