Una inseguridad nos puede parar en seco. Deseamos evitar dolor y momentos incómodos. Quizá sentimos miedo o la sensación de que no seremos capaces. En todo caso, será necesario reencuadrar la situación.

Primero que todo, debemos saber que por lo general el orden lo tenemos al revés. No debemos esperar a sentirnos seguros ni esperar el momento perfecto para comenzar, puesto que una inseguridad es un claro mensaje de que necesitamos practicar y aprender más para ser y sentirnos mejor.

Segundo: recordemos la frase de Aristóteles sobre la excelencia: “Somos lo que hacemos día a día, de modo que la excelencia no es un acto sino un hábito”. Si practicamos hablar en público o cualquier cosa en la que desees mejorar, todos los días durante un año, los resultados hablarán por sí mismos. Finalmente, hay que tener el coraje y simplemente comenzar y seguir adelante. “El coraje es el miedo caminando”. Es probable que no dejes de sentir esa inseguridad por un tiempo, pero tomar acción vendrá con la recompensa del aprendizaje, del crecimiento y finalmente con la recompensa de la seguridad y el expertis. No pares.