La empresa Proquim produce detergentes; su planta funciona en el norte de Quito. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

La empresa Proquim produce detergentes; su planta funciona en el norte de Quito. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

Las tareas en la política industrial están incompletas

22 de agosto de 2016 09:51

Tras nueve años de Gobierno el programa de industrialización del país ha crecido lentamente y aún se puede perfeccionar, según gremios productivos y autoridades. En este período el modelo ha tenido diferentes nombres: agenda de competitividad, cambio de la matriz productiva y política industrial.

Este último plan lo lanzó el Ejecutivo hace dos semanas y tiene como objetivo que el Producto Interno Bruto Industrial llegue al 25% en el 2025. Al inicios del Gobierno, como consta dentro de un documento sobre las estrategias de cambio de matriz productiva, elaborado por la Vicepresidencia, la meta era que para el 2017 este PIB alcance el 14,5%. Sin embargo, las cosas poco han cambiado. En el 2007 el PIB Industrial alcanzó 13,7%, mientras que al momento es del 12,5%.

Para Roberto Aspiazu, director ejecutivo del Comité Empresarial Ecuatoriano, el plan de desarrollo industrial del Gobierno tiene pocos resultados porque el modelo neocepalino usado no lo ha permitido. “Fue un programa con el que elevaron aranceles, incrementaron salvaguardias, etc. Pero la gran mayoría de los productos gravados, por ejemplo, no se producían en el país”.

El sector privado considera que con el nuevo programa, prácticamente, se está dando una nueva imagen de un mismo proyecto. Para el ministro de Industrias, Santiago León, la situación es diferente. El funcionario explica que con el cambio de matriz productiva se buscaba diversificar, generar valor agregado, subir importaciones y mejorar la productividad.

Ahora, dice, la idea es potenciar la actual industria, para mejorar la dinámica manufacturera del país, fortalecer cadenas locales para que se enfoquen en el mercado externo y continuar con el plan de sustitución de importaciones. “La industria ha avanzado, pero no ha dado el gran salto”, reconoce León, quien agrega que la nueva política industrial se apuntala en la llegada de inversiones.

El Ministro de Industrias cree también que siempre es bueno tener cierto nivel de diversificación. “Tenemos que ver en qué somos buenos y en lo que no lo somos se tiene permitir la importación”, señaló en un taller con medios.

Richard Martínez, presidente ejecutivo de la Cámara de Industrias y Producción, indicó a inicios de agosto a diario EL COMERCIO que una nueva política industrial no puede construirse sin que nazca del sector empresarial. “Pese a que la reciente política industrial tiene elementos positivos, no alcanza a cubrir los problemas de fondo del aparato productivo”, asegura Martínez. “Necesitamos construir una agenda enfocada a brindar oxígeno a la actividad productiva”.

La Cámara de Industrias de Guayaquil añade que para que el PIB industrial crezca se requieren invertir en nuevas industrias y en ampliar e innovar y modernizar las actuales, “pero las inversiones van a los países donde hay un clima apropiado para invertir y mercados seguros para vender sus productos”. Además, según el gremio, el cambio de la matriz productiva no se tradujo en un esfuerzo serio por mejorar los niveles de competitividad de la economía.

El nuevo plan oficial se enfoca en el 2025

El nuevo plan de la política industrial del Gobierno implica una serie de inversiones desde este año hasta el 2025 por USD 13 600 millones, un aporte de USD 10 000 millones al producto interno bruto, la generación de 251 000 empleos y un aporte positivo a la balanza comercial por USD 10 200 millones. Así lo dio a conocer el Ministerio de Industrias la semana pasada.

Santiago León, titular de la Cartera de Estado, detalla que el punto de partida es la atracción de inversiones. El funcionario asegura que ya existen organismos multilaterales interesados en financiar los proyectos que se apalancan en sectores como la agroindustria, astilleros, papel, madera.

“Para esto necesitamos del sector privado, para alcanzar el desarrollo. Por eso, ya nos hemos reunido con representantes de las cámaras de la Producción”, señala León, quien mencionó que se reunió con Richard Martínez, de la CIP.

Según León, el sector privado demanda una participación más activa. “Eso está bien, la mano está extendida pero es necesario dejar visiones sectoriales. Es difícil satisfacer a todo el mundo. Todos tenemos que ceder un poco”.

En la Cámara de Industrias de Guayaquil analizan el nuevo plan. Sus voceros señalan que al no haber sido consultados no presentaron propuestas para este tema específico. “En lo de fondo no encontramos que se hayan recogido los planteamientos que -en cada ocasión que el Gobierno le ha solicitado- han sido propuestos por el sector productivo para promover un cambio estructural en la industria”, asegura el gremio.

León agrega que el plan está pensado como una hoja de ruta para el próximo gobierno. “Cumplimos con la responsabilidad de trabajar hasta el último momento dejando un camino trazado, pensando en el desarrollo del país”.

El sector empresarial pide estabilidad,nuevos mercados, créditos...

El nuevo plan industrial que promueve el Gobierno no es conocido por todos los gremios productivos del Ecuador. En las cámaras de la Pequeña Industria de Pichincha e Industrias de Cuenca y Guayaquil no acceden aún al documento para analizarlo.

Según Cristian Cisneros, director de los pequeños industriales de Pichincha (Capeipi), no conocen bien sobre la nueva plataforma industrial porque todavía no han participado en ningún proceso de difusión.

Un criterio similar tiene el presidente ejecutivo de los industriales cuencanos, Andrés Robalino. Él señala que aún no recibe una exposición oficial y espera una reunión con el Ministro de Industrias para conocer la propuesta y plantear sus propuestas. “Esperamos poder influenciar, enmendar y plantear cambios y no recibir algo ya establecido”.

La propuesta de los gremios azuayos gira en torno a lograr una estabilidad jurídica para atraer inversiones y generación de nuevas empresas. “Reglas claras y de largo plazo. Si no se logra, esta política industrial no tendrá ningún impacto, ni en el corto ni en el largo plazo”.

Otro planteamiento, dice Robalino, es reducir la tramitología, burocracia y centralización. “El Gobierno se ha caracterizado por generar incentivos, pero detrás hay una larga tramitología”.
La capacitación técnica como la formación dual para generar innovación, apertura de mercados… también inquietan. Además, según Robalino, falta coordinación entre las instituciones del Estado como SRI, IESS y otras que están subordinadas al plan industrial.

La Cámara de Industrias de Guayaquil plantea el respeto a los contratos, entre ellos los de propiedad intelectual. Además pide una política tributaria predecible, es decir que las empresas no estén bajo la incertidumbre que ante el primer síntoma de desequilibrio fiscal, el Gobierno pondrá más impuestos.

También demanda un marco laboral estable y una política económica coherente y consistente con los objetivos a mediano y largo plazos de producir más, para mantener la oferta de empleo y mejorar las exportaciones.

Cisneros, por su parte, señala que permanentemente han hecho propuestas sobre mejoras industriales como los parques industriales, acceso a crédito, apoyo para la generación de consorcios, capacitación y fondos para el mismo. Son un total de 14 puntos que se entregaron hace tres semanas en el último Consejo Consultivo de la Producción.

Los empresarios que no lideran gremios tampoco conocen a ciencia cierta el contenido del nuevo plan del Gobierno. Uno de ellos es Christian Ponce, de la firma Proquim, quien indica que si ya se tenía una propuesta industrial a largo plazo debió ponerse en marcha.

Además, dice, ha existido un debilitamiento en materia comercial, lo cual ha afectado al desarrollo de las pequeñas, medianas y grandes industrias por temas de importación de insumos, materias primas y bienes de capital; así como la falta de acceso a más mercados por la falta nuevos acuerdos comerciales.

Según el empresario, es posible que en estos meses se concreten algunos resultados con el nuevo plan industrial dependiendo de que se determine, en primer lugar, que el modelo de gasto público no funciona.

Carlos Rivadeneira, textilero y expresidente de la Cámara de la Pequeña Industria de Quito, asegura que los procesos de desarrollo industrial son a largo plazo y si los planes no están bien elaborados no es posible concretar nada. Pocos empresarios, dice, se acogieron a los planes industriales en estos 10 años. Él plantea mejorar las políticas de entrega de crédito y que el Estado cumpla con el pago de empresas proveedoras.