Las frutas se cocinan en grandes ollas y luego pasan por un proceso de enfriamiento antes de ser empacadas. La planta de producción está en Quito. Foto: Carlos Noriega/Líderes

Las frutas se cocinan en grandes ollas y luego pasan por un proceso de enfriamiento antes de ser empacadas. La planta de producción está en Quito. Foto: Carlos Noriega

Su pulpa de ocho frutas llega a EE.UU. y Panamá

14 de marzo de 2022 13:37

Es una empresa que hace 11 años se dedica a la extracción de pulpa de fruta para venderla congelada en el mercado nacional e internacional.

Este emprendimiento empezó como un proyecto universitario en el 2011 y desde entonces el objetivo de Rossy Mejía y su madre fue vender pulpa de fruta 100% natural en el mercado internacional.

Mejía es fundadora y gerenta general de Jugo Fácil, una empresa que provee al mercado ecuatoriano de pulpa congelada de 22 frutas. Ocho de ellas también se exportan hacia Estados Unidos y Panamá desde el año pasado.

La marca empezó a operar hace 11 años con dos frutas: piña y mora. Según Mejía, ella y su
madre las escogieron por su alto potencial de exportación. La planta de producción se adaptó en una casa ubicada al norte de la capital, donde se mantiene actualmente.

Al inicio, el tratamiento de la fruta fue completamente artesanal y con el paso de los años se capacitaron y adquirieron máquinas para tecnificar el proceso.
Poco a poco el negocio fue creciendo y apuntando hacia el objetivo de exportar. “Aquí es muy fácil conseguir la fruta, pero en otros países el proceso es más complejo”, dice esta emprendedora. Por ello, decidieron incrementar el número de frutas que colocan en el mercado y que varían en función de la temporada. En su catálogo hay frutilla, guanábana, tomate de árbol, naranjilla, arazá, coco..., que se venden en diferentes presentaciones.

En la fábrica se procesa entre 600 kilos y una tonelada de fruta por día. Los trabajadores se encargan de recibirla, clasificarla, lavarla y colocarla en la máquina en la que se cocina a baño María por un lapso de entre ocho y 15 minutos, para que salga la pulpa y alcance un proceso de pasteurización. Luego, pasa por una especie de tubería hacia la máquina de enfriamiento en la que alcanza los 12° en cinco minutos y posteriormente es envasada.

Para un mejor manejo de la fruta, la empresa cuenta con tres líneas de producción: cítricos, frutas medianas y variedades pequeñas. Cada una tiene un tiempo determinado a la semana para su procesamiento. Además, trabajan con un gestor ambiental para desechar de forma correcta los residuos, comenta Mejía.

La fruta la adquieren en función de la temporada del año y de acuerdo con el stock que tengan en bodega. Una vez que la pulpa se envasa, se almacena en un cuarto frío a -11°. La fruta congelada puede durar hasta un año, debido a que no contiene ningún tipo de conservante ni preservante.

Ella y su esposo Becker Anasi explican que, antes de empezar a vender el producto en los grandes supermercados, tuvieron al menos cinco negativas, pero no se rindieron y, en la actualidad, también ofrecen su producto en hoteles, restaurantes y cafeterías .

La pulpa se comercializa en empaques de 100 gramos, en un blíster con 10 porciones de 50 gramos, con las que se puede preparar cinco vasos de jugo y en fundas de un kilo. También ofrece una presentación de mix de frutas, para dar más variedad a los clientes. Este producto es materia prima para otros productos como mermelada, helados, postres, yogur...

En la actualidad, ofrecen el producto en tres grandes cadenas de supermercados y venden por medio de aplicaciones digitales. La pulpa que oferta está considerada como producto primario, por lo tanto no grava IVA.

Para el desarrollo de este emprendimiento -dicen los propietarios- ha sido fundamental el encadenamiento productivo que han tenido con entidades como la AEI, que les ha permitido contactar con pequeños productores de todo el país para adquirir la fruta. Además, han recibido capacitación constante, que les permitió entrar en procesos para obtener certificaciones de calidad, lo que les ayudó a entrar en el mercado internacional.

Para empezar a exportar, Mejía comenta que realizaron algunos cambios en la planta de producción para acceder a certificaciones, porque “vamos a mercados que son muy exigentes”.
Eso implicó una serie de procesos rigurosos en cuanto a la calidad de materia prima que consumen y en los empaques para comercializar. Por ejemplo, en las cajas se encuentra cada uno de los beneficios y vitaminas que contiene. En promedio exportan un 30% de su facturación anual,