Entrevista a Richard Martínez, ministro de Economía y Finanzas. Foto:  Vicente Costales / LÍDERES

Entrevista a Richard Martínez, ministro de Economía y Finanzas. Foto: Vicente Costales / LÍDERES

Pedro Maldonado
(I) Editor del Semanario LÍDERES
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Richard Martínez: ‘El mayor reto es generar credibilidad’

7 de enero de 2019 09:04

Richard Martínez, ministro de Economía y Finanzas, dice que una de las principales preocupaciones en el 2019 es el entorno externo. Añade que el país tiene un plan económico y que no puede cerrarse a ninguna opción positiva, incluido el Fondo Monetario.

Hay un déficit fiscal, existe necesidad de inversión y otros puntos que representan desafíos para el gobierno. ¿Cómo viene el año económico del país?

Es un año muy importante porque desde las finanzas públicas hay un presupuesto que lo controlamos totalmente, lo trabajamos, se hicieron modificaciones, hay decisiones en marcha y nos permite operar con mucha disciplina, cosa que no se había dado en los últimos años. Ese presupuesto implica un giro en la conducción de la política fiscal. No podemos seguir acumulando déficits insostenibles: en el 2017 el déficit cerró en cerca de 6 000 millones de dólares y en 2018 bajó a 3 300 millones, menos de los 4 000 millones que se esperaban. Eso es importante porque disminuye las necesidades de financiamiento, ayuda a consolidar la posición fiscal, sobre todo pensando en que hay retos muy fuertes para el 2019, como los 1 250 millones de dólares de pago de pensiones jubilares o el efecto de la ley amazónica. 2019 es un año de consolidación, de una transición económica de un modelo Estado-dependiente a un modelo donde la actividad privada sea el motor de la economía. Cuando hablo de la actividad privada no me refiero solo a las grandes empresas, sino a todo el sector a las micro, pequeñas y medianas.

Para usted, ¿cuáles son las principales preocupaciones en este año?

La principal preocupación puede ser el entorno externo al que vemos extremadamente complejo y volátil. Las tasas de interés en EE.UU. siguen subiendo, el apetito de inversionistas en mercados emergente se reduce, el precio del crudo es muy volátil y eso hace que las condiciones de mercado hayan cambiado abruptamente. Ninguno de los informes de multilaterales dicen que este año será un mejor escenario. En esas condiciones hay que entender que no podemos dejar de endeudarnos hasta terminar de consolidar el déficit fiscal. Ahora es menor, pero aún tenemos que seguir financiando. El mercado externo, tan complejo y volátil, es un mercado en el que tenemos que jugar para conseguir financiamiento. El mayor reto es terminar de generar credibilidad en los mercados con trabajo gradual y disciplinado, para lograr mayor capacidad y más fuentes de financiamiento en los mejores términos para el país.

El déficit cerró en USD 3 300 millones en el 2018, pero hay analistas que hablan de cifras más grandes…

Ellos tendrán que explicarlo. Al final son criterios, la fuente oficial es el Ministerio de Economía y Finanzas. Nosotros tenemos las cifras y me llama la atención que se diga que es mayor. Las cifras son transparentes.

En los mecanismos de financiamiento externo para este año están bancos de inversión, China, multilaterales. ¿Allí también se puede esperar un acuerdo con el FMI?

El país no puede cerrarse a ninguna opción en tanto y en cuanto sea una opción positiva, bien trabajada, y allí el FMI es un instrumento extremadamente poderoso porque pudiera enviar una señal al mundo de que Ecuador está trabajando y haciendo las cosas en orden. Hemos trazado un plan de cuatro ejes y ese es el plan para salir adelante. Si ese plan puede ser acompañado por el Fondo enhorabuena, si es que el Fondo no decide acompañar no tenemos por qué generar otros mecanismos que no estén en el plan y que generen un sacrificio mayor en la población. Estamos dispuestos a conversar, no es que uno se sienta e impone un plan. Lo que hay que lograr es acompañamiento y somos optimistas de que en un momento determinado tengamos ese acompañamiento porque el financiamiento sería más barato, de largo plazo y habría tranquilidad en la gestión de la cosa pública.

Entonces, ¿estamos más cerca del FMI?

Diría que mucho más cerca que hace un año. Hace un año no había cooperación técnica, no había diálogo fluido. ¿Estamos más cerca de un acuerdo con el Fondo? Hasta que no encontremos una señal clara de que el FMI está dispuesto a apoyar esto, vamos a seguir trabajando en las otras opciones de financiamiento como bancos de inversión, operaciones estructuradas, etc.

¿Qué avances hay en el plan económico?

El plan ya está en marcha, lo que pasa es que se habla de que no existe un plan. Esas mismas personas que critican la ausencia de un plan también critican cuando se toman medidas. No hay solución mágica, uno no puede decir que vamos a salir sin hacer nada y logrando todos los resultados. Los pilares del plan son consolidación fiscal y estabilidad monetaria; igualdad de oportunidades y protección social; empleo y reactivación productiva; y transparencia y manejo eficiente de los recursos. Los resultados son la reducción del déficit con recortes al gasto (...); en protección social hay hitos como la garantía de 300 millones de dólares del BID para emitir un bono social, algo inédito. Esos recursos irán a vivienda popular y a lucha contra la violencia de género. En lo presupuestario está la asignación adicional para educación y salud, bonos de desarrollo humano garantizados. En empleo el reto es darle a la gente más opciones de financiamiento, en el ámbito público y privado. En el campo público está por anunciarse un plan para refinanciar deudas en la banca pública.

La inversión privada viene creciendo frente a la inversión pública en estos últimos dos años. ¿Qué se está haciendo para que esto se consolide?

Un instrumento muy poderoso es la Ley de Fomento Productivo y su reglamento. La economía necesita más recursos privados y los sectores minero y petrolero, por ejemplo, pueden atraer divisas. Hay sectores de amplia generación de empleo como construcción y agrícola donde estamos interviniendo con créditos y menores costos para reactivarlos. La expectativa es positiva en tanto el empresario asuma riesgos. Va a haber el empresario que siempre se queje, lo conozco de cerca, pero hay otro grupo que está dispuesto a apostar por el país entendiendo que el principio del emprendedor es el riesgo. Hoy las condiciones para el empresario son mejores que hace un año y medio.

Usted fue dirigente empresarial. Ahora, como Ministro, ¿qué siente al ser parte del sector público y saber que hay cosas que se pueden hacer y otras que no?

Siento que se puede construir mucho desde la política pública y se puede hacer mucho, pese a las restricciones. La dinámica es diferente. Se requiere de voluntad y consenso, ninguno de los dos puede querer imponer, de lo contrario la relación es insostenible. Lo que debe primar siempre es el saber qué estamos dispuestos a aportar desde cada lado. En las decisiones, la velocidad en las que se toman es el mayor reto para hallar mecanismos que van más allá del sector empresarial. Esto demanda una evaluación del país e implica que las decisiones sean más sopesadas en función de los grandes equilibrios. Lo importante es mejorar la calidad de vida de la gente.

Hoja de vida

Formación. Economista de la Universidad Católica del Ecuador, con un Executive MBA del IDE Business School, un Postgrado en Economía Internacional de la Universidad de Barcelona y un Diplomado en Negociaciones y Comercio Internacional por la Universidad Miguel de Cervantes en Chile.

Tiene cursos en Harvard Kennedy School, Incae, Universidad Politécnica de Madrid y organismos como OIT, USAID, ONUDI, Unión Europea, BID.
Fue presidente del Comité Empresarial Ecuatoriano, presidente de la Federación Nacional de Cámaras de Industrias y Presidente Ejecutivo de la CIP.