Jeeyla Benítez / Redacción Quito
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Los pisos de BigBamboo se toman tiempo para ser rentables

Un olor dulce predomina en el ambiente. El ruido de las máquinas no distrae a la mente que intenta identificar el aroma. ¡Listo! Panela molida es la respuesta.

No es una dulcería, ni una cafetería. Se trata del galpón de BigBamboo, empresa que transforma el bambú, una planta similar a la caña guadua, en pisos terminados para casas u oficinas.

“Ese olor sale del azúcar que tiene el bambú, y durante el proceso se lo siente y permanece en los pisos”, explica Jorge Eguiguren, gerente de BigBamboo.

Esta compañía nació en el 2003, en los bosques tropicales del noroccidente de Pichincha, pero no fue hasta finales del año pasado que la compañía empezó a ver sus frutos. Esto ocurrió porque desde ese año hasta el 2012 se sembró el bambú; luego vino el procesamiento de la planta; y desde el último trimestre del 2012, arrancó la comercialización.

Se requieren siete años para que el bambú pueda ser procesado. Con una inversión inicial de USD 200 000, Eguiguren junto a cinco socios más construyó lo que hoy es su orgullo.

Durante ese tiempo, la empresa se sostuvo con el capital y aporte de los socios y con un préstamo de la Corporación Financiera Nacional que alcanzó los USD 500 000, entregados para la etapa de transformación del bambú cosechado. “Estamos cosechando un esfuerzo de tenacidad. Hoy vemos los resultados y creemos que valió la pena”, dice Eguiguren al recordar que durante los primeros años, la firma subsistía únicamente con el aporte de los socios.

En un terreno de 1 600 hectáreas, ubicado en el noroccidente de Pichincha y dividido en tres partes, se sembró la materia prima que se procesa en una planta ubicada en el sur de Quito. La firma actualmente da trabajo a 55 personas. En sus inicios eran 10.

En el 2011, BigBamboo obtuvo apoyo del Gobierno Nacional al ganar el primer concurso Innova Ecuador. La iniciativa se adjudicó USD 300 000 –no reembolsables- que le sirvieron para financiar la infraestructura y la parte técnica del proyecto de la compañía.

Hoy cuenta con más de 60 máquinas que le permiten procesar esta planta hasta convertirla en piso terminado. 15 días dura el proceso de refinado desde que ingresa el bambú a las máquinas hasta que se consolida en un piso.

La firma facturó USD 100 000 a finales del 2012, pero Eguiguren aspira a facturar USD 3 millones este año. Esto es alcanzable, pues la firma mantiene contratos para colocar pisos de bambú en el Edificio Levec Tao. Allí se colocarán 6 200 m2 de piso.

José Luis Bustamante, arquitecto de esta obra, indica que conoce los pisos de BigBamboo desde abril del 2012. A este profesional le parece una buena alternativa porque es ecológica. “Además, la empresa cultiva el bambú por su cuenta, y luego lo procesa. Eso es una ventaja, porque no conozco de otra empresa en Ecuador y en la región que elabore esta clase de pisos”. Él aclara que una opción es importar de China, pero los pisos de BigBamboo son ecuatorianos. “Por eso los vamos a utilizar en un edificio de corte ecológico”, finalizó.

Otro de sus clientes es Oswaldo Aguirre (Loja). A él le encanta el producto. “Lo utilicé en mi casa, y quedó espectacular. Ahora estoy pensando en usar más de sus productos en mi hogar”.

Julio Jurado, un abogado quiteño, concuerda con Aguirre, y señala que son pisos agradables. Incluso resaltó la rapidez de la colocación de este material. “Instalé estos pisos en un departamento de 66m2 y quedó mejor de lo que creí que quedaría”.

Precisamente, Eguiguren destaca que al estar los pisos previamente lacados, la instalación no les toma más de un día. Tras la instalación, “el piso puede ser utilizado de inmediato”.

Mas datos de la producción

La materia prima.  El bambú se puede cultivar en zonas tropicales  de alta pluviosidad y con altitud no mayor a 600 metros sobre el nivel del mar.

La cosecha.  Los bambús maduros  (10% por año) se recuperan de forma automática con el nacimiento de un número igual o mayor. La población promedio por hectárea es de 3 000 bambús, y viven 100 años.