El País de Uruguay, Grupo de Diarios América (GDA)
Descrición
¿Te sirvió esta noticia?:
Si 0
No 0

Los iWorkers cambian la jornada laboral

Los estudios e informes por encargo pueden terminar diciendo más de lo que intentan describir. Tal es el caso de Ricoh, que se interesó por la utilización de la información digital en Europa, donde se identifica que las pequeñas y medianas empresas están migrando con mayor velocidad a los medios digitales que las empresas grandes. Dos tercios de las pymes (el 64%), habrán de tener digitalizados todos su informes en los próximos tres años. La cifra que incluye a las grandes compañías llega al 46%.

El estudio señala los pros y los contras de esta tendencia, siempre ajustado a los resultados obtenidos. Lo bueno del asunto es que se aspira a modelos productivos de mayor agilidad, compartir conocimiento entre compañeros o equipos de trabajo y aumento de la capacidad y velocidad de respuesta a sus clientes.

Las contras están basadas en los miedos. A mayor acceso a la información, todo aquello que siempre fue considerado crítico o confidencial se encuentra en varias manos o, para decirlo mejor, en varios dispositivos portátiles, por lo que el peligro de filtraciones es mayor.

Si la tendencia, como es evidente y ya contemporánea, persiste, ha nacido una nueva denominación para los trabajadores: son los iWorkers, un neologismo proveniente de los equipos de Apple, a partir de los iPod, iPad, etc.

Textualmente, el informe habla de "la presencia de los iWorkers en el futuro; se trata de trabajadores fiables y cualificados, que tienen acceso las 24 horas, los siete días, a toda la información necesaria para satisfacer las necesidades de la compañía y sus clientes…".

Esta afirmación y pronóstico cambia la dimensión de los efectos, y pasa de la estructura del negocio a la estructuración del trabajo. Carece de novedad que en ciertas empresas o en ciertos puestos se exige disponibilidad absoluta, cualquier día, a cualquier hora.

Hay casos justificados, en particular aquellos que atienden situaciones críticas e imprevisibles, como médicos, bomberos, fuerzas de seguridad en general, y todos que se encuentran legitimados por la función que cumplen. Otra cuestión es incluir a todos los empleados o a la mayoría de ellos en el perpetuo 'online' al servicio de la empresa o de los clientes.

Aclarado este punto, vale la pena revisar los antecedentes y las consecuencias. Según Lewis Munford, el invento crucial para inaugurar una nueva época fue el reloj. Al aparecer los segundos, las horas y los minutos se dividió el tiempo en tajadas, y fue posible distribuirlo. Hasta entonces, los parámetros habituales eran los amaneceres y atardeceres.

El instrumento creció en importancia a partir de los procesos industriales, cuyo máximo exponente fue Frederick Taylor, contabilizando los segundos que podía llevar cada operación.

Aun hoy, el horario prevalece sobre los resultados en la mayoría de los casos. Sirve tanto para el empleado como para el empleador, con pautas establecidas por ley: tiempos mínimos de descanso, ausencia por fallecimiento de familiar, vacaciones y otra buena cantidad de regulaciones que nacieron, precisamente, para poner orden a la disponibilidad y responsabilidad de las tareas de cada uno.

En las empresas Las interrogantes. ¿Dónde encajarán los iWorkers si esta masa de empleados crece? Si es posible estar conectado con el trabajo todo el tiempo, ¿cuál es el tiempo del no trabajo? La reflexión. Con estos nuevos actores, es preciso detenerse y proponer nuevos esquemas en la relación laboral, tan razonables como posibles.

Los resultados.

  • Para las empresas que tomen la decisión de tener a iWorwers, las ventajas serán: mayor flexibilidad en las organizaciones, fuerza de trabajo, estar a la vanguardia de la tecnología, por encima de los competidores y, finalmente, reducir los costos de producción y eliminación de reprocesos.

EL ESPECIALISTA

'Trabajar por amor a la tecnología'
Arturo Castillo Motivador y profesor de técnicas psicorrelajantes

Sin duda, la informática ha transformado de manera radical e irreversible la forma de trabajar, no solo en cuanto a lo operativo, que ahora se solventa con veloces y eficientes máquinas, sino fundamentalmente en lo referente a los hábitos, a la actitud laboral.

La gran paradoja, sin embargo, es que las herramientas tecnológicas exigen más tiempo y dedicación. Entonces, en vez de cumplirse la mítica promesa del tiempo libre 'concedido' por las inteligentes máquinas, que supuestamente realizarían buena parte del trabajo, aquellas han tomado el control de la existencia de millones de sujetos.

De otra parte, la sola utilización de los aparatos electrónicos no garantiza la productividad ni la eficiencia. Dicho de manera radical, es el ser humano quien decide cuándo los pone a funcionar y cuándo los apaga. Es necesario recordar que la tecnología tiene fallos, que las máquinas distan mucho de ser perfectas, que están condenadas, como quienes las operan, a la obsolescencia.

El esnobismo es un factor frecuente en la adquisición de tecnología, que muchas veces excede los verdaderos requerimientos de la empresa. Se necesita de una cierta inteligencia organizacional para la justa aplicación de elementos informáticos, en total coherencia con los requerimientos de la compañía. De ahí que 'armar' tecnológicamente a los empleados bajo el supuesto de que con ello mejorarán la productividad y la atención al cliente, sea pecar de ingenuidad.

Los iWorkers están sujetos a un régimen manejado por una voluntad controladora, que no discrimina cuándo es oportuno y cuándo no poner en acción a los empleados; que les convierte en dispositivos de uso ilimitado, sin voluntad propia, detrás de los cuales está una organización abusiva. Estos trabajadores 24/7, cuyo tiempo y servicios están patentados por la empresa, manejan todo el arsenal tecnológico imaginable. Ellos no se preocupan por trazar una línea que separe lo personal de lo profesional.

Los iWorkers, para alegría de algunas empresas, carecen de noción del tiempo, pueden ausentarse de la realidad, de olvidarse de sí mismos, básicamente porque son adictos a la tecnología. Desde luego, también porque son 'workalcoholics'.

"Los iWorkers están sujetos a un régimen  manejado por una voluntad controladora, que no discrimina a la persona".