Johanna Pisco, jefe comercial de Liberty Seguros, atiende a un cliente. Archivo / LÍDERES

Existen cierto tipo de personalidades que pueden tornar un poco más compleja las labores diarias.

La productividad en una empresa puede verse afectada por el tipo de jefes

31 de March de 2015 15:12

El ambiente laboral está plagado de líderes o jefes que se empeñan en mantener su autoridad, al mismo tiempo que los empleados o colaboradores buscan la independencia. Esta relación supone una suerte de negociación entre ambas partes con el fin de alcanzar la productividad deseada por la empresa.

No obstante, a pesar de los esfuerzos que se hagan, existen cierto tipo de personalidades que pueden tornar un poco más compleja las labores diarias. En ese contexto, Elpais.com enlista cinco tipos de jefes tóxicos y ofrece soluciones concretas para no fracasar en el intento.

1.- El Micromanager: Es el tipo de jefe que luego de delegar actividades se esfuerza en reiterarlas y enfatizarlas, ya sea por correo electrónico, mensaje de texto o incluso Whatsapp. A través de esas herramientas de comunicación repasa nuevamente lo que ya fue discutido. No importa si es de noche, fin de semana o feriado, tiene la necesidad de confirmar una y otra vez el cumplimiento de las tareas.

Para no perder la cabeza con un líder de estas características, la paciencia es un arma vital. Toma tiempo ganar su confianza y para hacerlo se precisa responder, concretamente, a sus interrogantes. Otra alternativa es valerse de esos mismos mecanismos cuando el de las dudas o incertidumbres sea el empleado. Llenar su bandeja de entrada o su buzón de mensajes puede hacer que recapacite frente a ese tipo de prácticas.

2.- El innovador permanente: Todo el tiempo desarrolla ideas nuevas. Sin embargo, en el momento de ponerlas en práctica sabrá delegar al empleado. El conflicto surge cuando sin finalizar o concretar un proyecto, ya embarca al equipo a una tarea nueva. De ese modo no se termina lo que empieza.

De acuerdo al artículo, la manera para enfrentarse a un innovador es adaptarse a su personalidad y tener control sobre las fuentes que inspiran al líder. Al ser una persona que genera ideas permanentemente, espera lo mismo de quien se sume a su equipo.

3.- El experto en temas liderazgo: Para todo tiene una respuesta, porque ha tenido acceso a toda la información disponible al respecto. Conoce de autores, pensadores, pero, cuando se trate de ofrecer soluciones concretas, recurre al empleado. Es de los que, a pesar de que sabe que incurre en un error, anima a sus colaborares, de ser el caso, a incluir en los informes una u otra modificación de la verdad para contentar al cliente.

Al no saber concretar, el reto del empleado es tener que asumir la ejecución de todo ese discurso. Para ese tipo de jefe con hablar basta, le satisface pensar la situación desde diferentes perspectivas y llegar a un acuerdo cómodo. Valora que sus colaboradores escuchen atentamente toda esa “sabiduría adquirida”, y que tengan la capacidad de deducir qué pasos tomar para conseguir resultados positivos.

4.- El colega: Se esconde tras el disfraz de amigo y puede resultar peligroso, pues apela a los sentimientos y emociones de sus colaboradores. Es decir, la percepción de la gente que integra su equipo dependerá, en mayor medida, de lo bien que le caigan de manera personal. Lo profesional, con ese tipo de jefes, pasa a un segundo plano. Es del tipo de persona que busca saber cómo está la vida privada de los empleados, con el fin de que ellos pregunten lo mismo acerca de la suya. Sin embargo, en el momento de buscar culpables no le importará ‘la amistad’ que hayan podido cultivar.

Para sortearlo, se debe limitar la información que se ofrece en torno a la vida privada, además de diferenciar entre las horas dentro del lugar de trabajo y las destinadas a las actividades personales. Nunca está de más evitar salir de fiesta, si el jefe cumple con las características mencionadas anteriormente.

5.- El indeciso: No importa el tiempo que se destine a alcanzar acuerdos, este tipo de jefe trabaja por partes, pues nunca está seguro de los pasos que da. Su inseguridad puede llegar al punto en que desconfía de su equipo más cercano. Es problemático porque en el lapso que toma para enfrentar una decisión, podrá valerse del tiempo personal de sus colaboradores. Difícilmente puede ser visto como un líder, debido a su carencia de auto confianza.

Un jefe indeciso puede representar una oportunidad, en el sentido de que deja en manos de sus colaboradores la posibilidad de asistirle en todo aquello que requiera. Para hacerlo es necesario adelantarse a posibles cambios de rumbo para que el resto de personas implicadas en las decisiones también estén alerta. Si se le ofrece diferentes opciones a sus indecisiones, la confianza hacia su personal surgirá.