Rodrigo Gómez  montó un taller de maniquíes en su casa. Cuenta con la ayuda de su familia y  colaboradores. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

Rodrigo Gómez montó un taller de maniquíes en su casa. Cuenta con la ayuda de su familia y colaboradores. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

Redacción Sierra Centro 
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Los ‘modelos’ de resina y fibra llevan la marca de Latacunga

23 de junio de 2016 10:47

Cuerpos delgados y en diversas poses son las figuras que moldea Rodrigo Gómez en su taller ubicado en el ingreso sur de Latacunga, en Cotopaxi. Hace 15 años, fundó su emprendimiento familiar especializado en la fabricación de maniquíes.

Estos ‘modelos’ exhiben las nuevas tendencias de la moda en los grandes almacenes y boutiques de ropa de Quito, Guayaquil, Cuenca, Ambato, Latacunga, Galápagos, Riobamba y otras ciudades. Maniquíes Latacunga es la firma que los produce y los comercializa en todo el país.

La calidad, el terminado y la puntualidad en la entrega de los muñecos son la carta de presentación de este negocio que viene creciendo y que el año pasado facturó alrededor de USD 60 000.

La casa de Gómez de dos plantas y de grandes ventanales es el sitio de exposición de su producto que lo fabrica con el apoyo de su familia y cinco colaboradores. Ellos se encargan de producir estas figuras usando con resinas, fibra de vidrio y otros materiales. Luego de un proceso químico dan el terminado de la figura.

Gómez tiene más de 100 modelos de diseños de maniquíes que los fabrica de acuerdo al gusto y el pedido del cliente. Hace un año diseñó un modelo que no es la típica imagen de una chica delgada; este emprendedor elaboró un maniquí con más curvas, con la idea de reflejar a la mujer manabita. “Ese fue el pedido del cliente, desde entonces más propietarios de boutiques de lo solicitan”,explica este emprendedor.

El costo de su producto es 50% menor a los importadores y con características similares o superiores. Comprar en EE.UU. o Colombia cuesta entre USD 400 y 500, mientras que los que Gómez fabrica cuestan USD 200.

Rodrigo se inició en esta actividad en 1995. Su hermano Nelson trabajaba en una fábrica similar. Con sus conocimientos instaló su propio taller donde colaboraba Rodrigo. Luego de unos años decidió montar su propio taller y viajar promocionando sus maniquíes. “Logré tener clientes en todo el país, pero por la crisis de 1999 con el feriado bancario quebré. Por eso emigré a España donde trabajé juntando brócoli”.

En ese país Gómez buscaba un trabajo similar al que realizaba en Ecuador. Logró emplearse en una fábrica de esas características. Allí aprendió a sacar los moldes de los muñecos y perfeccionó los acabados y el pintado, que son similares a los importados.

Con esos conocimientos retornó a Latacunga y reabrió nuevamente el taller con una inversión de USD 8 000. Los recursos económicos los usó en la compra de herramientas, materiales y adecuar un espacio de su casa para la exhibición de los maniquíes.

Andrés Vilema es su cliente hace 20 años. Él cuenta que el producto tiene acabados finos. “No pide favor a los importados, el precio y la calidad son claves. Eso permitió que nuestra mercadería que vendemos en la cadena de almacenes Energy, en Ambato, tenga más demanda en el mercado”.

Anteriormente adquiría maniquíes importados desde Perú, pero por la calidad decidió cambiarlos por los que produce la firma latacungueña. Además, la atención al cliente que puede escoger el diseño es importante. “Es una empresa que está a la vanguardia de los nuevos modelos que salen a escala internacional”, dice Vilema.

El emprendimiento de Rodrigo Gómez arrancó con tres moldes, pero una vez que abrió el mercado en otras ciudades del país fue aumentándolos. Dice que la inversión en el negocio es constante debido por la adquisición de los nuevos diseños de maniquíes.

Uno de los colaboradores es Segundo Chicaiza. Él comenta que el producto que fabrican manualmente es garantizado y de calidad. Eso permite mantener satisfecho a los clientes y que la empresa crezca.