Josep Piqué, presidente de la Fundación Iberoamericada Empresarial. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

Josep Piqué, presidente de la Fundación Iberoamericada Empresarial. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

Josep Piqué: 'Estamos ante el redespliegue de China'

20 de noviembre de 2018 11:58

Josep Piqué, presidente de la Fundación Iberoamericana Empresarial, se reunió con autoridades del Gobierno, así como con empresarios. A escala global, considera que el planeta está ante una clara recomposición del escenario geopolítico y de las fuerzas económicas.

Usted tiene experiencia en los sectores público y privado en España y en Europa. ¿Qué se requiere en un país como Ecuador para que el modelo de alianzas público-privadas funcione?

Lo más importante es que se dé una convergencia de criterios y de objetivos. Ya hay una sintonía a la hora de defender la apertura de la economía, de promover de verdad la inversión extranjera, de garantizar la seguridad jurídica, de avanzar en procesos de integración regional, como pasa con la Alianza del Pacífico. Estamos en un momento en el que puede abrir muchas posibilidades y oportunidades, y uno de los motivos de mi visita es ayudar a ese proceso desde la Fundación Iberoamericana Empresarial, para que Ecuador siga progresando. Recordemos que España, hasta los años 50, era un país pobre, atrasado, pero se tomó la decisión de abrirnos, se hizo convertible la moneda, se bajaron aranceles, se fomentó la inversión extranjera…

¿Esas son decisiones políticas necesarias?

Así es. Y sirvieron para que la economía empiece a crecer de manera significativa, para que se genere una clase media, para que después fuera posible la transición hacia la democracia. Esa experiencia es perfectamente aplicable a Ecuador. Este país está en mucha mejor posición que la España de los años 50.

En ese proceso de apertura que vivió España hubo que negociar y ceder ciertas posiciones en el sector privado y en el público. ¿Qué tan complicado puede ser eso para Ecuador en la actual coyuntura?

Es muy importante que el sector privado sea consciente de las limitaciones inherentes a la acción política. Muchas veces el empresario sugiere acciones y se las pide implementar tal como se hace en su empresa y eso en el mundo de la política no suele ser habitual, hay muchos equilibrios, contrapesos y lógicas distintas. También es importante que desde el sector público se asuma que no hay mejor manera de progresar y generar riqueza y empleo que dejando que la iniciativa privada se desarrolle en toda su plenitud. Eso no siempre lo comprende el sector público y lo mira al empresario, en ocasiones, como un enemigo o algo que se tiene que exprimir con impuestos o trabas. Hay que encontrar una síntesis entre las dos posiciones.

El actual Gobierno integró a empresarios en su Gabinete. Allí seguramente se toparon con lo que usted menciona. ¿Con qué más se pueden encontrar?

Con los retos de todo Gobierno democrático. Hay un parlamento que hay que tener en cuenta con sus divisiones. También está la presión de la opinión pública y los medios de comunicación. Está la judicatura, las leyes, la Contraloría y más factores que limitan el margen de actuación y eso se tiene que interpretar correctamente porque de lo contrario surge la frustración y lo más importante es conseguir certidumbre, seguridad. Las dos partes, el sector público y el privado, están en un proceso de aprendizaje, cosa que no es extraña.

¿En el tema de apertura comercial hacia dónde debe proyectarse Ecuador sabiendo que es un mercado pequeño y con baja competitividad?


Ecuador necesita una multiplicidad de miradas. He oído que la Alianza del Pacífico es una suerte de nuevo centro de gravedad y que hay que mirar hacia esa dirección. Lo comparto, pero creo que es una aproximación parcial. La Alianza del Pacífico es probablemente lo más Atlántico que existe en América Latina desde el punto de vista de los valores y por lo tanto creo que hay que tener al menos tres miradas: una hacia el norte, hacia EE.UU., y estar trabajando en un acuerdo comercial con ese país es algo que tiene buena dirección; también hay que mirar al Pacífico inevitablemente, pero hay que hacerlo compatible con una mirada hacia un tercer punto: el Atlántico, más en un momento en el que se está debilitando el vínculo tradicional que existía entre EE.UU. y Europa, a través del Reino Unido. Ahora el vínculo tiene que ser entre América Latina y la Unión Europea. Y ambos tienen que mirar hacia África.

Un continente al que se menciona muy poco…

Se menciona poco, pero hay un dato a tener en cuenta. China tiene una estrategia muy bien definida para el continente africano y eso no es casualidad. Por eso la importancia de la multiplicidad de miradas. Sería un error hacerlas de alguna manera contradictorias o incompatibles entre sí.

China ya está mirando hacia África...

China ha construido en Yibuti la mayor base militar extranjera en el continente africano.

China mirando hacia África. Proteccionismo en EE.UU. Nuevos presidentes en Brasil y México. ¿Qué está pasando?

Lo que hay es una clara recomposición del escenario geopolítico. Ese repliegue anglosajón se debe a un enorme despliegue de China o dicho de otra manera, un enorme redespliegue de China porque China fue el país más importante del mundo durante miles de años y dejo de serlo a mitad del siglo XIX. 150 años para la historia de China es un pequeño paréntesis y ahora vuelve a su ser y lo ha dicho de manera explícita. China ambiciona ser la gran potencia de este siglo para mediados del mismo. Eso cambia las reglas de juego y nos obliga a ver el mundo de manera distinta.

¿Y qué pasa con Occidente?

Lo que está pasando con China cambia la hegemonía de Occidente, que va perdiendo peso relativo y allí vemos la entrada de valores distintos a los que defendemos la democracia representativa o la economía de libre mercado o las sociedades abiertas. Allí está el retorno de los nacionalismos que está afectando a algunos países de Europa. A partir de aquí hay que hacer un análisis particular. Está por verse a Bolsonaro, en Brasil, quien tiene planteamientos populistas en temas de seguridad, por ejemplo. Pero en economía sus propuestas son de raíz profundamente liberal. Es verdad que la economía de EE.UU. está de manera excepcional aunque con riesgos de recalentamiento. Otro factor de incertidumbre es México con López Obrador que en sus primeros pasos se muestra contradictorio, señales que no son claras. Veremos cómo evolucionan una vez que Bolsonaro y López Obrador asuman sus cargos.

¿Son muchos vaivenes los que se esperan?

Habrá consecuencias. El capitalismo se define por la capacidad de asumir riesgos, pero asumir riesgos implica que aunque te puedas equivocar -y uno se equivoca mucho-, los riesgos son medibles y cuantificables, lo que no es cuantificable es la incertidumbre. Y cuando algo no se puede cuantificar, la reacción normal es esperar y ver, aunque eso ralentiza la economía. Por eso cuanto antes sepamos la política auténtica de Bolsonaro, en Brasil, y de López Obrador, en México, pues mejor para todos porque sabremos a qué atenernos.