Iván Tapia y Mario Guillén , los  creadores del robot, junto a  Fabián Gunsha, uno de los tutores de los jóvenes. Foto: Cortesía UNACH

Iván Tapia y Mario Guillén , los creadores del robot, junto a Fabián Gunsha, uno de los tutores de los jóvenes. Foto: Cortesía UNACH

Un robot ecuatoriano triunfó en Rumanía

16 de febrero de 2017 13:19

El robot que diseñaron Iván Tapia y Mario Guillén se llama Atahualpa, y tiene la habilidad de salir de complicados laberintos en solo unos segundos. Su creación superó en velocidad e inteligencia autónoma a otros 15 robots del mundo en el Robot Challenge.

Ambos jóvenes son estudiantes de la carrera de Electrónica y Telecomunicaciones, en la Universidad Nacional de Chimborazo. Los dos cursan el décimo semestre y por su creatividad y habilidad en la programación de tecnología, ya tienen propuestas laborales para después de su graduación.

Ellos obtuvieron el primer y segundo lugares con las dos versiones de su robot solucionador de laberintos, en el concurso mundial que se llevó a cabo en Rumanía, en noviembre pasado. Ambos también programaron un equipo de tres robots que juegan fútbol.

Los jóvenes obtuvieron un cupo en el torneo mundial, tras vencer a más de 30 concursantes de otras universidades en la fase nacional, que se realizó en agosto del 2016 en la Universidad Yachay. El equipo sorprendió al jurado con su habilidad para ensamblar y programar al pequeño robot.

Es que Atahualpa luce como un juguete infantil hasta que empieza a dominar la pista. Varios sensores, circuitos y motores integrados le permiten identificar obstáculos y evitarlos. Además, toma decisiones por sí mismo, por lo que es capaz de retornar por un camino, girar o elegir una dirección.

“Es un trabajo que nos tomó dos años perfeccionar. Prepararlo para el concurso en Rumanía nos tomó dos semanas sin dormir; además, al mismo tiempo cumplimos con nuestras tareas académicas y exámenes”, cuenta Iván Tapia.

Los dos jóvenes se asociaron como equipo en el 2013, cuando cursaban el cuarto semestre. El primer proyecto que desarrollaron era un bípedo que lograba ponerse de pie y caminar, pero no logró ningún premio en los concursos locales sobre la temática.

“Nos animamos a continuar porque nos apasiona la robótica. Nuestro trabajo cada vez era mejor y nuestros docentes nos capacitaron y nos facilitaron toda la información necesaria para mejorar nuestros diseños. Así empezamos a ganar en todos los concursos”, cuenta Mario Guillén.

De hecho, para que Atahualpa superara a los robots de los otros equipos fue necesario mejorar su velocidad, agilidad en la toma de decisiones y su estructura. Antes del prototipo final, el equipo hizo pruebas con otras tres versiones.

“Una desventaja que teníamos frente a los otros era la calidad de nuestra tecnología, en comparación con la de ellos. Nos enfrentamos a equipos rumanos, alemanes, mexicanos… que tenían elementos tecnológicos sofisticados, que pueden adquirir en sus países a bajo costo”, cuenta Tapia.