Personal Tras la pandemia, las empresas tendrán que hacer cambios en la distribución del personal.

Personal Tras la pandemia, las empresas tendrán que hacer cambios en la distribución del personal. Foto: FreePick

Agencia AFP
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Menos reuniones, más distancia

30 de abril de 2020 15:29

Cuando los trabajadores regresen a las oficinas tras el confinamiento, la pandemia de covid-19 habrá cambiado su entorno y algunas de sus prácticas. Expertos sanitarios prevén menos apretones de manos y reuniones, más bajas por enfermedad y tal vez un cambio para mejorar la higiene de los baños.

Los apretones de manos tendrán que evitarse “por una duración indeterminada”, dice Tom Frieden, quien dirigió los Centros estadounidenses para la Prevención y la Lucha contra las Enfermedades (CDC) durante la presidencia de Barack Obama. Además, las oficinas deberán pensar en mejores prácticas.

“¿Podemos tener puertas que no necesitan ser abiertas por gente? ¿Habrá que tomar la temperatura de todas las personas que entran?, se pregunta Frieden.

Los dispensadores de alcohol en gel serán un objeto habitual en las oficinas. Las empresas podrían rediseñar sus espacios comunes y hacer lo necesario para que nadie tenga que compartir puestos de trabajo, ordenadores ni teléfonos.

Se recomendará el uso de mascarillas y algunas empresas las suministrarán a sus empleados.

Los supermercados ya regulan el número de clientes presentes al mismo tiempo en la tienda, y muchos instalaron paneles de plástico para proteger a sus cajeros. El resto de comercios adoptaría medidas similares, especialmente de distanciamiento.

Otra medida podría ser escalonar los horarios de los empleados, e incluso los días laborables, para limitar el número de personas que coinciden en la oficina. “Una de las consecuencias positivas del covid-19 será, espero, que haya menos reuniones”, añade.

Por otro lado, la pandemia “tal vez anime a la gente a quedarse en casa cuando esté enferma”, dice Brandon Brown, epidemiólogo en la universidad de California Riverside, de EE.UU. Ese país nunca ha impuesto a nivel nacional el derecho a licencias por enfermedad pagadas, ni vacaciones remuneradas.

El resultado es que un tercio de los estadounidenses siguen yendo a trabajar cuando están enfermos para no perder dinero, según una encuesta realizada en octubre del 2019 por Robert Half.

El teletrabajo, que millones de personas han tenido que adoptar por la pandemia, se extenderá probablemente, según los rubros de las empresas. “La pandemia y el confinamiento mostraron que las reuniones en persona no son tan necesarias como se pensaban. Las virtuales tienen que convertirse en una opción sistemática”, añade el científico Brown.

El balance de la pandemia podría llevar a empresas a financiar una ayuda psicológica para sus empleados. “No olvidemos que mucha gente va a volver a trabajar tras haber perdido a familiares”, apunta Marc Wilkenfeld, médico en la universidad de Nueva York.

Al menos en EE.UU., donde el sistema de protección social no es universal, las grandes empresas, y tal vez algunas más pequeñas, tendrán que afrontar ese problema, porque todo el mundo necesita que los trabajadores regresen con buena salud física y mental.

Por otro lado, una mejora de la higiene en el trabajo será imprescindible, insisten los expertos.
Habrá que limpiar las superficies que más se tocan, especialmente en los baños. Los inodoros tendrán que estar impecables, ya que algunos indicios sugieren que el nuevo coronavirus puede circular en los excrementos.

Un estudio publicado por la prestigiosa revista médica The Lancet recomienda no ignorar los malos olores que proceden de los baños, las cocinas y los lavabos. Las tuberías deberán impedir que los gases se escapen de los circuitos de aguas usadas.

Para reducir los riesgos hay que bajar la tapa del inodoro, ya que tirar de la cadena puede liberar en una sola vez hasta 80 000 gotitas que pueden caer en superficies y permanecer en el aire durante horas, según un estudio reciente en Hong Kong.

Pero en los baños de las oficinas, es frecuente que los inodoros no tengan tapa.
Otro aspecto que se debe regular es el de las personas que podrán trabaja en las oficinas. Los empleados de más de 65 años, o quienes tengan enfermedades como diabetes o hipertensión, podrían ser los últimos en volver al trabajo. “No creo que todo el mundo regrese al mismo tiempo”, considera Wilkenfeld.

El Centro de Control de Enfermedades de EE.UU. indica que los empleadores deben tener un plan para responder de manera flexible a diferentes niveles de transmisión de la enfermedad en la comunidad y estar preparados para ajustar los planes de respuesta de sus empresas en la medida que sea necesario.

La entidad aconseja a las empresas considerar reducir al mínimo el contacto presencial entre los empleados con enfermedades pre existentes o adultos mayores. También plantea asignarles tareas amplia distancia.