El manabita Cesar Álvarez es el propietario de una planta procesadora de chifles, llamada El Campeón. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES

El manabita Cesar Álvarez es el propietario de una planta procesadora de chifles, llamada El Campeón. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES

María Victoria Espinosa
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El sabor natural del chifle es la esencia

2 de septiembre de 2019 10:22

Hace nueve años, Cesar Álvarez atravesaba una difícil crisis económica. El racimo del plátano se vendía a USD 0,20 en los mercados de Chone (Manabí).

Con ese precio no alcanzaba a sostener los gastos de la plantación. Un día mientras conversaba con Loli Álvarez, una de sus hermanas que vive en Europa, se le ocurrió vender el plátano verde convertido en chifles. Su hermana lo apoyó y le depositó USD 800.

Con ese dinero compró una freidora con una paila y adecuó una ramada de cinco metros de ancho por ocho de largo. Inició todo.

El primer día que comercializó el producto, solo vendió seis fundas pequeñas de chifles. Pero con el paso de los días, las ventas aumentaron a 20 y luego 50 diarias.

Al principio, el empaque era transparente. Luego, el emprendedor desarrolló un diseño y decidióllamarlo El Campeón.

Para ampliar la distribución, Álvarez decidió vender su camioneta y comprarse un pequeño camión. Con el vehículo pudo promocionar los chifles en recintos cercanos a Chone, Tosagua, Rocafuerte y también en Manta, pero a través de amigos que le ayudaban a colocar los chifles.

A los cinco años pudo ampliar la planta a 24 metros cuadrados y comprar máquinas para empaquetar el producto, que le costaron alrededor de USD 60 000. “Fue muy difícil al principio, pero no rendirme hizo que llegaran nuevas oportunidades”.

Una de esas fue distribuir el producto en al menos 10 provincias, incluida Galápagos. El Campeón se vende en supermercados nacionales como Megamaxi, Mi Comisariato, Almacenes Tía y otros.

Para Álvarez, vender chifles es rendirle un homenaje a sus raíces montuvias manabitas. Eso debido a que este plátano - cortado en rodajas - es parte de la mayoría de platos típicos de Manabí. “Los montuvios tienen una sabiduría ancestral para hacer que el sabor del plátano sea diferente al cultivado en otros lugares”.

Por eso, Álvarez afirma que ha buscado conservar el sabor típico del chifle. Por eso no utiliza químicos ni saborizantes que modifiquen el sabor.

Sin embargo, han logrado diversificar sus productos, pero naturalmente. Es decir, también tiene chifles picantes, con la receta del ají manabita y chifles elaborados con plátano maduro.

Rocío Zambrano es una consumidora del producto. Ella lo adquiere en un supermercado de Manta y se lo envía a sus hijos de refrigerio o también para acompañar el encebollado, el ceviche o las sopas de pollo. “Me gusta mucho este chifle porque lo siento natural, como el que hacía mi abuela en la finca por cantidades”.

La facturación del negocio es de USD 30 000 mensuales. Aunque, Álvarez señala que antes del terremoto del 16 de abril del 2016, las ventas llegaban hasta USD 45 000.

Bajaron USD 20 000, durante el primer año del terremoto. De hecho, luego del sismo la producción de varias semanas se envió como donaciones a las zonas más afectadas de la provincia. “No nos recuperamos del todo, pero seguimos luchando por estar en el mercado”, comenta.

Álvarez señala que expandir su negocio en estos nueve años ha sido difícil. Una de las anécdotas del emprendedor es de hace dos años, cuando intentó exportar por primera vez su producto.

Una agencia le propuso que vendiera a E.E.U.U. y Europa. Álvarez obtuvo los permisos y certificados para exportar. Además diseñó un nuevo empaque, de mejor calidad traducido al inglés.

Sin embargo, se rechazó el producto porque en la etiqueta le colocaron que tenía gluten.
Álvarez perdió USD 15 000 y aún no cancela el contrato con la agencia. “Fue una experiencia para aprender. Ahora estoy pagando ese dinero y aún quiero exportar”.

El chonense debió hacer un nuevo estudio para determinar que el nivel de gluten es mínimo. Ahora tiene una nueva propuesta desde Chile. Ya envió las primeras muestras y fueron aprobadas.

Aspira que el producto ecuatoriano se conozca en más lugares de la región.