En este restaurante trabaja toda la familia de Juan Andrés Castro. Su madre, Ana Cruz, se encarga de la contabilidad y su padre, Juan Castro Ortiz, es el pianista oficial de Mar & Luna. Foto: Julio Estrella/ LÍDERES.

En este restaurante trabaja toda la familia de Juan Andrés Castro. Su madre, Ana Cruz, se encarga de la contabilidad y su padre, Juan Castro Ortiz, es el pianista oficial de Mar & Luna. Foto: Julio Estrella/ LÍDERES.

Este restaurante rescata los sabores típicos del Perú

23 de agosto de 2015 13:14

Para Juan Andrés Castro, la gastronomía y su restaurante no son solo un trabajo, ambos se convirtieron en un estilo de vida. El joven emprendedor, de madre peruana y padre ecuatoriano, es propietario de Mar & Luna Restaurant, negocio familiar que se especializa en la comida peruana.

“Mi objetivo principal era, junto con mis padres y hermanas, mostrar a los quiteños los sabores típicos del Perú”, comenta Castro.

Su pasión por la gastronomía comenzó a los 19 años, cuando viajó a Estados Unidos para trabajar en un programa de intercambio. Al regreso, en 2009, tras terminar sus estudios de Marketing, decidió viajar a Chimbote en Perú para trabajar en el restaurante de sus tíos maternos. Por tres años aprendió de cocina y administración y a sus 23 años decidió abrir un restaurante propio en Quito.

“Mis tíos me apoyaban pero me dijeron que yo busque cómo financiar el proyecto”, agrega Castro. Así que aplicó a un préstamo de USD 200 000 en la Corporación Nacional de Fomento (CFN). Los estudios previos de factibilidad le tomaron 11 meses, pero logró obtener la cantidad solicitada y la construcción comenzó.

El local de 482 metros cuadrados se ubica en la esquina de la av. Coruña y Rafael León Larrea, en el norte de Quito. La casa pertenecía a sus padres y tuvo que remodelarla completamente. Fue ahí cuando el dinero se agotó.

“Vimos un gran potencial tanto en el negocio como en mi hijo, así que junto con mi esposo decidimos apoyar el proyecto y pedimos otro préstamo de USD 200 000 a la CFN”, afirma Ana Cruz, madre de Castro, quien se encarga de la contabilidad y los trámites legales del restaurante.

Con una inversión inicial de USD 400 000, Castro inauguró su restaurante en 2012 con la presencia del cuerpo diplomático peruano y casa llena. Pero el primer año fue difícil, la facturación total fue de USD 170 000 y apenas se cubrieron los costos fijos, que se promedian en los USD 25 000. “Aparte tuvimos problemas con el menú.

La comida peruana tiene mucho picante y condimentos, algo que no están acostumbrados los ecuatorianos”, afirma Castro.

El menú fue reestructurado y a través del boca a boca el restaurante empezó a tener más clientela. El segundo año (2014) cerraron con una facturación de USD 260 000. De igual forma lograron afianzar alianzas estratégicas con tarjetas de crédito y bancos locales. Pero uno de los logros más grandes fue la aceptación y apoyo de la comunidad peruana en Ecuador.

“Los platos son muy originales pero los sabores típicos están ahí. El restaurante es un lugar muy frecuentado por la comunidad peruana ya que el ambiente y la comida nos recuerdan a nuestro país”, comenta Estela Gálvez, de la Asociación de peruanos residentes en Pichincha.
Para Castro, el éxito del restaurante se debe al esmero que tiene el personal de cocina y el de servicio. “Hemos formado un buen grupo en Mar & Luna desde el dueño hasta la persona que cuida los carros, todos nos sentimos parte del proyecto”; comenta José Cedeño, cocinero.

La última contratación la realizó en enero del 2015, reduciendo la rotación de personal un 80%.
En la actualidad el restaurante tiene una capacidad para 130 comensales. Castro planea afianzarse en el mercado quiteño pero ya tiene pensado abrir otro local en Guayaquil.


EL INSIGNIA


‘La atención al cliente es primordial’

Ramón Moya. Mesero. 39 años. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO.

Ramón Moya. Mesero. 39 años. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO.

Empecé a trabar en el restaurante hace dos años. Soy de España y junto con mi esposa, que es ecuatoriana, llegamos al país sin trabajo asegurado. En España laboré como mesero por casi 13 años así que el trabajo se viene natural. Mi experiencia hizo que Juan Andrés Castro me contratara. Adaptarme fue fácil pero me costó un poco acostumbrarme a las jornadas de trabajo que se manejan en Ecuador.

En Mar & Luna, soy el empleado más antiguo pero constantemente busco seguir creciendo y aprendiendo. Nos capacitamos conjuntamente, el personal de servicio con la cocina, porque siempre es necesario aprender sobre todas las áreas de este negocio. Tal es el caso que cuando ingresé tuve que familiarizarme con la gastronomía peruana; fue complejo dominar todos los sabores y platos, pero fue muy rico aprender. El contacto con los comensales es lo que más me gusta de trabajar como mesero. Por lo que brindar la mejor atención al cliente siempre ha sido mi objetivo.