Andrea  Samaniego, gerenta de Nina Folk,  enseña las  muñecas de trapo de unas 16 comunidades. Foto: Armando Prado / LÍDERES

Andrea Samaniego, gerenta de Nina Folk, enseña las muñecas de trapo de unas 16 comunidades. Foto: Armando Prado / LÍDERES

Nina Folk diseña muñecas con identidad local

27 de junio de 2017 18:23

La destreza de transformar artesanalmente retazos de telas en muñecas dio un giro en Nina Folk. Desde hace unos 22 años, las figuras de trapo que se exhiben en esta tienda, ubicada en Quito, son vestidas con atuendos de las comunidades indígenas del país.

Un viaje familiar a Otavalo, provincia de Imbabura, en 1995 sirvió de inspiración para que Nina Rosero, fundadora de Nina Folk, empiece a investigar la vestimenta de las mujeres indígenas de Ecuador.

Con esta información, Rosero elaboró una muñeca otavaleña. Incluyó cada detalle: la enagua, el anaco, la blusa blanca bordada, los collares, las fajas, las alpargatas, el chale y hasta el peinado.

Esa figura tuvo gran acogida, recuerda Andrea Samaniego, gerenta de Nina Folk.
Al descubrir este nicho de mercado, la familia Samaniego Rosero decidió perfeccionar la técnica e incluir réplicas en miniatura de los accesorios u objetos típicos de las diferentes etnias.

Actualmente, las estanterías de esta tienda son ocupadas por muñecas que representan a otavaleñas, cayambeñas, cholas cuencanas, saraguras, afrodescendientes, salasacas, coltas, entre otras. En total, se confeccionan figuras de 16 comunidades del país.

Para la elaboración se usa telas y los rasgos faciales se hacen con pintura; según su etnia se incluyen accesorios elaborados por artesanos de otras provincias.

Por ejemplo, los sombreros o canastas de paja toquilla vienen de Cuenca, los sombreros de paño de Ilumán, en Imbabura. Las vasijas de barro o tiestos llegan desde La Victoria, en Cotopaxi.

Para Darío Armas, artesano proveedor de los sombreros de paño, elaborar un producto diferente fue un reto. Como él estaba acostumbrado a confeccionar unos de talla regular tuvo que elaborar moldes más pequeños.

Ahora, aparte de los sombreros grandes, Armas diseña modelos en miniatura para complementar el ‘look’ de las muñecas. En promedio, la docena de estos cuesta entre USD 3 y 5, según la cantidad.

A la final, una muñeca de Nina Folk terminada cuesta USD 3, cuando se trata de figuras pequeñas que caben en la palma de la mano, o hasta USD 65, si son grandes -40 centímetros- y tienen ciertas piezas en cerámica. Todo según el tamaño y los acabados.

La venta directa de estos productos se realiza en la tienda ubicada en las calles García Moreno y Olmedo, en Quito. Pero además se cuenta con distribuidores. Están en Galería Ecuador, en el Mercado Artesanal, el convento de San Francisco, tiendas del Aeropuerto Mariscal Sucre. También, tiene presencia en Guayaquil, Galápagos, Ibarra, Baños, y la estación del tren de Alausí. Por estas muñecas se factura unos USD 24 000 al año.

Beatriz Borja, propietaria de Artes Aura, que funciona en el aeropuerto de Quito, menciona que los turistas extranjeros y los ecuatorianos valoran estas muñecas. Pero más las compran los nacionales, para llevar estas figuras como regalos.