La empresa cuenta con modernos equipos para la fabricación de accesorios. USD 3 000 mensuales es la facturación de esta firma riobambeña. Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES

La empresa cuenta con modernos equipos para la fabricación de accesorios. USD 3 000 mensuales es la facturación de esta firma riobambeña. Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES

Sus productos abastecen a ferreterías de todo el país

8 de marzo de 2021 17:05

Los accesorios de irrigación y agua potable que se manufacturan en Iproplast abastecen a ferreterías, sembríos y campos ganaderos de todo el país. Los técnicos de la empresa ofrecen asesoría a sus clientes para elegir los productos más convenientes para sus cultivos o conexiones de agua.

Luis Velarde es el fundador de la empresa. Él inició el negocio con un pequeño taller artesanal en 1986. En esa época, él invirtió cerca de 200 000 sucres en la instalación de su negocio.

Un terreno familiar se convirtió en su primera planta de producción. Luis utilizó el dinero, que obtuvo a través de un crédito, para adquirir una máquina prensadora, polímeros y moldes.
Sus primeros productos fueron uniones, codos y adaptadores para tuberías, que se comercializaban en ferreterías locales.

A los 26 años, Luis tuvo que dejar sus estudios en el Colegio Técnico Carlos Cisneros, donde se formaba en la especialidad de Electrónica, debido a un accidente de trabajo. Él decidió viajar a Quito, donde empezó a trabajar en una empresa que fabricaba una variedad de objetos de plástico.

“Siempre quise tener un negocio propio y me atraía mucho el trabajo técnico. Me capacité, aprendí todo sobre el trabajo con polímeros y regresé a Riobamba para iniciar mi propia empresa”, cuenta Velarde, de 63 años.

El taller empezó a funcionar en abril de 1986. En esa época, las conexiones plásticas empezaban a llegar al mercado y eran muy demandadas por ser económicas.

“Antes todos los productos plásticos se importaban porque no había industrias nacionales. Encontramos una oportunidad para ser competitivos”, cuenta Luis.

Tres años después contrajo matrimonio con Luz Benalcázar. Ella también se sumó a la empresa e incentivó a su esposo para ampliar su oferta y así llegar con sus productos a nuevos mercados.

Luz se convirtió en la secretaria, contadora y en agente de ventas de la compañía. Simultáneamente cuidaba de sus cuatro hijos pequeños y de su hogar.

“Fue muy duro abrirnos mercado. Yo me encargaba de visitar cada ferretería para mostrar nuestros productos y ganar clientes. Algunas personas eran amables, pero también tuve que soportar maltratos”, cuenta Luz.

Otros dos agentes de ventas se encargaron de recorrer más ciudades del país para ofrecer las conexiones plásticas. Para esa época, ya se fabricaban también productos de la línea café; estos accesorios son más resistentes a la presión alta del agua.

Los cuatro hijos de la pareja, Ana Lucía, Félix, Rafael y Alex, quienes se formaron como ingenieros en carreras afines a la producción y seguridad industrial, se sumaron al equipo empresarial.

Ellos modernizaron y tecnificaron los procesos de producción, adquirieron nueva maquinaria y realizaron un estudio de mercado para incorporar nuevos diseños a su oferta. Ahora su menú tiene más de 100 tipos de productos.

Los adaptadores para mangueras que se utilizan en los sistemas de riego son su producto estrella.

También se fabrican campanas y aspersores de diferentes tamaños. Esos accesorios fueron diseñados tras analizar las necesidades de riego de los cultivos.

Los aspersores para florícolas, por ejemplo, tienen orificios más pequeños para que las gotas de agua no estropeen las plantas. Los aspersores para campos ganaderos están diseñados para cubrir distancias amplias.

“Los productos de Iproplast tienen alta calidad y muy buenos acabados, por eso son nuestros proveedores de confianza”, dice Jenny Sasnalema, una clienta.

Los productos más recientes de la firma son nebulizadores y cabinas de desinfección. Estos artículos se sumaron a la oferta durante la pandemia por covid-19.

“En el mercado local surgieron nuevas necesidades a raíz del incremento de casos de coronavirus. Esto nos motivó a diseñar los nuevos productos”, cuenta Alex Velarde, uno de los socios.

Él se encarga de administrar los nuevos canales de comercialización. Los productos ahora se difunden por redes sociales y una página web, esto les abrió nuevos mercados en Perú y Colombia.

La siguiente meta para la familia es convertirse en exportadores y abrir una sucursal en Quito.