Jorge Saza, director económico de la Federación Latinoamericana de Bancos. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

Jorge Saza, director económico de la Federación Latinoamericana de Bancos. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

Jorge Saza: ‘La educación financiera está ausente’

16 de diciembre de 2019 12:33

Jorge Saza, director económico de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban) estuvo en Quito, durante el Congreso Latinoamericano de Sostenibilidad, Educación e Inclusión Financiera. El vocero considera que en las escuelas debe enseñarse educación financiera.

¿Cuáles son los principales retos que han identificado en la región para que la inclusión financiera sea mayor?

En Felaban tenemos un informe de inclusión financiera presentado este año e identificamos tres retos. El primero está en los altos niveles de pobreza. Con este problema es difícil que una persona tenga incentivos para buscar un producto financiero. Otro tema es la alta informalidad económica, que es un común denominador en América Latina. La gente no tiene planillas, no paga impuestos, no paga seguridad social, no lleva contabilidad, esa informalidad laboral y empresarial es un problema, porque para acceder a un servicio financiero se necesita de cierta documentación básica. Y el reto más importante es la ausencia de educación financiera. El público desconoce conceptos básicos de ahorro, inversión, presupuesto, ingresos, qué es una deuda, cuándo hacerlo, etc.

¿Qué está haciendo la banca en América Latina para reducir estos obstáculos?

Los bancos están haciendo capacitaciones, generan habilidades, elaboran material didáctico y tienen planes de orientación para el público. En 11 países, en el 2018, identificamos 118 programas impulsados por estas instituciones. En algunos países, como Ecuador, es obligación que las entidades financieras impulsen estos programas, pero más allá de la obligación, vemos que los bancos privados están haciendo su labor en lo que se refiere a la educación, pero hay factores que no están en sus manos para mejorar la inclusión. Por ejemplo, la reducción de pobreza no es algo que pueden hacer los bancos, eso es principalmente una labor de los Gobiernos. Un lugar es pobre porque no tiene acceso a la energía eléctrica ni agua potable, y ahí los bancos no tienen cómo solucionar eso.

¿Qué tanto ayudaría que la educación financiera se incluya como parte de las mallas curriculares en escuelas y colegios de la región?

Hay países en donde están haciendo eso, ahí hay el interés del Gobierno, de los bancos y del sector educativo. Incluir este tema en las escuelas es una buena idea, porque la educación financiera es una habilidad para la vida. Cuando eres joven, lo ideal es aprender a ahorrar; cuando estás en edad media, cultivar habilidades que te permitan adquirir bienes durables, como automóvil o casa, y cuando se es mayor, es importante haber ahorrado para un retiro digno. En América Latina carecemos de esas habilidades que se pueden aprender. Espero que en los colegios y escuelas den conceptos básicos para alcanzar esas habilidades.

¿Qué evaluación hace Felaban del avance de la inclusión financiera en la región?

En Felaban hacemos cada año un informe sobre el tema. La inclusión financiera la vemos como los puntos de acceso que tiene la gente. En ese aspecto, hemos mejorado bastante en la región. Si bien la oficina bancaria ya no se usa tanto como antes y las cifras muestran que el acceso en este canal no ha crecido tanto, hay otros canales que sí han crecido mucho. El número de cajeros electrónicos (ATM) también tiene menos dinamismo de crecimiento. Durante los últimos años su cobertura por cada 100 000 habitantes se mantiene estable en 49,3.

¿Cuál es el canal que más ha crecido en la banca?

La estrella en crecimiento de acceso son los corresponsales no bancarios, es decir los locales como tiendas y farmacias de barrio que ofrecen servicios bancarios. América Latina hoy cuenta con cerca de 703 000 puntos de acceso brindados por estos mecanismos. El uso de herramientas digitales también ha tenido un importante desempeño, aunque las transacciones han bajado un poco este año, porque han sido épocas de bajo crecimiento económico en América Latina y si a la economía no le va bien, la gente gasta menos y hay menos crecimiento en transacciones.

¿Cómo evalúa el desarrollo de la banca digital en un contexto en el que la inclusión financiera aún es baja?


La banca digital ha tenido un gran desempeño. Tenemos datos de que hace ocho años los canales digitales de la banca representaban el 1% del total de transacciones que se realizaban en América Latina, pero hoy son el 40%. Para mí, uno de los mejores ejemplos de inclusión financiera y banca digital es Uruguay. Ellos han dado pasos gigantes desde hace unos cuatro años en estos temas, pero lo han logrado porque se fijaron propósitos claros. Por ejemplo, se encargaron de que la gente, la mayoría, reciba sus pagos solo en cuentas bancarias y han buscado que el uso de tarjetas sea una cosa que tenga incentivos. Si una persona de otro país llega a Uruguay y decide pagar con tarjeta, los comercios identifican que la tarjeta no es de ese país y dan un incentivo en las compras y así logran que se use menos el efectivo.

En Ecuador se implementó una herramienta de billetera móvil recientemente. ¿Esta es una tendencia que va por buen camino y crecimiento?

Está ganando mucho espacio porque cada vez hay más acceso al uso de celular y la gente está más conectada a redes. Además de Bimo, de Ecuador, hay iniciativas similares en Perú, Argentina y México. Estas son herramientas para facilitar la vida y están muy bien, pero el problema es que todavía se necesitan autopistas digitales en muchos países, que las personas tengan un mayor acceso a banda ancha, a planes de datos.

¿Estas herramientas deberían ser de uso gratuito para incentivar su uso?

Depende de la infraestructura que tenga el país para ese tema. Es difícil decir que sea gratis, porque alguien tiene que pagar la construcción de esas autopistas digitales y de comunicaciones que se requieren. La reposición de esas inversiones se dará en plazos medios y las recibirá el Gobierno, las empresas de telecomunicaciones, los bancos, que invierten en crear esas redes. Ojalá que en este tema se logren consensos razonables, porque si impones una cosa que no va con las realidades terminas matando el esquema.

¿Las tasas de interés que cobra la banca son una restricción para el acceso a crédito formal y, por ende, a la inclusión financiera?


Las tasas dependen de las condiciones macroeconómicas. Si hay estabilidad, las tasas van a tomar buen rumbo. Es importante que exista mercado y competencia, esto ayuda a regular las tasas, porque los bancos se esfuerzan por ofrecer mejores opciones. Las tasas no pueden ser fruto de una imposición, eso es equivalente a que te obliguen a usar un vestido de una talla única para todos y eso no es amigable con el mercado.

Hoja de vida

Educación. Es economista por la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá.

Experiencia
. Trabajó en la Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo (Fedesarrollo), una entidad que se dedica a la investigación en temas de política económica y social. Fue parte la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia (Asobancaria). Ha sido asesor en la Federación Colombiana de Compañías de Leasing.
Actualmente es el director económico de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban).

Docencia. Ocasionalmente ha sido profesor universitario y columnista de temas económicos y financieros en medios de comunicación de Colombia.