Rubén Tufiño dirige la Cooperativa de Producción de Panela El Paraíso (Copropap), que se dedica a la producción de panela granulada para la exportación. La caña de azúcar se cultiva en la parroquia Pacto, en el noroccidente de Quito. Fotos: Diego Pallero

Rubén Tufiño dirige la Cooperativa de Producción de Panela El Paraíso (Copropap), que se dedica a la producción de panela granulada para la exportación. La caña de azúcar se cultiva en la parroquia Pacto, en el noroccidente de Quito. Fotos: Diego Pallero / LÍDERES

Su panela orgánica está en el 'top del comercio justo para la exportación

15 de julio de 2022 18:54

Hacia donde sea que se mire solo hay cañaverales. Por la vía zigzagueante de tierra y lastre se ven las plantaciones a cada lado o en las colinas.

Muchas son pequeñas extensiones: de una y cinco hectáreas; solo una ocupa 10, considerada la más grande.

En ninguna se utiliza insumos químicos y ese es -quizá- el mayor valor agregado que dan 42 familias a su producción de caña de azúcar, para exportar a la Unión Europea con la certificación orgánica y el sello de Comercio Justo.

El 75% de los 1 200 quintales mensuales que se producen se envía; el resto se queda para el mercado nacional, que igualmente se vende bajo los dos sellos.

Los agricultores son socios de la Cooperativa de Producción de Panela El Paraíso (Copropap), que -además del cultivo- fabrica la panela granulada. El Ministerio de Producción la resalta como una destacada exportadora en el Anuario de Exportaciones del Sector Asociativo y Comercio Justo 2021.

Rubén Tufiño, gerente general de esta firma de carácter asociativo
, habla del desempeño del negocio agroindustrial.

En los dos últimos años han tenido ventas de cerca de USD 1 millón en los supermercados de Italia y Francia. En el primer país su cliente es Altromercato Impresa Sociale Soc. Coop (Bolzano) y en el segundo es Artisans du Monde.

En una planicie del barrio El Paraíso, en la parroquia rural Pacto (noroccidente de Quito), se levanta un pequeño complejo industrial y su centro de acopio. Todas las semanas recibe la cosecha de caña, ya procesada y convertida en panela granulada que llega en sacos.

Tres trabajadores, con mandiles, guantes y gorros desechables, empacan en fundas de papel y polietileno o bilaminado, que son reciclables. El uso de este empaque es un compromiso de los campesinos con su cliente italiano, para ofrecer un producto saludable y sostenible. También es por la responsabilidad ambiental que asumieron hace 30 años cuando fundaron la cooperativa.

Sus presentaciones en fundas de 500 gramos y 1 kilo se comercializan con la marca Dulcita; llevan los dos sellos como un producto ‘bio’ para la Unión Europea, las certificaciones de Buenas Prácticas de Manufactura y Haccp. En la parte posterior del empaque se lee la historia de estas 42 familias productoras, escrita en italiano y francés.

También crearon su propia marca Yumba Raw, para ofrecer la panela granulada en fundas, sacos y cubitos.

Ese creciente interés del mercado internacional por alimentos orgánicos incentiva a Copropap a hacer inversiones en una planta procesadora, con su propio horno, para estandarizar la producción y fortalecer la calidad e inocuidad. Su proyección es cerrar todo el círculo para practicar la economía circular.

Actualmente, las 42 familias producen la panela en sus hornos y luego llevan a la empacadora. Tufiño recalca que cada tiene su microempresa, donde trabajan hasta cinco familiares y contratan a dos o tres personas más.

La meta es poner la planta en funcionamiento a fines de este año, cuando termine la construcción. Tras esa innovación se enfocarán en el mejoramiento productivo de las plantaciones y la siembra de otras variedades, para conseguir hasta 160 quintales de panela por hectárea al año. La producción promedio actual es de 110 a 120 quintales.

Eddin Cortes, socio y vicepresidente del Frente Antiminero de Pacto, dice que su cultivo orgánico, y la conservación de las vertientes de agua y bosques les permiten exportar y mejorar sus condiciones de vida. Copropap paga a sus socios hasta USD 43, incluido un premio por calidad, por cada saco de panela. Normalmente, los intermediarios pagan 28. Por eso, no están de acuerdo con la actividad minera.

Diana Insuasty, otra productora y vicepresidenta
, dice que con este cultivo sus hijos han podido estudiar y sus familias tienen un ingreso seguro por la exportación. Estos beneficios sociales son los impactos del Comercio Justo.

Proecuador, la Unión Europa, Fedexpor, sus clientes extranjeros y onegés han contribuido con asesoría y financiamiento para llegar a la exportación.

ALGUNAS CIFRAS

500 000 dólareses la inversión total que realizarán en la construcción de la planta procesadora. Ya han destinado 350 000.

500 familias
 trabajan en esta actividad, directa e indirectamente.

2013 En ese año comenzaron las exportaciones, luego de haber tenido la ayuda de Maquita Cusunchic.

3 500 quintales de panela granulada se exportarán por el puerto de Guayaquil, a partir de la última semana de junio.