En Alausí, algunos trabajadores recogen el  cereal de manera artesanal. Es el cantón en el que más se produce a escala nacional. Durante la época de verano es cuando se hace la cosecha. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

En Alausí, algunos trabajadores recogen el cereal de manera artesanal. Es el cantón en el que más se produce a escala nacional. Durante la época de verano es cuando se hace la cosecha. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

La siembra de trigo toma impulso en Chimborazo

20 de julio de 2018 09:01

Los campos de Alausí lucen dorados en esta temporada del año. Entre julio y agosto las cerca de 1 000 hectáreas de trigo que sembraron unas 2 000 familias de las 10 parroquias de ese cantón, situado al sur de Chimborazo, están listas para la cosecha.

Alausí tiene la mayor cantidad de hectáreas sembradas con ese cereal en la provincia; le siguen Chunchi y Guamote. Chimborazo, a su vez, es la primera productora de trigo a escala nacional.

Esa provincia abastece el 0,98% de la demanda nacional de trigo; entre Imbabura, Carchi, Loja y Cañar abastecen el 1,02%. El 98% restante se importa desde Canadá, Chile y Argentina.

“El trigo es una de las materias primas que más requiere la industria. Se destina para la fabricación de harina, que es uno de los alimentos que más se consume en el país. Sin embargo, a pesar de que la demanda se incrementó, el número de productores ha estado disminuyendo”, cuenta Danilo Basantes, director provincial del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) en Chimborazo.

Algunas de las razones por las que los agricultores dejaron de sembrar trigo tienen que ver con los bajos precios que se pagaban en el mercado. Además, debido a un fuerte movimiento migratorio, escaseó la mano de obra.

“Los jóvenes ya no quieren cultivar. Casi todos migraron a las ciudades a estudiar y ahora buscan trabajo en otras áreas. La agricultura ya no les interesa”, comenta Julio Sánchez, de la comunidad Guñac, en Alausí.

Él, al igual que otros 26 agricultores de la zona, siembra trigo desde hace más de 30 años. Antes habían más productores, pero muchos abandonaron sus tierras por migrar a otros países.

Según una investigación que hizo el MAG, la edad promedio de los agricultores es de 55 años y los jóvenes no demuestran continuidad con el oficio de sus padres.

“Esa realidad nos motivó a diseñar una estrategia para motivar a la gente a volver a sembrar trigo. Se aplica con un enfoque de cadena productiva”, dice Basantes.

El MAG se alió con la organización no gubernamental Codespa y a los gobiernos municipales para emprender la campaña. La ayuda consiste en capacitar y asesorar a los productores para que obtengan un mejor rendimiento en sus cultivos y prueben variedades idóneas para la industria panificadora - el pan es el alimento que más consumen los ecuatorianos - , pues las que actualmente se siembran (Vivar y Cojitambo), aún no cumplen con los parámetros de humedad, impureza y peso electrolítico que demandan las empresas molineras.

“Estamos haciendo varias pruebas de campo para encontrar las variedades más aptas para esta zona”, explica Fabián Cerón, técnico del MAG para Alausí y Chunchi.

La estrategia para impulsar la siembra del trigo se inició hace cuatro años y ya se miran los primeros resultados. En el 2014 se producía 0,6 toneladas de trigo en cada hectárea de terreno (t/ha); para el 2017 el promedio de producción se incrementó a 1,5 t/ha, aunque en algunos sitios el rendimiento fue de hasta 3 t/ha.

Otro punto fuerte de la estrategia es la ayuda en la comercialización. En Gonzol, Chunchi, se construye un centro de acopio que entrará en funcionamiento en agosto, cuando se da la mayor cantidad de cosechas.

Desde allí se distribuirá la totalidad de trigo acopiado al país. El MAG ya negocia la venta del cereal a las principales industrias molineras y, en ese proceso, se cuenta con el respaldo de los técnicos de la ONG Codespa.

“Hemos logrado acuerdos muy importantes. Hay compañías que ya cuentan con planes de responsabilidad social que incluyen el apoyo a los pequeños productores, como Moderna Alimentos”, dice Freddy Costales, coordinador de Codepsa en Chimborazo.

Los agricultores también reciben capacitaciones para aprender a manejar registros contables básicos y la visita constante de técnicos que revisan sus cultivos. Además, recibieron kits de fertilizantes y semillas certificadas.

El acceso a microcréditos también es parte del plan. Hay instituciones aliadas como la Cooperativa Fernando Daquilema que ofrece créditos de fácil acceso, con intereses bajos.
“El campo está tomando un nuevo impulso. Ahora ya no sólo pensamos en no dejar de producir trigo, sino en producir trigo de la mejor calidad para que el precio en el mercado se incremente”, dice Manuel Apulema.