Es común encontrar en la literatura especializada diversas tipologías de marcos institucionales que condicionan distintas configuraciones de los sistemas empresariales. En América Latina encontramos que bajo nuestros marcos institucionales los negocios de origen familiar superan en cantidad a las empresas no familiares.

Esta empresa crece atada al sistema de valores y creencias del grupo familiar. Las consecuencias de esa relación es que muchas de las prácticas que se dan en ese núcleo se trasladan a la organización. Tipos de liderazgo, relaciones, estilos de comunicación, aspectos estratégicos, disposición al ahorro, etc.

Es decir, la empresa tiene “costumbres” que provienen del sistema familiar y este a su vez obtiene esas costumbres de la cultura nacional.

Por lo tanto, lo que vemos es un modelo de empresa e instituciones que emergen de nuestra propia cultura, historia, costumbres, valores. Comprender ese origen es clave para comprender los cambios necesarios para facilitar el crecimiento económico y en general la disminución de la pobreza en nuestra región.