Jhoanna Rosales, ingeniera ambiental y emprendedora, fundó una planta de gestión de residuos electrónicos e impulsó una norma para su tratamiento. Foto: Galo Paguay / LÍDERES

Jhoanna Rosales, ingeniera ambiental y emprendedora, fundó una planta de gestión de residuos electrónicos e impulsó una norma para su tratamiento. Foto: Galo Paguay / LÍDERES

Jhoanna Rosales, ejemplo en gestión de residuos de tecnología en el país

6 de noviembre de 2019 15:31

Para Jhoanna Rosales nunca hubo misterios. Los temas ambientales le apasionaron desde que tuvo uso de razón. Este interés, más su amplia formación, le han permitido gerenciar su propia empresa de gestión de residuos electrónicos.

Aunque nació en Ibarra, sus estudios los realizó en Quito. Cuando era pequeña ya sentía inclinación por temas de la naturaleza, no en vano quería ser veterinaria.

Sin embargo, al crecer su visión se amplió. Cuando terminó la secundaria, en el colegio Isaac Newton, ya sabía que tenía que estudiar Ingeniería Ambiental. “Me gustaba el tema de la ecología. Pero, mi carrera tiene un campo de acción mayor, más general”.

Ingresó a la Universidad Internacional SEK. Desde que empezó se interesó mucho en el tema de los residuos sólidos y sentía la necesidad de encontrar soluciones para su correcta gestión en el país.

Esto lo recuerda Diana Ulloa, excompañera de universidad y gerente de la Empresa Pública de Agua Potable y Alcantarillado de Santa Cruz (Galápagos). “Jhoanna me mostró una revista de National Geographic con un reportaje que se llamaba ‘La tragedia mundial de los residuos electrónicos’. Fue en ese momento que me dijo que quería hacer algo al respecto”.

Y tuvo la oportunidad de empezar cuando en el 2007 entró como pasante a la entonces Fundación Natura, en el área de manejo de residuos sólidos. Al recorrer el relleno sanitario y la estación de transferencia de Quito se dio cuenta de que los residuos electrónicos llegaban en las mismas fundas de basura que el resto de desechos y lo único que se hacía era enterrarlos.

Jhoanna Rosales acompañada de su familia. Foto: archivo particular

Jhoanna Rosales acompañada de su familia. Foto: archivo particular

Fue en ese momento que nació la idea de Vertmonde, su empresa de gestión de este tipo de productos.

Su estancia en Fundación Natura se alargó por un año porque la contrataron. Mientras trabaja y estudiaba se puso a investigar sobre el manejo de los residuos electrónicos en las escombreras y por recicladores informales.

En enero del 2010, cuando dejó su puesto de trabajo, su compañía ya estaba constituida. Fue un año ‘hiperactivo’, similar al de su personalidad. Estudió a distancia una especialización en Ingeniería y administración de desechos sólidos en el Instituto IHE Delft de Holanda; viajó a EE.UU. para conocer sobre la gestión de residuos electrónicos; realizó sola su gestión para que dichos desechos entren en el listado nacional y sean considerados como peligrosos y el desarrollo de una política de gestión para los mismos, puso a operar su planta, etc.

Su compañía es de carácter familiar y entre los proyectos que ha desarrollado están campañas de reciclaje dentro de la ciudad. Una de las primeras estuvo vinculada al tema de residuos electrónicos; en aquella ocasión se recogieron, en dos meses, 60 toneladas.

A la par que ha impulsado su empresa, ha realizado consultorías independientes sobre ambiente.

Alejandra Conrado, excompañera de trabajo y amiga, destaca el espíritu emprendedor que tiene Jhoanna. Asegura que es una persona muy activa y que siempre tiene nuevos retos. “No se complica y tiene la visión para darle otro enfoque a la parte ambiental”.

Hace dos años, la ingeniera viajó al continente asiático para estudiar. Primero hizo una especialización en emprendimientos femeninos digitales en la Universidad de Indonesia y luego una maestría en Japón sobre administración de negocios y estrategia corporativa internacional en la Universidad Hitotsubahi.

Jhoanna Rosales y sus compañeros celebrando en el aniversario de su empresa. Foto: archivo particular

Jhoanna Rosales y sus compañeros celebrando en el aniversario de su empresa. Foto: archivo particular

“Siempre me han gustado los países muy organizados. La maestría me encantó, tenía un pénsum igual al de Harvard pero infinitamente más barato. Asia es un mercado muy interesante en este momento y hacía sentido buscar algo por allá. Fue todo en inglés”.

En Japón el tema ambiental está muy tecnificado y, prácticamente, ya está todo organizado con relación a esa área. Le llamó la atención, muy aparte de eso, la visión de asociatividad que existe en la cultura de ese país; el trabajo en equipo es fundamental para lograr el beneficio de todo un grupo.

Como parte de su maestría, Jhoanna hizo sus prácticas profesionales y se involucró en el mundo del emprendimiento. Las pasantías las realizó en empresas incubadoras, aceleradoras, fondos de inversión, etc. Trabajó en MCT INC en Tokio y Makers Bootcamp en Kioto.

Jhoanna cuenta que Japón es uno de los países con la tasa de emprendimiento más baja en el mundo. “Fue interesante ver el tipo de negocios que existen. A mi parecer son cosas extrañas porque no tienen muchos aspectos que resolver. Los negocios están relacionados con artefactos conectados a Internet. Por ejemplo, la caja de arena del gato te avisa cuándo cambiarle o si está enfermo. No son aplicables a nuestra realidad”.

DATOS

Actividades. Entre 2011 y 2013 locutó en el programa La carreta ecológica, en radio HCJB. Le gusta mucho el mundo de la comunicación.

Empresa. En Vertmonde trabaja junto a su mamá.

Pasatiempos. Va al gimnasio casi todos los días. Los fines de semana acude a la montaña. Practica yoga, pinta, etc. Son maneras para desconectarse de sus tareas diarias.

Procesos ambientalmente responsables

Redacción Quito (I)

Hace 10 años nació Vertmonde, que significa mundo verde. Jhoanna Rosales junto a su madre y su hermana estructuraron esta compañía que se dedica a la gestión de residuos ambientales.

“El objetivo era desarrollar un proceso técnico y ambientalmente responsable para el manejo de estos residuos, cumpliendo los más altos estándares de desempeño, siendo un referente de la industria en el país y la región”, indican las empresarias.

Se consideran residuos electrónicos todo aparato que funciona con electricidad y ha terminado su vida útil: teléfonos, computadoras, tablets, etc.

Jhoanna, la gerente, explica que como empresa se busca recuperar los materiales para que se utilicen en un nuevo proceso. “Cuando los residuos llegan a la planta se destruyen totalmente. Lo que hacemos es separar distintos tipos de plásticos, metales, baterías, vidrios, cables, etc. Lo complicado fue encontrarle a esas partes un proceso técnico. En el país existen sitios en los que, por ejemplo, se puede procesar el metal; pero en el caso del plástico y residuos electrónicos no hay tecnología (...) tenemos procesadores finales, en el exterior, quienes terminan el proceso que acá ya no podemos hacer. Eso pasa con el plástico”.

Cuando la empresa empezó manejaba alrededor de 20 clientes, pero ahora cuentan con unos 500. Ellos les entregan los residuos electrónicos para su gestión: 40% son entidades públicas y el resto son empresas privadas, medianas y grandes, dedicadas a las actividades de comercio e industria.

Tiene certificación ISO14001 de gestión ambiental, OSHAS 18001 de gestión de riesgos y R2, de reciclaje responsable de residuos electrónicos.