Magdalena y Soledad Chango son la administradoras y la diseñadora de los dibujos en las prendas autóctonas. Foto: Modesto Moreta / LÍDERES

Magdalena y Soledad Chango son la administradoras y la diseñadora de los dibujos en las prendas autóctonas. Foto: Modesto Moreta / LÍDERES

Ropa para la mujer y el hombre salasaka

12 de diciembre de 2019 13:14

Las habilidades en el hilado, el tejido y el bordado hicieron que una familia de la comunidad Salasaka, en Tungurahua, funde su emprendimiento.

Con una inversión de USD 3 000 instalaron ‘Runa Fashion’, una boutique especializada en la confección y la venta de ropa para las mujeres y hombres de esta parroquia indígena.

Con el dinero adquirieron mesas, perchas, materia prima (lana de ovino) y los maniquíes. También bisutería como aretes y washkas o collares. Este almacén funciona en el centro de este pueblo localizado en la vía Ambato-Baños, en Tungurahua.

Los diseños estilizados con cierto toque juvenil, sin perder la esencia de su cultura, las impone Soledad Chanco especialista en diseñar estas prendas con novedosos, llamativos y coloridos bordados hechos a mano.

El emprendimiento familiar cimentó sus bases el año pasado; cuando los cinco integrantes (padres e hijos) decidieron montar el negocio de las prendas. La idea fue porque sus integrantes son expertos en el tejido lishtas, bayetas, anacos o tres varas y media, y fajas para las mujeres, y para los hombres pantalón blanco, camisa blanca y el poncho color negro.

Todos son hechos a mano en los tres telares de madera que José Chango, padre de Soledad, tiene en su taller localizado en la comunidad Wasalata. Pero también los taitas y mamas tienen su espacio es este local con prendas autóctonas y sin cambios.

Chango dice que no había un lugar donde se comercialice la vestimenta salasaka. “No se teje porque son prendas difíciles de confeccionar porque es todo un proceso que inicia desde el esquilado de los ovinos, lavado, limpieza de la lana y el hilado”.

La joven explica que la gente de su comunidad ahora cuenta con un lugar exclusivo donde puede encontrar sus prendas de verter que les identifican. Su hermana Magdalena administra el negocio.

Las ventas de los anacos, lishtas, bayetas y otras prendas están creciendo por la calidad, los diseños de los bordados con colores llamativos, especialmente por los ejecutivos de las cooperativas de ahorro y crédito que les ayuda a estar elegantes y a la moda. “Antes no existía un sitio donde los indígenas puedan comprar y donde la atención sea en el idioma kichwa”, menciona Chango.

Además, se diseñan las blusas de color negro adornadas con bordados del pavo real, flor de papa y la naturaleza. “Cada prenda que confeccionamos es única, nuestra producción no es en serie, por eso es una prenda especial”.

Eso permitió que las ventas crezcan. En lo que va del año las ventas llegaron a USD 10 000. También comercializan sandalias elaboradas con finos tejidos.

Francisco cuenta que su madre le enseñó a hilar desde pequeña con el wango (madero grueso donde se almacena la lana).

Chango explica que para confeccionar dos anacos, de tres varas y media cada uno, tarda un año en hilar. “Para tejer la principal prenda de vestir de la mujer se necesitan cuatro ovillos de lana, todo este proceso hace que la prenda pueda costar USD 200. Una lishta USD 150, un poncho USD 400”.

Hace tres meses realizaron una nueva inversión de USD 3 000 para mejorar el local comercial. Ahí también vende los telares elaborados en madera que son como un recuerdo para los turistas que visitan el local. “En este emprendimiento familiar trabajamos cinco personas”, comenta Chango.

Luzmila Masaquiza es una de los clientes frecuentes de ‘Runa Fashion’ en el centro de Salasaka. Conoce a la familia Chango hace más de cinco años. Por recomendación de sus amigos y familiares llegué al taller de José en la comuna Wasalata. El trabajo que efectúan es de calidad. “El tejido fino y como una especie de motas pequeñas demuestra que es una prenda especial y fina. Lo importante es que es a bajo precio”.

Antes no teníamos que buscar a quien comprar la ropa o nosotros mismo tejer, pero ahora tenemos esta boutique que mantiene la identidad del pueblo salasaka.

Tenga en cuenta

En el taller 
de José Chango, en Wasalata, se confeccionan ponchos, lishtas, bayetas, ponchos, blusas con contenido intercultural. El emprendimiento inició con una inversión de USD 3 000.

Los artesanos permanecen entre 6 y hasta 8 horas diarias en el trabajo para diseñar cada una de sus creaciones, especialmente en los bordados. Están relacionados con la naturaleza.

Los ríos, los chaquiñanes, la flor de maíz, las frutillas, las montañas, los animales andinos y las aves que son graficadas en las prendas de color blanco que visten con orgullo las niñas y las jóvenes.