Viviana Tierra, Jhon Ayol y Jenny Ayol administran Empri Runapak Churay, una marca de ropa y bisutería. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

Viviana Tierra, Jhon Ayol y Jenny Ayol administran Empri Runapak Churay, una marca de ropa y bisutería. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

La ropa indígena ahora se vende por catálogo

1 de mayo de 2018 07:41

Blusas, anacos, rebozos, y una variedad de prendas y accesorios de la cultura Puruhá se exhiben en catálogos de ventas que ya recorren todo el país. Empri Runapak Churay, una empresa que comercializa ropa indígena por catálogo, tiene como público objetivo los migrantes chimboracenses y de otras culturas, que viajaron del campo a la ciudad.

Ellos ofrecen toda la indumentaria indígena bajo pedido. Así los clientes reciben su orden en su domicilio, independientemente de la ciudad en la que vivan. La empresa cuenta con 75 agentes de ventas en 20 ciudades del país.

En las revistas se muestra una variedad de atuendos que cuestan entre USD 16 y 150, dependiendo de la calidad de las telas, si los bordados se hacen a mano o a máquina y de la originalidad de las materias primas.

“La idea es comercializar ropa que alienta a las jóvenes a usar su traje originario y que está al alcance de sus bolsillos”, dice Viviana Tierra, encargada de la parte financiera de la empresa.
Empri Runapak Churay se lanzó al mercado en septiembre del 2017. Aunque su gerente, Jhon Ayol, empezó a construir el proyecto hace cuatro años.

Él tenía 17 años y cursaba sus estudios de enfermería en la Universidad Nacional de Chimborazo, cuando soñaba con poner sus diseños de ropa en escena y convertirse en un empresario. Su familia decidió respaldarle e invertir USD 5 000 de sus ahorros en la adquisición de materias primas.

“Jhon siempre nos hablaba de la empresa que quería fundar. Cuando vimos que sus ideas eran buenas decidimos sumarnos todos”, cuenta Jenny Ayol, administradora del negocio.

Ambos hermanos se prepararon con cuatro meses de anticipación. Viajaron a varias provincias para estudiar los mercados, otras empresas de moda, y a los posibles proveedores.

Entre tanto, otro grupo de familiares se ocupó de la elaboración de las blusas y anacos. Seleccionaron diseños modernos para atraer la atención del público joven.

La comercialización de las prendas por catálogo surgió como parte de la estrategia para llegar a todo el país. Ayol esperaba posicionar y difundir la ropa indígena a la par de otras marcas conocidas.

La empresa seleccionó 22 jóvenes de Guamote, un cantón situado a 40 minutos de Riobamba, donde está ubicado el taller de confección. Ellas fueron electas tras un casting y ahora son el rostro que promociona los productos de la empresa.

“Un propósito adicional es fortalecer la identidad indígena Puruhá. Por eso capacitamos a nuestras modelos y estamos formando una escuela de modelaje profesional. Queremos mostrar que en el sector indígena también hay belleza y propuestas de moda”, dice Ayol.

En la primera semana desde el lanzamiento la empresa recibió pedidos de Riobamba, Quito y Guayaquil por USD 1 400. Desde entonces las ventas se han mantenido en un promedio similar.

Cada semana se atienden como mínimo 32 pedidos que se envían a unas 20 ciudades distintas, aunque la mayoría está en Riobamba.

“No nos esperábamos tanta acogida. Nos preparábamos para un proceso de publicidad y posicionamiento en el mercado, pero gracias a las redes sociales tuvimos una aceptación inmediata”, cuenta Tierra.

Datos

Empleo. Seis miembros de la familia se emplearon en la empresa. Además se crearon 75 fuentes de empleo indirecto.

Los planes. La empresa surgió también con una finalidad de ayuda social, parte de los ingresos se destinarán a la creación de la Fundación Empri.

Facturación. Empri factura mensualmente USD 1 700 en promedio.

Convenios. En el catálogo también se exhiben prendas como fajas y cintas fabricadas en otras comunidades.