Un obrero en una planta de Zouping, al este deChina observa las varillas de acero. El exceso de producción chino ha hecho caer el precio del acero  en los últimos años. Foto: AFP

Un obrero en una planta de Zouping, al este deChina observa las varillas de acero. El exceso de producción chino ha hecho caer el precio del acero en los últimos años. Foto: AFP

El mundo, alerta ante posible ‘guerra comercial’ por el acero

20 de marzo de 2018 06:39

Todo empezó a inicios de marzo del 2018 con una declaración de Donald Trump. El presidente de EE.UU sorprendió al mundo -otra vez- con un anuncio: la economía más grande del planeta gravará las importaciones de acero en 25% y las de aluminio en 10%.

La decisión había sido “cuidadosamente analizada”, según las autoridades de Estados Unidos y no buscaba un conflicto comercial. Pero hoy tres semanas después, autoridades, analistas y medios usan el término ‘guerra comercial, para hablar del tema.

La Unión Europea fue la primera en mostrar los dientes. La comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, dijo entonces tener la esperanza de que se pueda evitar una escalada de tensiones comerciales que “perjudicaría las relaciones transatlánticas”. En tanto, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, apuntó que las “guerras comerciales son malas y fáciles de perder”.

La tensión se mantiene desde entonces y para esta semana está prevista una reunión entre Malmström, y el secretario de Comercio de EEUU, Wilbur Ross.

A escala mundial se producen cada año 1 700 millones de toneladas métricas de acero. El principal productor es China con el 49%.La Unión Europea, Japón, India y EE.UU. completan la lista de los cinco principales productores.

En medio de la polémica levantada por Trump, China fue acusada de ‘dumping’ por sus socios. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, acusó al gigante asiático de inundar el mercado mundial de aluminio y acero barato, lo que considera una “competencia desleal”.

Las plantas siderúrgicas y metalúrgicas chinas son mayoritariamente compañías públicas muy endeudadas. En 2017 la producción de acero chino volvió a aumentar, un 5,7%, hasta 831,7 millones de toneladas.

El exceso de producción chino ha hecho caer su precio en los últimos años y sus socios comerciales, Estados Unidos y la Unión Europea, entre otros, denuncian las subvenciones públicas al sector.

China reconoce que existe un problema pero promete “medidas concretas” y asegura haber reducido su capacidad de producción en 50 millones de toneladas el año pasado. Pekín se ha comprometido a reducir su producción en 150 millones de toneladas entre 2016 y 2020, un objetivo que podría cumplirse este mismo año, según las autoridades.

En Alemania, motor de la UE, también existe inquietud. El país, séptimo exportador de acero y aluminio a EE.UU., está en el punto de mira de Trump desde su llegada al poder por su excedente comercial (USD 26 245 millones) y a su insuficiente gasto militar, en su opinión, en el seno de la OTAN.

El ministro de Finanzas alemán, Peter Altmaier, llamó a “evitar una guerra comercial”, abogando en Bruselas por “un comercio mundial libre y abierto”. EE.UU y la UE “no pueden entrar de ninguna forma en una escalada comercial”, advirtió por su parte el ministro español Román Escolano.

La UE, que exportó a Estados Unidos 5 300 millones de euros en acero y 1 100 millones de euros en aluminio en 2017, sigue abogando por el diálogo para intentar quedar fuera de las medidas, pero de confirmarse ya se preparó para responder al presidente estadounidense.

“El riesgo más importante sería no correr ningún riesgo ni responder” a la decisión de la administración Trump, ya que “podría dar la impresión que somos débiles”, dijo el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, en un acto de la industria europea Eurofer.

La estrategia europea pasa por aumentar los aranceles a productos emblemáticos estadounidenses como jeans o mantequilla de maní, así como por medidas de salvaguardia para proteger la industria siderúrgica europea y por una eventual demanda ante la Organización Mundial del Comercio, cuyo titular el brasileño Roberto Azevedo teme una “guerra comercial”.

Pittsburgh recibe bien a los aranceles

Legisladores estadounidenses, líderes industriales y gobiernos de todo el mundo han criticado los aranceles propuestos por Donald Trump a las importaciones de acero y aluminio. Pero en Pittsburgh, ciudad del acero, la reacción ha sido muy diferente.

Empleados y compañías de Pittsburgh y sus alrededores, donde se encuentra el motor industrial que solía producir gran parte del acero del mundo, son sólidos partidarios de las tarifas.

El anuncio de Trump no constituye para ellos una medida proteccionista, sino una nivelación del terreno de juego para los trabajadores estadounidenses.

“El anunciado alivio ya envió un mensaje positivo dentro de la industria sobre que el declive de los sectores de acero y aluminio puede ser revertido”, dijo el vicepresidente de United Steelworkers International, Tom Conway.

Ese sindicato con base en Pittsburgh, que representa a cerca de 850 000 trabajadores en EE.UU., es una poderosa voz de la industria que se ha visto afectada por décadas por las importaciones baratas y las nuevas tecnologías.

Representantes sindicales de los grandes conglomerados industriales como US Steel acompañaron a Trump en la Oficina Oval en días pasados cuando anunció los aranceles, que generaron el inmediato rechazo de legisladores de su propio partido así como de representantes de otras organizaciones.

Los detractores de las medidas expresaron su preocupación por el impacto que puedan tener en otras industrias y potencialmente en millones de trabajadores.

Para el acero, sin embargo, marcan “ un enorme resurgimiento ” , según un ejecutivo de la industria. “El efecto general es positivo ”, dijo Piotr Galitzine, jefe ejecutivo de TMK-IPSCO, líder global de la producción de tuberías para petróleo y gas.

Para la compañía matriz TMK, con base en Rusia, los aranceles les afectan de dos maneras. “Vamos a perder un poco por el lado de la importación, pero vamos a ganar mucho más en el ámbito doméstico”

TMK-IPSCO opera 10 plantas en Estados Unidos con 2 000 empleados y ellos están “ encantados ” con los aranceles, dijo Galitzine.

“No es un secreto que muchos obreros votaron por Trump por su promesa de crear nuevos empleos” tras ver cómo los puestos en muchas industrias fueron trasladados al extranjero en los últimos 40 años, añadió.

Pero la decisión del presidente generará también “una rápida y específica” represalia en el exterior, con la imposición de tarifas a exportaciones estadounidenses, dijo Christopher Plummer, presidente de Metal Strategies, una firma consultora especializada en la industria.
Los precios aumentarán asimismo en algunos bienes con insumos de aluminio, como autos y cerveza enlatada. “La pregunta es si causará mucho impacto”.

La industria del acero se ha recuperado en general hasta un punto aceptable desde el colapso de los precios del petróleo en 2014, explicó Plummer.

Pero Pittsburgh, perfectamente ubicada cerca de fuentes muy importantes de carbón y metal, y en la confluencia de tres ríos, se ha salido del camino seguido por la industria pesada desde hace años, dijo Chris Briem, un economista regional de la Universidad de Pittsburgh.

Y los trabajos de la industria se han movido a locaciones más rentables y evolucionado hacia tecnologías más flexibles y económicas.

En Ecuador preocupa la posible llegada de acero de baja calidad

En Ecuador también existe expectativa por el desenlace de la “guerra comercial” del acero. Guillermo Pavón, director general de la Federación Ecuatoriana de Industria de Metal (Fedimetal), cree que en caso de que la medida anunciada por EE.UU. se aplique habría una afectación en el mercado ecuatoriano.

Mucho del acero que antes iba a EE.UU. se dirigiría a países de América latina, incluido Ecuador, dice Pavón. “El riesgo es que llegue acero de baja calidad y esto generaría una competencia desleal para la industria nacional”.

Hoy en día la industria local de acero ocupa el 60% de su capacidad instalada de producción. Esto ocurre por la contracción de la economía y por la llegada de acero importado, añade el vocero de Fedimetal. Pavón indica que en el país se registran cerca de 19 000 empresas en el sector de metalmecánica, que trabajan con acero, aluminio, cobre, etc.

En cuanto al consumo de acero, informa que son 1 650 000 toneladas al año. De esa cifra entre

500 000 y 600 000 toneladas se producen en el Ecuador; el resto es importado. “Con esas cifras me refiero al acero producido a partir de la fundición de chatarra”.

En América, México y Canadá están exentos de los aranceles impuestos, al ser socios de Washington en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Brasil, es uno de los más afectados dado que Estados Unidos es el principal destino de sus exportaciones de acero y el sector da empleo a más de 200 000 personas en el país.

“Si no hay solución amigable muy rápido vamos a formular una representación a la OMC, no unilateral, sino con todos los países perjudicados”, dijo la semana pasad el presidente, Michel Temer.