A pesar del gran número de renuncias, según el estudio, las empresas saben poco sobre cómo los empleados suelen gestionar la dimisión así como sobre las consecuencias de que se lo haga de maneras negativas. Foto: Pixabay

A pesar del gran número de renuncias, según el estudio, las empresas saben poco sobre cómo los empleados suelen gestionar la dimisión así como sobre las consecuencias de que se lo haga de maneras negativas. Foto: Pixabay

Siete maneras de renunciar sin cerrar puertas

23 de marzo de 2018 06:50

Aunque algunos estén decididos, renunciar a un trabajo no es fácil y tampoco existe una forma establecida para hacerlo.

Un estudio de la Universidad de Harvard, realizado en el 2016, determinó al menos siete maneras para dejar un empleo.

El sondeo se hizo a casi 300 personas que acababan de dejar un trabajo y a más de 200 jefes.
Los dos estilos más comunes de renuncia fueron los denominados manual e indiferente.

El primero incluye una reunión presencial con el superior para anunciar el retiro, un período de notificación estándar y una explicación de las razones.

El estilo indiferente es parecido al de manual, salvo que las reuniones suelen ser más cortas y no se ahonda en explicaciones.

Aunque no es frecuente, el estudio determinó que muchos trabajadores se marcharon de manera agradecida. Expresaron su gratitud a la empresa y también ofrecieron su ayuda para facilitar la transición tras su marcha.

Las dimisiones con aviso también fueron bastante comunes. El empleado comenta a sus superiores que contempla renunciar y está buscando otro trabajo; después presentan la renuncia.

También se registraron renuncias negativas. Hay personas que eligen marcharse de manera evasiva y los que ‘queman puentes’.

Una renuncia denominada evasiva se produce cuando una persona comunica a otros empleados que tiene planes de irse y no avisa en primer lugar a su jefa o jefe.

Mientras que al quemar puentes, el empleado ataca verbalmente al resto (y la empresa) y termina con cualquier posible vínculo con la organización que está dejando.

A pesar del gran número de renuncias, según el estudio, las empresas saben poco sobre cómo los empleados suelen gestionar la dimisión así como sobre las consecuencias de que se lo haga de maneras negativas.

El bienestar es el principal factor a estudiar, previo a la renuncia.

En el estudio se evidencia que los empleados que se sintieron más respetados y valorados tenían más posibilidades de hacer un esfuerzo adicional al marcharse. Pero cuando no, al renunciar intentaban vengarse de las maneras más destructivas.

En la actualidad, el grupo de trabajadores del segmento milenial es el que más altas tasas de rotación laboral tiene. Según un estudio de Deloitte del 2016, dos de cada tres empleados de esta generación están dispuestos a renunciar a su trabajo en cualquier momento y lo hacen en menos de dos años de haber ingresado.

Para Daniel Dávalos, gerente general de la consultora de recursos humanos Selecta, esto se debe a que este grupo de trabajadores valora mucho el equilibrio entre su vida personal y profesional. También es importante para ellos las oportunidades de crecimiento y capacitación que les ofrecen.

Si la empresa no le brinda ese ambiente, no dudan en dejarla. “Su lugar de trabajo debe ser desafiante”, enfatiza.

Sin embargo, el experto señala que no todo milenial tiene facilidades para abandonar un empleo.

Existen los profesionales que buscan opciones de crecimiento. Mientras que en el otro extremo están los jóvenes menos preparados, quienes se mantienen en una empresa por el sueldo, aunque no cumpla con sus expectativas.

Si el empleado están pensando en renunciar debe analizar detenidamente los motivos que lo impulsan a tomar esa decisión. Pesan más las razones vinculadas con los beneficios a largo plazo a los que podrían acceder los trabajadores.

No son motivos suficientes argumentos como un mejor salario o la relación con jefes o compañeros, enfatiza Dávalos.

En todo caso, los expertos aconsejan que la persona tenga un periodo de dos años continuos de trabajo en una empresa.

El estudio de Harvard también reveló que el proceso de renuncia también es difícil para los jefes, principalmente cuando se lo hace de forma negativa.

“Se sienten frustrados y enfadados cuando los empleados se van de manera evasiva, indiferente o queman puentes”.

Para evitar la alta rotación de personal, Dávalos recomienda a las empresas que dejen de asignar tareas a los empleados y le planteen objetivos. Este cambio de paradigma implica una transformación de las políticas corporativas, con el fin de que la organización se vuelva flexible y abierta.

Además, influye mucho la capacidad de motivar a los empleados, ya que de esa manera no caerán en la rutina y sentirán que la empresa es un espacio para desarrollarse profesionalmente.