Helados, postres y otros productos se fabrican con té matcha en Japón.  Despierta curiosidad en los turistas. Foto: AFP

Helados, postres y otros productos se fabrican con té matcha en Japón. Despierta curiosidad en los turistas. Foto: AFP

El matcha, la tendencia en la repostería

5 de septiembre de 2019 14:39

El matcha, un polvo de un verde intenso, deleita los paladares en Japón y en el extranjero, donde incluso se usa para elaborar helados, dulces o bombones, un nuevo filón con el que los japoneses intentan frenar el declive del consumo de té en su propio país.

En una tienda de venta de té de Shizuoka, la principal provincia productora del país, los clientes se abalanzan sobre un recipiente con siete helados de matcha, cuyo color verde va cambiando de tonalidad en función del sabor. Parecen más interesados en ellos que en el té, su materia prima.

“El número de consumidores japoneses de té disminuye”, explica Shigehiko Suzuki, jefe de la compañía Marushichi Seicha, que dispone de varios comercios en las islas.

Este empresario de 55 años comenzó a trabajar con té matcha hace 20 años, y hace nueve se lanzó con los helados del mismo. “La demanda de matcha se encuentra en fuerte expansión en zonas de Asia y en EE.UU., en cuanto a helados, postres y café”.

El año pasado, Japón exportó más de 5 000 toneladas de té verde (de todo tipo de variedades), 10 veces más que hace dos décadas. Con el paso de los años, el interés por el matcha fue en aumento.

El matcha se vende dos veces más caro que el sencha, el té verde en hojas más producido en Japón. Históricamente, Japón descubrió el al comienzo del siglo IX. Procedía de China y se usaba por sus propiedades medicinales. Hubo que esperar al siglo XVI para el desarrollo del matcha en Kioto, indisociable de la ceremonia del té.

Actualmente, esta variedad se vende en tiendas, al estilo de las “coffee shops”. Estas tratan de modernizar la imagen que se tiene del té, sobre todo entre los jóvenes, explica Mikito Tanimoto, que abrió hace dos años.

La “barista” de salón trabaja entre paredes de un blanco inmaculado y taburetes altos. Aquí los clientes se toman su tiempo y saborean distintas variedades, entre las 43 propuestas. Se da ambiente al sitio.