Leonardo Gómez
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La risa en la oficina agrada y desagrada

Jueves por la tarde, un día normal de oficina. Cada empleado está concentrado en sus tareas; mantienen la mirada fija en sus computadoras: padecen de estrés laboral. De pronto ingresa una mujer con peinado de niña, la cara pintada y una gran nariz roja para dar una noticia de última hora: "Desde hoy, ¡yo soy la jefa!".

Se trata de Magdalena Soto, quien vestida de clown, ingresa y busca un escritorio ante la mirada atónita de todo el personal. Ella es la directora de Clown Célula Roja, una organización que utiliza la comedia para levantar el ánimo de la gente en hospitales y empresas.

Este es un recurso no muy utilizado en el país para las campañas de motivación en las empresas y para temporadas de cambio que, generalmente, producen cierta tensión en los empleados. Pero no es un trabajo que pueda hacer cualquier actor, explica Soto: "requiere de planificación y el estudio previo del panorama de cada empresa. Nosotros como actores debemos adaptarnos al ambiente para sacar sonrisas sin ofender a nadie".

Camilo Carcelén cuenta su experiencia como gerente de Notuslink, firma de estrategias digitales. El le abrió las puertas a esta herramienta de motivación para realizar un taller en su empresa.

"Rompe con el recelo y la timidez. Se realizan dinámicas grupales en el mismo espacio de trabajo y eso genera en los empleados un sentimiento de confianza entre ellos mismos. Los resultados son que toda la oficina trabaje mejor como equipo", cuenta Carcelén.

Uno de los inconvenientes que se puede encontrar al utilizar esta herramienta de motivación es la imagen de autoridad que muchos directivos intentan mantener por su cargo. Pero según Edgar Lascano, gerente General de Holística Consultores, una empresa enfocada en el mejoramiento del desempeño empresarial, esta imagen del jefe serio y formal es algo que se está perdiendo en las nuevas generaciones.

"El directivo serio y formal era el modelo que aprendimos los nacidos en la Generación X(1960 hasta 1980). Pero la generación postmilenium, que nacieron a partir del año 2000 ya no piensan en el trabajo como en un peso, sino en una diversión. Buscan trabajar en aquello que los haga felices", asegura.

Marcia Pulla, consultora en gestión de talento humano y directora de la firma MBPC consultores, no se muestra muy optimista en cuanto a utilizar este tipo de herramientas en las empresas, pues considera que la estructura laboral ecuatoriana no está lista.

"Se necesita de una planificación detallada, la presencia de un clown en la oficina y sus bromas pueden ofender a algunas personas", opina. Sin embargo resalta que en empresas con un ambiente laboral con mucha tensión, "una risa siempre va a caer bien a cualquiera".

Santiago Carcelén es director artístico de Clown Célula Roja. Explica que en un inicio el clown se utilizaba solo en hospitales, y es precisamente el personal de este sector el que suele ser el que más tensión y estrés acumula.

"Cuando uno llega vestido de clown se siente la tensión, muchas veces no basta con ir una sola vez. Es necesario ir varias veces para generar un ambiente de confianza en el que las personas no tengan miedo a romper con la formalidad y reírse un poco", dice.

Es evidente que la felicidad de un empleado es directamente proporcional a su nivel de productividad, explica Lascano. "Un empleado contento se siente agusto en su trabajo, no se tensiona y, por ende, trababa a buen ritmo".

Soto, como clown profesional, explica que al utlizar este método en las campañas de motivación empresarial se genera mayor empatía entre los trabajadores. Auqneu hay directivos que guardan cierta distancia, también hay muchos que son los primeros en "saltar del asiento" y participar, para así dar el ejemplo.

Dos puntos más

El perfil. No cualquier actor está capacitado para hacer clown en una oficina. Es diferente al que se realiza en hospitales en donde se realiza, generalmente, a manera de voluntariado.

A planificar. El uso de esta herramienta requiere de un plan.