Miguel Ricaurte, economista jefe para la región andina del Banco Itaú pasa revista a los efectos de los ajustes fiscales que emprende el Gobierno. Foto: Patricio Terán /  EL COMERCIO

Miguel Ricaurte, economista jefe para la región andina del Banco Itaú pasa revista a los efectos de los ajustes fiscales que emprende el Gobierno. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

Miguel Ricaurte: 'El plan frenará el crecimiento'

17 de septiembre de 2018 09:07

Miguel Ricaurte, el economista jefe para la región andina del Banco Itaú pasa revista a los efectos de los ajustes fiscales que emprende el Gobierno. El analista ecuatoriano radicado en Chile considera que el recorte al gasto público generará menos crecimiento.

El Gobierno presentó el mes pasado un Plan de Prosperidad con varias medidas de reducción de gasto, entre ellas, ajuste a los subsidios. ¿Qué tan importantes van a ser los efectos de estas decisiones?

Se están tomando medidas en la dirección correcta. Parte del problema que viene afrontando el Ecuador es porque hubo un exceso de gasto público en un momento de bonanza, y hacer un ajuste era necesario. El problema es que el ajuste se hizo cuando ya estaba el problema. En un momento en que la economía iba a moderar su tasa de crecimiento, con las medidas vamos a ver menos gasto público y con lo importante que es el gasto público en el Ecuador, creemos que habrá aún menos crecimiento.

¿Cómo ve Itaú al país en este contexto? ¿Han hecho ajustes a sus estimaciones de crecimiento para Ecuador?

No tenemos todavía una estimación oficial, por la revisión a la baja que hizo el Banco Central a las cuentas nacionales del 2017. El problema es que no sabemos a qué parte del año lo hicieron y eso es determinante para la proyección que uno hace del año. Estábamos proyectando un crecimiento cercano al 1,5% este año antes de la revisión del BCE. Pero entre el efecto que podría traer la revisión, más el anuncio del plan de austeridad, el crecimiento podría ser de 0,5 y -0,5%.

¿Qué tan efectivas serán las medidas? ¿Qué se puede esperar para el próximo año?


El Ministro de Finanzas no ha sido categórico al decir que el crecimiento va a caer, pero uno no puede esperar que con un ajuste como el anunciado, de USD 1 000 millones, no vaya a caer el crecimiento. La estimación para el 2019 dependerá de lo que pase con el precio del petróleo y lo que ocurra con la guerra comercial. Las medidas se están tomando con una visión de mediano plazo, pero la gente va a sentir el costo inmediatamente. Mi sensación es que va a ser tan severo el efecto del ajuste a medida que se vaya implementando, que el Gobierno tendrá que parar un poco. Eso se ha visto en otros países. Para el 2019, perfectamente se podría esperar un crecimiento negativo. Es probable que el consumo se debilite a pesar de que la casa se empiece a ordenar y, probablemente, veremos una tasa de desempleo mayor a la que ya se ha registrado.

En este escenario, se ha criticado que el Gobierno dio prioridad al discurso de atracción de inversiones, que llegarían más al largo plazo. ¿Se debieron priorizar las medidas de ajuste antes que los incentivos?

Se puede pensar que el ajuste fiscal lo pudieron empezar a hacer el año pasado, cuando el petróleo estaba subiendo y los inversionistas afuera estaban buscando retorno, pero es difícil ser abiertamente crítico con los tiempos o con el menú de medidas que se tomaron, porque la situación era compleja antes que el presidente Moreno asumiera el cargo.

La sentencia de La Haya en el caso Chevron, ¿cómo afecta a la imagen del país ante inversionistas?

Es una mala noticia, porque muestra algo importante de cara al reto de desarrollo a mediano plazo del Ecuador, y es que todavía hay fragilidad en la institucionalidad, en este caso, la institución judicial. Esto muestra la importancia de tener instituciones independientes. El inversionista desde fuera puede ver que el precio del petróleo está subiendo, pero preguntará cuál es la seguridad jurídica que le ofrece el país. Lo que deja ver el fallo de La Haya es que hay dudas respecto de cómo operó la justicia. Es una mala señal no solo de cara al tema fiscal inmediato, si hay que pagar el dinero, sino también en relación con cuál es la seguridad jurídica que pude ofrecer Ecuador.

Otro de los retos es el acceso a financiamiento. Luego de las últimas operaciones, como la de Goldman Sachs y del BID, ¿se podría pensar que acudir al FMI ya no es una opción para el Ecuador?


De todas maneras, Ecuador tendrá que acudir al FMI; países con situación fiscal más ordenada como México y Colombia tienen una línea de crédito flexible con este ente, porque es una línea de emergencia abierta y el FMI no es terriblemente severo en el momento de cobrar.

¿Solo se está aplazando la decisión?

El año pasado tuvimos un déficit fiscal que estuvo encima del 5% del PIB. En este escenario, cualquier fuente de financiamiento a un costo racional está bien. Este año vamos a tener déficit menor al 5%, que tuvimos en el 2017, pero todavía vamos a acumular deuda. Si hay que acudir de manera ordenada y responsable, no lo veo mal. El problema es que Ecuador tiene un colchón de reservas de menos de 5% del PIB. Perú, que no está dolarizado, tiene 30%. Brasil tiene 20% y Colombia 18%. Obviamente hay liquidez, pero por el lado monetario, que son las reservas, no hay espacio para mucho. Me parecería poco acertado no ir al FMI.

En Sudamérica, la economía de Argentina es de las que genera más preocupación. ¿Cuál es el impacto que tendrá en la región esta crisis? ¿Qué proyecciones hace Itaú?

El peso argentino sufrió un ataque especulativo, los inversionistas y los propios argentinos desconfiaron de la capacidad del Banco Central de controlar la inflación y se fueron al dólar. Eso ha generado al Banco Central un agujero sin fondo. En febrero, cuando Argentina era la niña de los inversionistas, nuestra proyección de crecimiento era de 3,5% de expansión, pero ahora lo ajustamos a 2,2% de contracción. El deterioro ha sido muy rápido. Uruguay es de los países más afectados, porque dependen mucho de lo que pasa en Argentina. También para la industria manufacturera brasileña habrá un impacto, porque el mercado más importante de manufacturas de ese país es Argentina.

¿Cómo está el panorama para la región este año? ¿Qué factores inciden en su desempeño económico?

Los aranceles de los que habla el presidente de EE.UU. para China todavía no están implementados, la sensación es que Trump está amenazando para sentar a China a negociar. Además, las encuestas están mostrando que puede perder mayoría en el congreso. Con esos elementos, al final del año las cosas podrían calmarse y ayudaría a las materias primas, porque la región depende mucho de estas. Para la región estimamos un 1,1% de crecimiento, con la contracción de Argentina y el ajuste al crecimiento para Brasil por la incertidumbre política.

¿Cuál es el país que tendrá el mejor desempeño este año en Sudamérica?

Parece que será Perú, que crecería 4,2%, este año. Es llamativo porque pensamos que el tema político por el cambio de Gobierno iba a afectar, pero las obras de infraestructura se han venido ejecutando y el empleo y los salarios han crecido. Además, hay importantes proyectos de inversión minera que se están ejecutando.