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Invedelca lleva más de tres décadas en el cultivo de champiñones

Cerca de 87 días dura el proceso de producción de champiñones. Para cosechar un hongo de calidad, que sea digno de la receta de un plato gourmet o tan solo de una pizza, se requieren procedimientos rigurosos.

Adentrarse en el cultivo del agaricus bisporus (nombre científico del champiñón) es ingresar a cuartos oscuros y fríos, llenos de compartimentos de madera, conocidos como camas, donde en un período de 17 días crecen pequeños brotes redondos y blancos.

Todos estos conocimientos forman parte de la tradición de Invedelca, una firma quiteña que desde hace 34 años se dedica al cultivo de este producto.

En la década de 1960, el champiñón era desconocido para los ecuatorianos. La compañía estadounidense Amcesa decidió instalar su planta en el país, debido a las condiciones climáticas favorables para la producción.

Así, en 1967 esta firma extranjera abrió su plantación y área de empacado en Alóag (al sur de Quito). En esa época su producto estrella era el champiñón en conserva. La producción anual llegaba 45 450 kilogramos de hongos frescos y 363 600 de enlatados; de esa cantidad, más del 90% iba a EE.UU. y Europa.

Sin embargo, la empresa dejó el país en 1974. Cinco años después, el grupo Izurieta Mora Bowen decidió comprar la planta que en ese entonces se encontraba abandonada. Así, en 1979 nació la empresa familiar Invedelca. Este grupo invirtió unos USD 5 millones en el terreno de 4 hectáreas y la maquinaria.

Invedelca comenzó a comercializar champiñón con la marca Güipi; desde el principio sus canales de venta fueron la cadena Supermaxi, así como restaurantes y hoteles. La firma se dedicó a la venta de champiñones frescos y dejó a un lado los hongos enlatados. En esa época la producción anual llegaba oscilaba entre 30 000 y 40 000 libras.

En la década de 1980 comenzó a dinamizarse el mercado del champiñón con la aparición de otras empresas nacionales de este segmento.

Para la década de los 90, la empresa se consolidó debido a la ampliación de sus canales de distribución; la creciente presencia de supermercados del país le permitió llegar a más consumidores.

Gustavo Riquetti, gerente de Invedelca, cuenta que Güipi se convirtió en una marca tradicional en las perchas de los autoservicios gracias a sus décadas de trayectoria. Pero quedaba un asunto pendiente: llegar a mercados internacionales. Por eso, en el 2006 comenzaron a vender a Costa Rica y en el 2010 a Panamá.

El año pasado la firma exportó 64 000 libras a estos dos destinos. En el 2011, la cantidad fue de 160 000 libras. La caída fue porque bajó la materia prima y se priorizó el mercado local.

Beatriz Ortíz distribuye Güipi desde hace 26 años en Cuenca. Ella reparte los hongos a hoteles, restaurantes y pizzerías de esa ciudad. A la semana entrega 750 kilos. "La calidad y el sabor son claves".

Ramiro Armas, jefe de Compras del Alameda Hotel Mercure (Quito), señala que trabajan con Invedelca desde hace 27 años. A la semana adquieren entre 20 y 30 kilos. Armas sostiene que la calidad de los champiñones es excelente. En esto coincide Luis Janeta, propietario de JM Catering Services, quien adquiere el producto desde hace ocho años.

La producción Meta del 2013. Para este año la meta total de producción es cultivar y empacar 2 200 000 libras.

Duplicar las metas. Para el 2016, la firma prevé llegar a un pico de producción de 4 000 000 libras. La empresa prevé ampliar su planta y estrategia para conseguir este objetivo.

Sello de calidad.  Actualmente, el proceso de producción cuenta con el sello de calidad ISO 9001.