José Luis Rosales (I) Redacción Sierra Norte / LÍDERES
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Lafarge confía en su nueva chimenea

Las piedras trituradas de caliza caen por un túnel abierto verticalmente en medio de la montaña. Por este lugar, denominado chimenea, que mide 292 metros de largo, se extrae la materia prima de la concesión minera Selva Alegre, código 122, de Lafarge Cementos, en Otavalo.

El objetivo de esta infraestructura es reducir el impacto ambiental que produce el polvo y ruido de esta cantera, a cielo abierto. También se evita la caída de rocas por la ladera de la montaña, explica Eduardo Sánchez, gerente de esta planta de Lafarge. Con esta nueva tecnología se busca una práctica amigable con el ambiente en esta mina de la que se extraen 1,2 millones de toneladas de caliza al año. Ese es uno de los cuatro principales componentes del cemento. Los otros son arcilla, sílice y hierro. Con ello, esta firma produce 1,4 millones de toneladas de cemento anualmente.

La mina, que tiene 50 hectáreas para explotación, está ubicada en el sector de El Quinde (Colibrí, en quichua), en el valle de Íntag, al occidente de Imbabura. De este sitio toma su nombre el proyecto de construcción de la chimenea, que también incluyó la apertura de un túnel de 540 metros de longitud, en la parte inferior de la mina. Por ahí sale el material sobre unas bandas transportadoras que moviliza las rocas molidas hacia el exterior. En una laptop, un obrero observa el correcto funcionamiento de este sistema a través de las cámaras de video, instaladas a lo largo del túnel.

Previamente, el mineral es extraído de la cima de la montaña. En el sitio hay bancos descendentes, que forman una especie de gradas, de 12 metros de alto. Allí operan máquinas perforadoras y retroexcavadoras, que cargan el material en volquetas gigantes. Estas la movilizan hasta una trituradora, ubicada en la parte superior de la mina, que tiene una capacidad para moler 700 toneladas por hora. De ahí, la piedra desmenuzada se deposita en la chimenea, a través de bandas.

María Gabriela Salazar, gerenta de Ambiente y Relaciones Comunitarias de Lafarge, recuerda que un manto de polvo, similar a un camino, se dibujaba por las laderas cuando las rocas se lanzaban libremente con el anterior sistema, llamado trasiego de mineral. La meta ahora es reforestar esa área erosionada.

Antes, las rocas eran pulverizadas en una trituradora, situada al pie de la montaña, para luego ser cargadas en los volquetes, que eran operados a control remoto, para evitar accidentes por la continua caída de rocas y tierra.

El proyecto Quinde arrancó en el 2010. Ese año se realizaron dos fases de sondeos de perforación para determinar las propiedades de la montaña rocosa.

Los expertos de la empresa Cien Minas S.A. abrieron verticalmente varios orificios que en total sumaron 1 729 metros (a lo largo de 400 metros longitudinales), para determinar la composición del terreno. Con esos datos, la firma Stantec Consulting se encargó de la ubicación, dirección y diseño que debía tener el túnel y la chimenea.

La construcción del subterráneo empezó en marzo del 2012. Para ello, fue contratada la firma Sevilla y Martínez Ingenieros (Semaica). David de Torre, jefe de seguridad del proyecto Quinde, explica que excavaron 602,5 metros del túnel. La estructura, que tiene en las paredes mallas y pernos de anclaje, mide 4,75 metros de ancho por 4,30 de alto. La apertura de este túnel se ejecutó en un año y cuatro meses.

La mayor parte de este es en línea recta. Pero tiene una pendiente de 8 grados. En tanto, la chimenea es casi perpendicular, con una inclinación de 75 grados. Sánchez explica que eso permite el paso fluido del material.

La chimenea fue excavada desde abajo hacia arriba. A este método los expertos le denominan Alimak. De eso, se encargaron técnicos de la empresa Ecuamontali, quienes perforaron las rocas y realizaron un sostenimiento de las paredes con mallas y pernos de anclaje. Esta tarea tomó ocho meses adicionales.

La parte final del proyecto estuvo a cargo de Metal Mecánica (Metalcar S.A); en la obra civil y el montaje de la trituradora. Mientras que la firma Innovatrónica se encargó de instalar los equipos en el interior del túnel. Esto incluyó el montaje de las estructuras de las bandas transportadoras, que miden cerca de 1 km, y de un apilador del material. Desde ahí, la caliza aún es trasladada en volquetes a la factoría, situada a 60 km, en el sector de Perugachi, cerca de Otavalo.

Lafarge en cifras

El Grupo.  En su sitio web, la firma informa que se encuentra en 64 países, cuenta con unos 68 000 empleados y dispone de 1 604 sitios de producción (cifras al 31 de diciembre del 2011).

La venta.  El 27 de mayo pasado, Lafarge anunció la venta de sus operaciones de cemento en Ecuador, por un monto de USD 553 millones, al grupo peruano Unión Andina de Cemento S.A.A. (Unacem).