Desde BlackRock ha sabido sortear importantes contratos. Uno de los más representativos fue durante la crisis del Gobierno de Grecia. En 2011 Atenas pidió su asesoría sobre el sistema financiero.  Foto: BlackRock

Desde BlackRock ha sabido sortear importantes contratos. Uno de los más representativos fue durante la crisis del Gobierno de Grecia. En 2011 Atenas pidió su asesoría sobre el sistema financiero. Foto: BlackRock

Larry Fink es el hombre más influyente en el mercado a escala mundial

10 de March de 2015 15:47

Su misión es construir un futuro financiero mejor para quienes le confían su dinero. Larry Fink asumió el compromiso de mejorar la vida de sus clientes. Y de ese modo construyó su fortuna.

Considerado uno de los hombres más poderosos e influyentes a escala mundial, el CEO de BlackRock, empresa gestora de fondos, administra un patrimonio de USD 4,65 mil millones. Si su 'emprendimiento' fuese un país, sería la cuarta economía del planeta, luego de Estados Unidos, China y Japón.

A través de una entrevista concedida en días pasados a Elpaís.com es posible definir el perfil de un hombre que dispone de 12 000 empleados en 30 países y percibe un sueldo de
USD 24 millones.

Muchos lo definen como el hombre detrás de la cortina, ya que su influencia en el mercado contrasta con el anonimato que disfruta fuera de los círculos financieros.

Confiesa no sentirse alguien poderoso. Sin embargo, le resulta común reunirse con personajes como el rey Juan Carlos, de España. Sobre eso sostiene sentir la responsabilidad de ayudar a los gobiernos a adoptar políticas adecuadas, a veces hablando claro y mostrando desacuerdo, pero siempre pensando en el interés de sus clientes.

Entre sus clientes se encuentran los grandes inversores institucionales como los principales fondos de pensiones públicos y privados o los fondos soberanos.

Su vínculo con las finanzas data de 1976, en First Boton. Allí posicionó su nombre como uno de los primeros agentes de compra y venta de titulizaciones hipotecarias. Años más tarde, el producto generó la crisis financiera a escala mundial, a través de los denominados “préstamos basura”.

10 años después, esa misma empresa afrontó pérdidas millonarias por una mala apuesta en torno a los tipos de interés. Larry Fink se hizo acreedor del título de persona non grata e, incluso, comenta haber salido por la “puerta de atrás”.

Esa crisis lo impulsó a desarrollar BlackRock. Desde allí ha sabido sortear importantes contratos. Uno de los más representativos fue durante la crisis del Gobierno de Grecia. En 2011 Atenas pidió su asesoría sobre el sistema financiero.

A través de su empresa también propone conceptos para entender las dinámicas del mercado mundial. Una de sus teorías gira en torno a la divergencia. Se trata de que el mundo se mueve a diferentes velocidades: económicas, monetarias y financieras.

De acuerdo a su análisis, dicha situación generará ganadores y perdedores entre los países y las empresas. Ejemplifica su punto de vista con lo que sucede en el sector energético, donde existen países que se benefician de la caída de los precios energéticos y otros como Rusia, Irán o Brasil que se ven perjudicados.

También explica que especular es cuando se tiene todo el dinero en efectivo. Invertir, usarlo para lograr objetivos determinados. Está convencido de que el mundo será mejor dentro de 30 años, por lo cual recomienda una estrategia de inversión con un horizonte temporal a largo plazo.

El futuro es una de sus preocupaciones más fuertes. Por ello, el ahorro para la jubilación lo obsesiona. Desde su perspectiva, actualmente se traspasa gran parte de la responsabilidad de gestionar el dinero para la vejez a los propios ahorradores, sin educarlos suficientemente en cómo hacerlo de forma correcta.

Otra de sus obsesiones es la tecnología y su poder transformador. “Solo aquellos que apuesten por la innovación serán los que triunfen”, indica. Desde esa lógica, el origen de la crisis actual es que la tecnología está desplazando a mucha gente del mercado laboral.

Por tal motivo confía en la educación como un pilar fundamental en el avance de las sociales, además de ser un arma para luchar contra la desigualdad. “La formación es un proceso que dura entre 15 y 20 años. El problema radica en los adultos que perdieron su trabajo y no pueden volver a los estudios. Necesitamos programas públicos y redes sociales para apoyar a este colectivo”, señala.

El “hombre más poderoso del mercado” tiene silla en los consejos de la Universidad de Nueva York y el Museo de Arte Moderno (MoMA). Está involucrado en Robin Hood, fundación que trabaja para reducir la pobreza en la ciudad estadounidense.